La mejor carta de presentación para Aksel Lund Svindal es una historia que nos remite a diciembre de 2008. El escenario, la "Birds of Prey" de Beaver Creek. En un fantástico fin de semana, Svindal hizo doblete en las pruebas de Supergigante y Descenso celebradas en la estación estadounidense. Dos triunfos a principio de temporada que propulsaron una espectacular campaña del noruego: campeón absoluto de la Copa del Mundo y medalla de oro (en Combinada) en los Mundiales de Val d'Isere. Pero lo llamativo de la anécdota es que, justo un año antes, en la misma "Birds of Prey", Svindal se había roto varios huesos de la cara y abierto una brecha de quince centímetros entre el abdomen y la ingle.
Aquella lesión en Beaver Creek, acaecida durante los entrenamientos para el Descenso, hizo que el esquiador nórdico se perdiera el resto de la temporada 2007-08. Que en los primeros compases de la 08-09, un año más tarde, Svindal ganase con doblete en su supuesta pista maldita lo dice todo de su carácter. Trabajo duro, regularidad, solidez mental... y un par de *** (complétese con imaginación). Las misma que ahora hacen que sea el gran favorito para esta Copa del Mundo tras haber logrado cuatro podios seguidos y dos victorias entre Lake Louise y Beaver Creek.
La regularidad, de hecho, es la gran virtud de Svindal. La que le ha permitido, desde aquel Globo de Cristal que levantó en 2009, encadenar tres años consecutivos entre los cuatro primeros de la Copa del Mundo. No es un esquiador de grandes exhibiciones como Cuche o Miller, pero tampoco de pifias sonoras. Baja seguro, contenido, pragmático. Por eso está siempre en todas las quinielas.
Además está su versatilidad. Es un especialista en Supergigante, lo que quiere decir que no es un especialista en nada. Pertenece a esa clase de esquiadores en tierra de nadie capaces de puntuar tanto en pruebas de velocidad como técnicas. En su historial constan victorias en todas las disciplinas salvo el Slalom. Por tanto, le basta mantener la regularidad y sumar un par de días de inspiración para auparse a lo más alto. Lo que le convierte en la antítesis del último campeón, Marcel Hirscher, que se llevó una Copa del Mundo compitiendo solo en dos especialidades.
Hirscher, precisamente, es el único que a día de hoy puede hacer algo contra el liderato que ostenta en la General. El noruego es líder con 374 puntos, el austriaco está tercero con 220. El colchón de Svindal, por tanto, es amplio para poder mantener la inercia hasta marzo. En medio está Ted Ligety con 320 puntos, pero el americano, hiperespecialista en Gigante, no es un candidato al título absoluto.
Así que Svindal, por muy prematuro que sea decirlo transcurrida tan poca temporada, tiene muchas posibilidades de sumar su tercera Copa. Porque, añadido a la buena racha con la que ha comenzado, hay otro dato que explica su condición de favorito claro: hay escasez de velocistas que puedan disputarle puntos. Didier Cuche está retirado, Beat Feuz y Bode Miller lesionados, Klaus Kroell y Hannes Reichelt han perdido fuelle... El panorama le permite triunfos tan aplastantes como el doblete (Supergigante y Descenso) que se llevó en Lake Louise.