Stams: Así se fabrican los campeones de esquí

Stams: Así se fabrican los campeones de esquí
En Austria hay cinco grandes 'Universidades del esquí', pero Stams es la que tiene el mayor prestigio. 1 de cada 10 estudiantes que entran aquí, acabarán ganando algún título o medalla olímpica. La agenda escolar de estos alumnos es muy dura, teniendo que combinar estudios con entrenamientos, competiciones y exámenes.
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Stams


El esquí es deporte nacional en Austria. Quizás porque al estar enclavado en mitad de los Alpes, y sus calles cubiertas durante la mayor parte del curso escolar, los niños no tenían más remedio que jugar con la nieve, a falta de espacios limpios para hacerlo con la pelota. Es tradicional que muchos colegios a la hora del patio pongan en marcha algún rudimentario telecuerda donde los niños se enganchan para hacer bajadas mientras se comen la colación.

Con el esquí en las venas y como algo que tienen al alcance de la mano, no es de extrañar que de lo que se hable mas es de sus ídolos de la Copa del Mundo, y muchos de estos chicos quieran imitar a estos corredores algún día. Entonces cuando llega el momento y si en el Club de esquí ven que tiene potencial, pide a sus padres que lo apunten a una de las cinco Universidades en Austria que combinan esquí-estudio. De todas ellas la que más campeones es capaz de sacar cada año, el Oxford o Cambidge del esquí, es Stams

Solo en los pasados Juegos Olímpicos de Sochi, nada menos que 12 medallas fueron ganadas por atletas que habían estudiado en Stams. Desde hace casi medio siglo, esta escuela ha ido lanzando campeones como una fábrica de producción.

Situada en un pequeño pueblo tirolés que le da nombre con apenas 1.300 habitantes, de Stams han salido nombres tan conocidos como Stephan Eberharter, Anita Wachter o Toni Innauer y más recientemente Benjamin Raich, Nicole Hosp, Gregor Schlierenzauer, Marlies Schild o Felix Gottwald. Pero no solo se entrenan esquiadores de alpino, también lo hacen de snowboard, biathlon o esquí de fondo, que también llegan aquí con la esperanza de emular a sus ídolos.

Pero el camino a la gloria es difícil y duro. Desde la temprana edad de 14 años mantienen una dura disciplina de esquí-estudio durante seis días a la semana. El Domingo pueden descansar. Además de pasar una dura prueba de acceso, luego deberán estudiar seis horas por la mañana, seguido de formación por la tarde, ya sea en el gimnasio como en pista. Luego han de estudiar y preparar sus exámenes por la noche, y muchos fines de semana de invierno ir a las competiciones. Una agenda que no para hasta las 22h de la noche.

Es duro, pero se aseguran que no se encuentren catetos en los podios, que después de acabar su carrera deportiva no sepan encauzar su carrera laboral por falta de estudios. Pero para los jóvenes que tienen hambre de títulos o medallas el esfuerzo vale la pena.

Alguien que lleva esta férrea disciplina, y que además debe luchar contra otros que también llevan el mismo rigor, lo lógico es que salga mucho mejor preparado para comerse el mundo cuando salga a buscarse la vida. Muchos esperan más de su post-carrera deportiva que de lo que vayan a lograr en pistas. Por eso no es de extrañar casos de deportistas que pese a situarse en el top-10 regularmente, acaben por abandonar la competición, a no ser que estén logrando algunas victorias como para que decidan quedarse algún tiempo más.

Con este calendario y agenda escolar, quien entra aquí es para no salir en toda la semana. Por eso la Escuela tiene residencia de estudiantes. Divididos en habitaciones de cuatro chicos o dos chicas, cada cuarto está lleno de bolsas de botas, material de esquí, ceras y bolsas colgadas por todas partes, mientras que los armarios tienen más trajes de esquí y monos de competición que tejanos y camisas.

60 profesores y unos 27 entrenadores, muchos de ellos vinculados a la Seleccion Nacional de Esquí de Austria, atienden a 170 a 180 alumnos, dependiendo del año, que pasan 4 a 5 años en Stams, dependiendo si quieren hacer una Diplomatura de Estudios Secundarios, o eligen la Escuela de Negocios (Handelsschule).

Pero para lograr que los chicos puedan cumplir con su calendario de competiciones con el de estudios, la escuela ha de poner de su parte. Por eso, adaptan los estudios al periodo del año. Aquí se empieza a estudiar a finales de Agosto. Todo funciona con normalidad,hasta que en Diciembre el horario se cambia. Muchos de estos chicos ya compiten en pruebas FIS que necesitan para obtener puntos y subir en el ranking, e incluso los hay que ya hacen carreras en Copa de Europa. Desde ese momento, hasta principios del mes de Abril, los estudios se relajan y no se hacen exámenes y no es hasta que acaba el invierno que los profesores se ponen al día con sus alumnos.

La fama de esta escuela es tal, que ya pasa fronteras. Es habitual ver pasar por aquí a alemanes, suizos como Sandro Viletta o Daniel Albrecht e incluso franceses y algún italiano o la corredora de Liechtenstein Tina Weirather, pero últimamente empiezan a llegar también norteamericanos. Keegan Sharp de 17 años llegó de Canadá con la esperanza de labrarse un futuro en este deporte de la mano de la nación más poderosa en este ámbito. Dejó la escuela secundaria en su país para incorporarse a la de Stam, no sin antes hacer un curso acelerado de alemán, lengua que de todas maneras, acaba siendo la común en la Copa del Mundo y que prácticamente cualquier corredor de élite acaba dominando de alguna manera.

La inscripción aquí no es barata. La matrícula son 8.150 euros al año, y a eso se le ha de sumar el material para competir, que se puede ir a unos 30.000 euros más. La mayoría se trae entre 6 y 10 pares de esquís, además de botas, bastones y trajes de competición. Algunos corredores si hacen buenas actuaciones en las carreras empiezan a tener ya sus primeros patrocinadores, que prefieren atarlos pronto apostando por ellos desde bien jóvenes, y de esta manera pueden ayudarles a reducir fuertemente su factura de material deportivo. La Escuela también recibe subvenciones del estado y de algunas empresas.

Todo este esfuerzo y dinero gastado servirá para que uno de cada 10 estudiantes se vaya a casa con algún título, medalla o podio por victoria. Y el resto no tendrá nada eso, pero se habrá forjado una carrera que le permitirá luchar en el mundo laboral a un nivel más alto que sus competidores.

Fuente: Nevasport Noticias

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