Según Ted Ligety, que de esto sabe un poco, el giro perfecto es aquel en el que el esquí no derrapa nada. Vas arqueando el esquí mientras presionas sobre la nieve. Entras en una curva, bajas hasta tocar la nieve y acabas con el efecto rebote hacia la siguiente. En cualquier caso, en la Copa del Mundo se consiguen muy pocos giros perfectos porque los trazados son muy complejos y se trata más de aplicar una buena táctica.
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En el caso de Ligety, su giro perfecto es un giro perfecto. Los demás nos conformamos con un giro perfecto mucho menos perfecto, pero cada uno tenemos uno que nos proporciona las mejores sensaciones.
Estas buenas sensaciones, al menos en mi caso, siempre van unidas a conducir completamente el giro, a hacer que el esquí se clave en la nieve, a hacer fuerza para cerrar el giro, evitar el derrape y poder controlar el latigazo de unos esquís potentes cuando te llevan al siguiente giro. Vamos, que tiene que haber exigencia física. Es entonces cuando tengo la sensación de que estoy haciendo mi mejor giro.
Y tú, ¿tienes giro perfecto?