Este artículo se ha hecho posible gracias a Carv que me ha envíado una unidad de prueba de su sistema para hacer este análisis. Si preferís el vídeo al texto, lo tenéis al final.
Carv es un profesor de esquí digital. Está compuesto de 3 partes, un sensor de movimiento que va enganchado en cada bota, una plantilla con sensores de presión que va bajo el botín también en cada bota y la app que tenemos que tener instalada en el móvil (disponible para iOS y Android)
El tracker de la bota, va colocado en un lateral, normalmente enganchado en el velcro. Dispone de giroscopio y acelerómetro que son capaces de detectar todos los movimientos del pie en cualquier eje y las fuerzas que soporta. Se carga mediante un puerto propietario que sirve también para dar energía a la plantilla durante las sesiones de esquí. La plantilla es se coloca bajo el botín y se fija con pegatinas que vienen incluídas.
La app de móvil se instala desde la tienda de aplicaciones. Nos pide registrarnos y que creemos un perfil. A continuación se sincronizan y actualizan los sensores. La conexión es por bluetooth 5.0 para mi sorpresa funciona muy bien. Tanto la sincronización como las actualizaciónes del firmware funcionan siempre y son relativamente rápidas, tarda poco menos de 1 minuto en actualizar cada sensor.
El último paso es calibrar el sensor de la bota, la app te indica como hacerlo, con gestos de adelante y atrás y giros para que el sensor encuentre la posición neutra de cero movimiento. Para calibrar la presión, tendremos que ponernos las botas y activar la detección de presión elevando el pie, también para que Carv entienda cuando no estamos pisando.
Recoger datos y almacenarlos, es una cosa, darles valor para que se conviertan en información es otra historia. Los trackers de relojes gps nos aportan datos sobre las bajadas que hacemos, desnivel, velocidad, frecuencia cardiaca. No muestran los datos totalmente en bruto, si no que lo resumen con algunos gráficos para poder verlo mejor y nos dan valores medios, zonas de frecuencia cardiaca etc. El problema es que si no sabemos cómo interpretar estos datos, no nos resultan útiles.
Carv recoge muchísimos datos y los convierte en algo más. A través de los sensores es capaz de saber si llevas el peso centrado, o vas retrasado o también si te apoyas bien en el exterior en las curvas. Solo con esto alguien que hiciera bien la cuña no se podría diferenciar de alguien que hace giros conducidos.
Aquí es donde entran en juego los sensores de la bota. Son capaces de medir la simetría de los movimientos, es decir si canteamos igual con ambas piernas o llevamos las piernas en A. También evalúan cuánto angulamos las dos piernas por lo que ya empezamos a tener información más útil.
Para aunar todos estos datos Carv nos da una herramienta extra es que el SKI:IQ, que sería una medida de resumen de cómo esquiamos. Tiene en cuenta todos estos factores y cuanto mejor lo hagamos, mejor SKI IQ tendremos.
Después de haberlo probado durante varios días y con distintos esquís puedo decir que funciona bastante bien, o al menos es consistente en las mediciones. Cuando esquío bien mi SKI:IQ está alrededor de 130, hasta 138 he llegado a hacer.
Carv tiene varios modos de uso. El modo básico sería el free session en el que simplemente registra las bajadas y nos va dando consejos. Pero ojo, que no hace falta mirar el móvil, porque nos lo dice por audio, cuando te montas en la silla y detecta que empiezas a subir te dice cuál ha sido tu SKI:IQ y te da algún consejo para mejorar la siguiente bajada. Resulta casi imprescindible usar aurículares o un casco con sistema Bluetooth.
El nivel 17 del Carving me tiene loco, solo consigo hacer 10 de 20 giros buenos.
Además del modo libre tenemos trainings o ejercicios de varios tipos y con 20 niveles cada uno. Hay ejercicios de dar pasos en los giros, esquiar con el exterior, saltos en diagonal, derrapes etc. Todos tienen un vídeo introductorio que lo demuestra y que no requiere datos para visualizarlo (cosa importante en montaña).
Yo me centré enel training de carving, Que te pide hacer 20 giros carveados correctos para pasar con 3 estrellas al siguiente nivel, si haces 16 pasas también, pero solo con 1 estrella. Los primeros son fáciles y los pude hacer incluso con esquís anchos, de 100 de patín, en giros cortos. Mientras el ángulo de canteo sea similar y las piernas se muevan de forma simétrica te vale. Si vas haciendo giros correctos, la voz te va animando o simplemente suena un ding.
Pero ojo porque a partir del nivel 15 la cosa se empieza a complicar, cuando haces un giro mal, suena un sonido de fallo y te va diciendo, mientras sigues esquiando, qué tienes que corregir y cómo hacerlo. En estos niveles, la angulación que exige es cada vez mayor, lo cual implica más velocidad y los defectillos técnicos ya no los pasa por alto. A mí me insistía un montón en que no adelantara el pie interior y que iniciara la toma de cantos antes en el giro para ser más progresivo. Y son defectos que soy plenamente consciente de que los tengo por lo que me parece que el análisis es bastante correcto.
Otro modo de uso es el de los challenges o retos. No están estructurados en niveles si no que simplemente están para hacer records personales. Algunos de los que probé más son el de esquí a una pierna, angulación máxima o número de giros en 30 segundos. Este último es uno de los que más me divertía y conseguí hacer 43 giros.
Por último, si te quieres centrar en algún aspecto en concreto de tu esquí que quieras mejorar tienes los monitores, en los que Carv te va cantando en cada curva el parámetro en el que estés interesado. Por ejemplo la relación de peso que ponemos entre el esquí exterior e interior en cada curva, o la angulación que conseguimos. Es una buena herramienta para usar de vez en cuando pero la usé poco, resulta un poco pesada.
La autonomía es suficiente para un día de esquí, los he llevado encendidos hasta llegar a casa y la batería aguanta. Realmente, mientras no tienes la app registrando la bajada en alguno de los modos permanecen en modo reposo para ahorrar batería. Quizás lo más importante es tener bien cargado el móvil, porque en mi caso estaba contínuamente usándolo y cambiando de modos.
La única pega que le encuentro a día de hoy, es que la app solo está en Inglés, aunque me han chivado que tienen previsto traducirla a más idiomas. La app se puede entender bien con un mínimo de nivel, pero los audios también están en inglés, y si no los entiendes mientras estás esquiando, te pierdes la mitad de la experiencia.
Dejando a un lado el tema del idioma, se lo recomiendo a gente que ya sepa esquiar bien. Con ello me refiero a gente que ya carvee al menos en giros medios o largos por pistas azules. No hace falta un nivelazo, pero si estáis empezando no creo que le saquéis rendimiento.
Personalmente me ha cambiado totalmente los días de esquí. Ahora los ratos que me quedo sólo, me centro en la técnica. El hecho de tener un profesor en la oreja continuamente diciéndome lo que hago mal y como corregirlo es súper estimulante. Ver que haces un mejor SKI:IQ que la bajada anterior motiva mucho. Y los niveles de los trainings son realmente adictivos.
Me parece un gadget fantástico, y como gadget no es imprescindible para esquiar bien. Es tan necesario como una cámara de acción, no, no hace falta para esquiar. Pero si te gusta mejorar tu técnica y necesitas alguna motivación para practicar creo que es algo perfecto. Funciona bien, aporta información útil de verdad y hace que esquiar sea todavía más divertido.
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