Cuando uno está en lo más alto lo fácil es esperar a que le lluevan los contratos, que si eres bueno no son nada malos. Pero algunos no tienen bastante con esquiar y deciden dedicarse a ser empresarios. Hoy os traigo algunos ejemplos:
Dale Begg Smith. Si eres aficionado a los baches seguro que lo conoces. Nacido en Canadá pero de nacionalidad australiana (con polémica incluida), campeón del mundo y olímpico de moguls. Mientras se dedicaba a esquiar, en los comienzos, montó una empresa de internet que está valorada en mil millones de dólares. Tenía tanto trabajo que durante un tiempo dejó de esquiar para dedicarse a los negocios hasta que volvió a entrenar y llegó a lo más alto.
Ted Ligety. Un super fuera de serie en GS (triple campeón del mundo y campeón olímpico). Es conocido por sus marcas de protección Slytech y de cascos y gafas Shred, de las cuales es el presidente y que fundó junto a un ingeniero de materiales.
Jon Olsson. Otro crack, en este caso del freestyle, tampoco pierde el tiempo y se va embarcando en algunos proyectos. Yniq, marca de máscaras de altos vuelos, que abandonó y pasó a un patrocinio seguro con POC, y Douchebags.
No es el caso de Begg-Smith, pero parece más o menos lógico que gente que tiene una imagen muy potente en un deporte busque algo relacionado con ello para empezar una aventura empresarial.