Siempre hay un momento, en primavera, en él que la montaña se convierte en un verdadero terreno de juego para cualquier amante del esquí. Es cuando disfrutar de las últimas grandes nevadas de la temporada y del calor de la primera. Es en esta época que gracias a las altas temperaturas, el manto se estabiliza de forma homogénea y convierte la montaña en un enorme “Mountain Park”.
Levamos toda la temporada esperando la nevada que, por fin, blanquee nuestras montañas y que podamos esquiar de la forma más libre que conozco: el esquí de montaña. Por desgracia, esta temporada, las nevadas siempre han sido seguidas por fuertes temporales de viento que dejaron los picos sin nieve. Incluso, se podría decir que la frase del año ha sido “Lo que el viento se llevó”.
Sin embargo, esta semana ha caído una fuerte nevada que ha dejado más de 1 metro de nieve en todo el Pirineo. Esta vez el viento no se llevó nuestros amados copos y hemos disfrutado de unos grandes días de polvo. Pero esta nevada llega tarde y el calor de estos días ha trasformado la montaña en un gran terreno de nieve primaveral.
En mi opinión, la primavera es uno de los mejores momentos del año para disfrutar de la montaña. Ya que siempre sabemos a que tipo de terreno nos enfrentáremos: es decir un enorme terreno de juego por él que tirarse con los ojos vendados y sin concesiones. Gracias al calor la nieve se compacta en primavera y estabiliza el manto. Lo que nos ofrece un superficie muy divertida en la que jugar.
Siguiendo esa filosofía salimos, un miércoles cualquiera, Leo Tarrat e yo (vuestro servidor) para disfrutar de un día de esquí de montaña. Para ello decidimos acercarnos a Andorra por el cuello de Porté-Puymorens y elegimos Los Pedrons por su vertientes Nord-oeste, ya que nadie suele esquiarla por ser una zona bastante avalanchosa. Pero, de momento, nuestra única meta es disfrutar de un día en la montaña y nos preparamos para un subida dos horas, por las crestas fronterizas con Francia.
Los Pedrons están muy frecuentados por los esquiadores de montaña, así que empezamos siguiendo las huellas hasta el pico, por el lado francés, que es mucho más bonito que desde Pas-de-la-Casa. Al principio, subimos por una nieve muy dura y crostosa que nos hace presagiar una bajada bastante mala. Pero a medida que subimos y que el sol aprieta, la nieve se va trasformando y la subida se vuelve más agradable.
Una vez en el pico, bajamos una primera pala que usamos para controlar la estabilidad del manto de nieve. Pero en cuanto nos damos cuenta que no hay ningún peligro, a parte de las purgas que provocamos nosotros mismos, decidimos abrir dos pendientes que nadie había esquiado estos días. Por lo que hemos disfrutado de una buena bajada con una nieve primavera profunda y rápida. De hecho, me encanta cuando la montaña se convierte en un terreno de juego gigante por él que tirarse sin miedo.
Me gustaría justo añadir, que si bien la montaña es muy divertida en primavera y que suele ser más segura. Eso tampoco quiere decir que no debemos tener en cuenta las reglas básicas de seguridad, puesto que las avalanchas de primavera provocan víctimas todos los años. Pero si tienes respeto por la montaña, entonces podrás disfrutar del mejor “Mountain Park”.