Este sábado aproveché que había montado un pequeño trazado de gigante para entrenar un poco, ya que la falta de nieve (qué ironía decirlo hoy) me estaba animando a empezar a correr alguna prueba de masters.
Pues bien, en la parte superior de la pista, antes de llegar al trazado, mientras hacía unos giros cerrados, el rebote del esquí me jugó una mala pasada y noté algo muy feo en la rodilla. Un susto descomunal.
Pero, por suerte, la cosa ha quedado en eso, un susto. En el Centro Médico de La Molina, donde por cierto, me atendieron muy bien, descartaron cualquier lesión e incluso me dijeron que, si no dolía, al día siguiente ya podía esquiar. La verdad es que el dolor va remitiendo, pero todavía queda algo. El martes estuve nadando un poco con pull boy y ayer, mucho mejor, no me atreví a salir a correr pero hice elíptica sin ninguna molestia. ¡El tema es poder llegar bien al fin de semana!
Todos sabemos que este deporte implica riesgos más o menos elevados de sufrir algún percance, pero te llegas a olvidar completamente hasta que un día te pegas un susto. Espero olvidarlo pronto y que no me afecte demasiado el primer día.