Una de las bajadas típicas de examen tanto en un curso de técnico deportivo de esquí como en las pruebas de acceso al mismo son las bajadas ‘libres’ con cambios de ritmo. En este tipo de bajada lo que se quiere ver es que el alumno es capaz de efectuar diferentes tipos de curvas combinadas en una misma bajada, de manera que se demuestre un alto nivel de control y capacidad de reacción/adaptación a diferentes situaciones.
¿Cuáles suelen ser los elementos que se juzgan en una bajada de estas características?
- Técnica y control de la esquiada: el alumno debe demostrar una técnica correcta y un buen control de la velocidad mientras baja, adaptando en cada caso la técnica y ejecución al ritmo y velocidad de las curvas efectuadas.
- Radio y ritmo: se debe demostrar que el alumno conoce los radios y ritmos asociados a una bajada de curvas de radio corto y de curvas de radio largo respectivamente, así como que es capaz de combinar ambas en una misma bajada. Es importante intentar que las curvas de cada parte (o tramo) de la bajada sean parecidas en radio y ritmo.
- Velocidad: por último, cada alumno debe demostrar su nivel de esquí intentando esquiar al 100% de sus posibilidades, una bajada muy correcta en todos los anteriores aspectos pero lenta y derrapada dará a entender a los examinadores que eso es lo ‘máximo’ que el alumno es capaz de hacer sin perder el control y sin cometer errores.
A nivel táctico, básicamente se pueden hacer dos tipos de cambio de ritmo, de radio corto a largo y de radio largo a corto. El primero de los dos suele ser el más fácil puesto que la velocidad adquirida durante los giros cortos suele ser inferior y por tanto es relativamente fácil pasar de un radio corto a uno largo. El segundo tipo de cambio, por contra, requiere algo más de nivel y control puesto que saliendo de una serie de giros largos conducidos nuestra velocidad será elevada y no será tan fácil empezar a realizar giros cortos...
¿Y en qué nos ayuda este tipo de trabajo de bajadas de cambios de ritmo como esquiadores recreacionales? La respuesta es sencilla: nos ayuda a no esquiar de forma 'robótica', siempre en el mismo tipo de curva y ritmo, lo que a su vez nos dificulta el adaptarnos a situaciones imprevistas y/o a pistas que cambian de forma, ancho, o en las que encontramos aglomeraciones de esquiadores y debemos ajustar nuestra bajada a cada momento.
En resumen, hay que trabajar este tipo de cambios de ritmo para ser esquiadores más dinámicos, con más recursos y mejor capacidad de adaptación y reacción...
A continuación, para ilustrar este artículo, veamos un pequeño ejemplo de un par de bajadas con cambios de ritmo.
La demostración realizada en este vídeo no pretende ajustarse a los cánones de ninguna escuela ni centro de formación
concretos y debe entenderse solamente como un soporte audiovisual que pretende ilustrar el contenido de este artículo
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Sam Suarez,
Técnico deportivo superior