Muchos esquís, básicamente de gama alta, llevan una lámina (o más) de titanal. La primera vez que oyes esta palabra piensas en un material muy sofisticado, incluso algunos hablan de titanio aunque se trate de titanal, pero el titanal es mucho más sencillo (o no) que todo esto.
Se trata de la marca comercial de la firma austríaca AMAG para su lámina de aleación de aluminio, con grandes propiedades mecánicas, que se añade a la composición del esquí para dar reactividad, grip y estabilidad al mismo. También se usa en la fabricación de bastones y fijaciones.
Típica estructura con dos láminas de titanal (en verde)
Aquí, a pesar del nombre, el titanio no se ve por ningún lado. De hecho, cuando veáis escrito Titanium en algún producto de nieve, probablemente se estará refiriendo al Titanal, así que se trata de un tipo de aluminio. La composición es 88.5% aluminio, 1.7% cobre, 2.5% magnesio, 7% zinc, y 0.1% zirconio.
Desconozco por qué muchas marcas usan la nomenclatura titanio en lugar de titanal. Imagino que se debe a que, al tratarse de una marca comercial, si usan la de otro fabricante no pueden usar el nombre de Titanal. O simplemente porque a nivel de marketing suena mejor.
Los esquís pueden llevar una o dos láminas de titanal. En líneas generales, cuánto más titanal, más reactivo y difícil de controlar pero más efectivo. Es posible, por eso, que en un esquí de fuera pista prefieras un modelo con menos o sin titanal para controlarlo mejor en terrenos irregulares. Depende de cómo vayas. En mi caso, en pista super reactivos, pero fuera de ellas, me gusta un esquí más tranquilo, aunque ya hay que tener en cuenta que un esquí de freeride, por alto de gama que sea, no será tan reactivo como uno de gigante o slalom. Y a favor del titanal, la durabilidad de la reactividad, que hace que el esquí no pierda chicha tan fácilmente con el paso del tiempo.