Queridos amigos, aquí estoy de nuevo para contaros cómo fue mi fin de semana de “freeride” en Baqueira.
En la primera parte (aquí la puedes leer si te la perdiste) os contaba cómo fue un poco la historia que me llevó hasta el helicóptero, uno de los sueños que tenía como esquiador y uno de los que sigo teniendo porque sé que mi relación con el heliesquí no ha terminado aquí. Es más, ahora tengo más ganas que antes de volver a subirme en uno de esos pájaros que te acerca en un instante a tus sueños, que seguro que son muy parecidos a los míos.
Sinceramente, ahora que ha pasado un poco de tiempo, el helicóptero ocupa un segundo plano. La nieve. La nieve es la clave. El helicóptero es el medio más rápido que tenemos para alcanzarla, pero la protagonista es la nieve, como casi siempre en todo lo que tiene que ver con nuestro deporte. En este tiempo que ha pasado recuerdo la nieve. La recuerdo y la echo de menos y sé que lo repetiré porque la quiero volver a sentir. La tengo que volver a sentir. En la vena te queda esa sensación dulce y amable que roza tus esquís y te lleva a donde has querido estar siempre.
La primera bajada fue como os conté. Con nervios, soltando adrenalina, sintiéndote sobre los esquís en una nieve que no suena, que se deja, que te quiere y que te hace disfrutar como pocas. Con el cuerpo tenso y rígido, con la cabeza a mil por hora, tratando de tener bajo control cosas a las que no estás acostumbrado. Pero, también es la bajada que te devuelve a tu “yo esquiador”, a lo que eres de verdad sobre unos esquís y poco a poco, giro a giro, respiración tras respiración te vas sintiendo cómodo y relajado. Te dejas llevar y empiezas, de verdad, a disfrutar.
Me gustaría recalcar lo de la respiración porque es casi lo único que se oye, o que oía yo. De vez en cuando algún grito de satisfacción de algún compañero o alguno propio, porque no los puedes evitar. Pero sí, ahora, cuando cierro los ojos y recuerdo, oigo mi respiración, y un poco un sssssss suave de la nieve.
La montaña estaba preciosa y justo como te la esperas para un día especial
(Se pueden ampliar las imágenes haciendo clic sobre ellas).
Pues la segunda subida al helicóptero es muy rápida. Las “transiciones” eran siempre muy rápidas y muy mecánicas. Cada uno tiene su sitio, el guía te dice cuándo, y todo está explicado previamente. Creo que éramos un grupo muy disciplinado en ese aspecto, y creo que así debe ser, porque, al fin y al cabo, todo eso se hace así por seguridad.
Antes de subir al helicóptero Jorge, nuestro guía, desconectaba el mecanismo de activación de las mochilas ABS, seguridad ante todo. Y, lógicamente, antes de iniciar el descenso en esquí lo volvía a conectar. Es algo que puedes hacer por ti mismo, pero los guías tienen que asegurarse de que esté bien hecho.
Anna, Quique, Francesc y yo disfrutando de unas vistas impresionantes.
Los descensos son cada vez mejores. Sin duda el hecho de coger un poco de seguridad, el comprender que el medio está siendo tremendamente amable con nosotros, con una nieve ideal, con un día magnífico, con un grupo fantástico y, en general, con todo a favor es difícil pasarlo mal. Y no solo no lo estábamos pasando mal, sino que lo estábamos pasando muy bien.
Con una montaña rebosante de nieve, buenos guías de montaña, un helicóptero y un buen par de esquís puedes cumplir uno de tus sueños como esquiador.
Lo malo de estas cosas es que el reloj no se detiene, y si las bajadas son rápidas y el helicóptero más, el tiempo también lo es mucho. Y cada vez queda menos por disfrutar. O no. Porque cada vez lo estamos haciendo más, y porque las mejores bajadas todavía tienen que llegar.
