Unas de las mayores satisfacciones que tenemos los que esquiamos en Masella se producen al principio y al final de temporada. Y en este momento estamos disfrutando del segundo. Ver cómo cierran todas las estaciones del entorno y que la tuya todavía te dejará esquiar unos días más es algo que se parece (no quiero ser malo) a pasar por una carretera nevada con ruedas de contacto cuando ves que todos los coches se están quedando tirados.
Y sí, ya sólo quedamos nosotros en el tablero de juego. Primero fueron las del sur de Francia y el lunes sacaron la llave y los candados el resto de estaciones. Pero una vez más, aquí seguimos con la posibilidad de poder deslizar por las pistas y afrontamos los días nos quedan con una euforia mayor que de costumbre.
Porque sí, aunque parece imposible que se pueda esquiar con el calor que hace, arriba en pistas se esquía de maravilla. Son pocas horas pero dejan sensaciones enormes.

El 1 de mayo es nuestra fecha. Dos semanas... Son pocas, pero se vivirán de manera intensa, rodeados de otros forofos de la nieve, tanto locales como venidos de otros lugares del Pirineo, pero con el denominador común de estar inoculados por el virus blanco de la peor mutación que nos convierte en los últimos mohicanos, la resistencia, el último reducto de esquiadores en las estaciones de esquí.
Me temo que ninguno de estos cuatro va a faltar a las últimas citas con la nieve
Si eres de los nuestros y el cierre de tu estación te ha dejado la sensación de bajón propia de cada final de temporada, no lo dudes y pásate por Masella. Y hay una buena noticia. Si lo haces acompañado de un poseedor de forfait de temporada, esquías gratis. Tal como lo oyes. Y no se lo digas a nadie, pero vuelve el frío... ¡Nos vemos en la nieve!