Así que se plantó ante Culibilla, y esta, que no quería a Balaitús gritó “A mi las hormigas” y todas las hormigas blancas del Pirineo cubrieron a Culibilla para salvarla de Balaitús.
Este, asustado, emprendió la huida. Culibilla, agradeció a las hormigas clavándose un puñal en su pecho para guardar allí a todas las hormigas (el forau de Peña Foratata, en forma de hormiguero), por eso no se encuentra ninguna hormiga en sus alrededores. Y Culibilla se hizo llamar desde entonces, en honor a las hormigas, Formigal (que en fabla aragonesa significa hormiguero)
Fuente: Leyendas aragonesas