Estábamos haciendo un pequeño descanso mientras esperábamos al helicóptero, después de un descenso largo, que siempre se hará corto para el que lo disfruta, pero que tiene sus metros. Sinceramente, las piernas las tenía perfectas, mejor que en la primera bajada, con más ganas todavía que al comenzar, con una temperatura ideal, con una sensación de tranquilidad tremenda y supongo que mis acompañantes estarían muy parecido. Pues estábamos esperando, como decía, y alguien preguntó al guía, a Jorge Valle, podéis confiar en él si alguna vez necesitáis un guía, -Jorge, ¿cuál es la mejor bajada? Y su respuesta fue tan humilde y sincera que la recordaré siempre. -No me puedes preguntar eso. No lo sé. Depende… Y unos cuantos comentarios más a los que ya nos sumamos todos. Cada uno dijimos algo diferente, todo muy vago, ninguna idea fija ni segura.
¿La mejor bajada? A modo de consenso quedamos en que la mejor bajada es la que está por venir, la siguiente. La mejor nieve la que tienes bajo los esquís, y los mejores esquís los que llevas en los pies. Y así serás siempre un esquiador feliz.
¿Bajadas buenas? Bajadas buenas lo son todas.
Pero la que venía a continuación era de las buenas buenas, y de las que vale una mañana de heliesquí, solamente el estar ahí arriba lo vale. Blanca. Nieve blanca, completamente blanca, sin pisar por nadie en lo que pueden abarcar tus ojos, con pendiente. Con pendiente de volver a cargar de adrenalina tus venas y con pinta de ser larga, muy larga.
Magnífica bajada de uno de los esquiadores de otro grupo. Por supuesto, la foto es de Gorka Martínez.
Muy suave la nieve, no importa la pendiente cuando la nieve está así y aunque sí era muy larga se me hizo muy corta y ahora que la estoy viviendo de nuevo se me hace tan pura que tengo la necesidad de volver a hacerla. En cuanto terminé el primer tramo supe que tendría que volver y, si hubiera podido, hubiera vuelto a subir aunque fuera andando para volverla a bajar, y estar así el tiempo que hiciera falta, que siempre hubiera sido poco porque no te puedes cansar de una bajada así.
Tengo que decir que ahí los guías hicieron un poco más de hincapié en cómo debía ser la bajada, por dónde y cómo estaba la nieve en todo momento. Y eso te da un plus de seguridad que quizás otros no, pero yo sí necesito, al menos de momento.
Sin duda el trabajo de los guías de montaña es duro y difícil, pero me parece a mí que este día disfrutaron de lo lindo. Un magnífico equipo de guías.
Después de esa bajada hubo otra de transición que fue espectacular, ya totalmente ciegos de nieve y dejándonos llevar, al menos yo me encontraba suelto como si estuviera en mis pistas de fin de semana habituales. En esa transición me tocó ir bastante seguido tras Jorge Valle y te dejas llevar, esquías más relajado, con más velocidad, muy tranquilo y todo sigue siendo suave bajo tus pies.
Tras esa transición una gran bajada, larga, en la que nos han dicho que está Gorka, el fotógrafo, ya sabéis cómo tensa eso a un esquiador cualquiera. No hay nada peor, por lo menos para mí, que saber que una cámara te está enfocando. Pero aún así se disfruta, y además, es un recuerdo que quiero tener. Es más, me han regalado (gracias Joan) un póster porque el trabajo de Gorka fue buenísimo.
Después de reunirnos todo el grupo tuvimos que andar un poco, bastante poco, pero le dio a la mañana el toque “freeride” que tenía que tener, porque el helicóptero es muy cómodo, pero todo tiene su final. Habíamos subido en él cinco veces, en traslados súper eficaces con cinco descensos, el último sería hasta el parking y aunque fuera el que, al menos yo, hice con menos gusto también lo disfruté, y mucho. Porque el parking, al final, te devuelve a la realidad, y la realidad es que el helicóptero tardaré en cogerlo de nuevo, y catar esa nieve otra vez también me llevará un tiempo.
