A mi Chamonix me trae reminiscencias de noches de insomnio en el interior de un saco de dormir, imposible dormir con -15 dentro de la tienda,duermevela...,despertar tiritando de frio y miedo por la escalada inminente, el sonido del hornillo, sin decir una palabra..., el sonido del material de escalada, y los mosquetones y tornillos que se te pegan a la piel de la temperatura muchos grados por debajo de 0. De caminar por la Vallée blanche hacia nuestro objetivo, de grietas y seracs, de hielo estalladizo que te azota la cara, de verticalidad vitrea, inmerso en un universo alucinante, del termo de té ardiendo que te devuelve el calor perdido, de llegar al final de las dificultades pero no acabar ahí el peligro, de volver a la tienda exhausto pero pleno de sensaciones, de caminar por aristas que te dan pánico, de cambios de méteo en los que te la juegas a la ruleta rusa, de "pura vida" al fin y al cabo y alpinismo del bueno, del clásico. Luego en el pueblo con la mirada perdida no ver a nadie entre mucha gente, solo recuerdos de memorias verticales,compartiendo unas cervezas con los colegas.
A pesar de todos estos recuerdos y sensaciones nunca he esquiado en Chamonix a pesar de llevar años subiéndome por sus cimas heladas, pero es algo que tengo pendiente.
Un abrazo.