Pero quedaba el último tramo. Y lo hicimos rápido, pero rápido es rápido y así se me pasó volando el tramo que no hubiera querido hacer porque me llevaba al final de la mañana.
Y ahí Salomon y la organización nos volvió a dar una sorpresa, porque nos esperaba un buen almuerzo que nos iba a sentar de maravilla. La organización estuvo de sobresaliente en todo momento, y el almuerzo era el punto que le faltaba para el diez.
Pudimos charlar con los de los demás grupos y compartir un poco experiencias, pero básicamente lo hicimos entre los grupos que la casualidad y la organización habían montado. Al fin y al cabo, cuando tienes una experiencia así en la nieve quedas unido de alguna manera a tus compañeros. En mi caso unos compañeros estupendos. Quedamos de acuerdo en que después de la comida que habíamos tomado y de la bebida (2 Aquarius casi seguidos, a pesar de que habíamos tenido agua en el helicóptero) estábamos listos para repetir de nuevo. ¡Ojalá hubiera sido verdad!
Nos trasladaron al helipuerto en furgonetas, de nuevo la organización muy bien, y después de despedirme hasta el día siguiente me vi en el coche. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Buuuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!! ¡Qué día de esquí! ¡No me lo podía creer! ¿Y ahora qué hago? Pues llamar a casa, hablar con los amigos esquiadores, ducharme y ¿qué hago yo aquí si no conozco a nadie? Pues ir de tiendas.
Al lado del hotel tenía una que me llamó la atención por su cuidado escaparate la noche anterior: M+ Vielha, y me gustó entrar y echar un vistazo por dos motivos. El primero el cuidado con lo que todo está puesto y expuesto, y el segundo, y que fue muy especial para mí, encontrarme con Suso Folgar, el increíble esquiador que durante tanto tiempo he seguido en las redes. Me sorprendió mucho porque es un chico súper amable, como si nos conociéramos ya de hace tiempo. Estuvimos hablando de esquís y de algunos amigos comunes. Le conté lo que hacía allí y lo que tenía que hacer al día siguiente y me recomendó que probase los Rossignol SKY7 en lugar de los Soul 7 que yo llevaba en la cabeza alquilar para el día siguiente. Me explicó que para ese tipo de actividad y con el tipo de nieve que había en esa zona me podían ir mejor… A ver, si te lo dice un profesional como él, ¿qué vas a hacer? Pues irme a la tienda que me había indicado a ver si tenía suerte y los encontraba. Fue un placer conocerlo en persona, y espero esquiar a su lado algún día.
Preciosa tienda, muy bien atendida y además, te puede asesorar un "pro" como Suso. Todo un lujo.
Pues después de dar un paseo por Vielha y entrar en algunas tiendas más (mucha tentación, tiendas muy guapas), me acerqué a Baqueira Beret a la tienda de M+ Ruda, y sí tenían un par de SKY7 en 1,80, que es lo que me había recomendado Suso. En el tiempo que me preparaban los esquís me probé un par de chaquetas y no sé para qué lo hago, si al final siempre termino comprando… Menos mal que pude contenerme y únicamente me fui con los esquís por un día.
Muy buen material en M+ Ruda, jugué con fuego probándome cosas nuevas...
A la mañana siguiente estaba mucho más descansado que el día anterior. No mucho, pero algo sí que dormí. Mucha emoción recordando los buenos ratos de esquí y todas las sensaciones que había tenido durante el día y un poco de nerviosismo por lo que quedaba por llegar.
Y no todo podía ser perfecto en el fin de semana. Las condiciones de visibilidad eran bastante precarias, y no se iba a poder llevar a cabo la actividad en la que seríamos remolcados por motos de nieve después de cada bajada, pero aún así la organización, con Carlos Alhambra a la cabeza, seguía con parte del plan adelante.
El domingo teníamos prevista la actividad con Javi Montes, seguro que muchos de vosotros sabéis quién es. Habréis leído artículos suyos y visto muchas fotos en Solo Nieve. Además, y eso yo no lo sabía, Javi es un extraordinario fotógrafo de la naturaleza y tiene fotos impresionantes (Creo que vale la pena echar un vistazo a algunas fotos suyas). Con premios importantes a nivel internacional. Pero para el tema que nos ocupa, Javi Montes es un esquiador experimentado, que conoce la montaña y que nos iba a dar una clase magistral del esquí fuera de pista.
De nuevo, nos encontramos ante un hombre que transmite mucha calma hablando de esquí, de seguridad en la montaña, del tipo de terreno que vamos a encontrar… En definitiva, te hace sentir cómodo y seguro, que es muy importante cuando estás fuera de tu hábitat natural.
Javi nos reúne a su alrededor y con su voz tranquila nos cuenta cómo va a ser la siguiente bajada.
Desde luego, a lo mejor no estamos siguiendo el plan que estaba previsto, pero en esos momentos no me cambiaba por nadie: buena nieve, buena compañía, la chispa que pone la actividad fuera de pista y el reto de la visibilidad, que no te ayuda a ver pero que te obliga a sentir.
Combinando sillas y pequeñas pateadas hacemos unos cuantos buenos descensos y, como digo, no echo de menos nada en esos momentos.
Al terminar, igual que el día anterior, tenemos un pequeño pica pica para reponer fuerzas, de nuevo, y aunque lo importante es el esquí, valoramos mucho la buena atención por parte de Salomon. Se pueden hacer las cosas bien o muy bien, y Salomon optó por hacerlas muy bien: primero por el tipo de actividad y los medios puestos a nuestra disposición, pero después, y es posible que lo más importante, por las personas elegidas para llevar a cabo las actividades. Tanto el equipo de guías del día anterior, piloto, como Javi Montes el domingo, acompañado por Juli Sala, como Carlos Alhambra y Anna Campolier hicieron que tuviéramos un fin de semana que, por lo menos yo, no voy a olvidar nunca.
Pero todavía quedaba una última bajada por hacer, y en este caso sería por pista para llegar hasta el aparcamiento en el que teníamos los coches.
Yo había hecho un poco de pista con mi compañero Francesc mientras los demás esperaban el almuerzo, no podía irme de Baqueira sin haberla probado un poco, y sabía que había mucha niebla. Así que me situé detrás de Javi Montes que casi seguro era el que mejor conocía las pistas. Y fue una bajada increíble. Sin ver poco más que a Javi me tuve que fiar e ir detrás y copiar, en la medida de mis posibilidades, sus gestos. ¡Qué bajada! No sé si Javi llegará a leer estas líneas, pero lo que seguro que para él fue una bajada de transición sin más, para mí fue un rato excelente. Tras un buen esquiador, con ritmo y sin prisa pero sin pausa. Una clase que me llevé sin saberlo mi profesor improvisado. ¿Niebla? Sí, debía haber mucha, pero yo apenas la vi.
Después de tomar algo y reponer fuerzas, nos despedimos y dimos un aplauso para Carlos, Anna, Juli y Javi por su buen trabajo y el excelente fin de semana que nos regalaron. Como no, Salomon lo puso todo para que saliera perfecto, y perfecto salió.
Reunido todo el grupo en el parking, nos despedimos unos de otros. Con un aplauso merecido para todos los que tuvieron algo que ver con la organización y que desde estas líneas quiero repetir. Muchísimas gracias a todos.
Aquí os dejo un pequeño video con el sonido original y muy poco editado para que podáis ver un poco lo que vimos nosotros y ojalá que pudiérais sentir un poco de lo que nosotros sentimos.
Heliesquí Baqueira from Alvaro Urzaiz on Vimeo.
También os dejo un pequeño video de los recorridos que hicimos recogido en el GPS de mi compañero de aventuras Francesc, muchas gracias Francesc.
(**) Las fotos de acción son de Gorka Martínez, que es un excelente fotógrafo, os dejo un enlace por si os puede interesar: Gorka.
Por cierto, si no os habéis apuntado todavía al SORTEO que haremos la semana que viene todavía estáis a tiempo. ¡Mucha suerte!