Como ya avancé en la primera entrega de esta serie de artículos, en mi opinión no es tan importante el ‘cuándo’ empieza un niño a esquiar como lo es el ‘cómo’ lo hace.
Hoy repasaremos las diferentes opciones que tenemos para iniciar a un niño en la nieve y así vemos sus ventajas e inconvenientes…
Antes de nada dejadme decir que según lo veo yo, el primer contacto con la nieve no tiene por que ser para 'aprender a esquiar’. Una gran opción es que el primer día (o los primeros días) jueguen, hagan muñecos de nieve o se tiren en trineos, podríamos decir que lo más importante del primer contacto es, por un lado la adaptación a un nuevo medio (la nieve), pero por el otro (sobretodo) la diversión. Queremos que los niños disfruten de la montaña, de la nieve y, posteriormente, del esquí. Queremos que les guste el entorno, que amen este deporte y que quieran volver y seguir aprendiendo.
Aclarado este punto, pasemos a ver que opciones tenemos para que un niño se inicie en el mundo del esquí y cuales son sus pros y contras:
1- Aprender a esquiar con los padres/familiares:
Muchos padres/familiares esquiadores optan por iniciar ellos mismos a sus hijos en el mundo del esquí. Por un lado tiene una ventaja muy grande que es el coste 0 y, además, el niño (especialmente los más peques) seguramente disfrutará mucho más de esa actividad si la comparte con sus padres. Por el otro lado, aprender a esquiar con los padres puede ser un riesgo, y es que los padres raramente ‘saben lo que hacen’. Muchos padres se basan en lo que ven hacer a los profesores para enseñar a sus hijos pero en el fondo carecen de los recursos y habilidades necesarias para enseñar a un niño o para reaccionar ante determinadas situaciones (un niño que no domina la cuña y que se escapa colina abajo).
No nos engañemos, si existen profesionales del esquí es por alguna razón, el nuestro es un deporte tremendamente complejo que se practica en un entorno peligroso, querer enseñar nosotros a esquiar a nuestro hijo puede ser una apuesta arriesgada si no estamos muy seguros de lo que hacemos y de como debemos hacerlo.
2- Apuntar al niño a clases particulares de esquí:
Se trata de la opción más cara, una clase particular puede costar entre 40 y 50 euros la hora dependiendo de la estación y escuela. En este caso el niño tendrá un profesor particular para él solo durante una o varias horas. Esta opción es la que debería llevar a una mayor progresión del niño aunque como todas tiene sus pros y sus contras.
Como ‘pro’ podremos contar con la atención total de un profesor para nuestro hijo, y, si tenemos la suerte de contar con un buen profesional, en un par de horas se pueden hacer verdaderas maravillas con un niño que tenga ganas y un mínimo de habilidades atléticas. Como contras podríamos marcar el precio y la falta de otros niños con quien se pueda relacionar nuestro hijo durante las clases.
3- Apuntar al niño a un jardín de nieve (hasta los 5-6 años normalmente) o a clases colectivas:
Esta opción es seguramente la más ‘equilibrada’ y quizá la mejor si queremos aprender con un profesional pero no queremos/podemos gastar el dinero que cuestan las clases particulares. Tendremos la atención de un profesional y sin embargo el precio será algo más reducido que en una clase particular, además el niño o niña podrá interactuar con otros niños mientras aprende a esquiar.
En el caso de los más peques hay que entender el jardín de nieve como una solución intermedia entre jugar y aprender a esquiar, lo cual hace que los niños aprendan jugando y no tengan la impresión de estar en una clase, eso sí, no podemos esperar el mismo resultado (en cuanto a progresión) después de 3h de jardín de nieve que después de 3h de clase particular....
Para los que ya son algo más mayores, no hablamos de ‘jardín de nieve’ sino de ‘clases colectivas’. Las escuelas juntan grupos de personas de la misma edad y nivel para compartir una clase.
En ambos casos, como contras, hay que decir que es muy difícil sacarle el mismo partido a una clase colectiva que a una particular, la atención del profesor se divide y además la progresión del grupo dependerá en gran medida de este.
Entonces, cuales son mis recomendaciones?
1- Que el niño se inicie jugando y que no planteemos la primera visita a la nieve con la obligación de empezar a esquiar, hay muchas opciones para disfrutar de la montaña y la nieve.
2- Que una vez el niño haya ‘disfrutado’ de la nieve y del medio, si queremos que aprenda a esquiar que lo haga con un profesional, ya sea dentro o fuera del jardín de nieve, sólo o acompañado.
3- Que nunca le forcemos a empezar, debe desearlo él porque vea lo bien que se lo pasa la gente esquiando y aprendiendo.
4- Que equipemos a los niños de manera adecuada para que no pasen frío o se quemen la piel: ropa específica para el invierno, gafas de sol, protección solar...
5- Que elijamos un día de sol y no mucho frío si queremos que le guste y quiera repetir, la climatología debe acompañar, pocos niños disfrutan de esquiar mojados mientras llueve o nieva, o si hace demasiado frío…
Resumiendo mucho: ¡sentido común y no perder nunca de vista que la diversión es un medio y un fin en si misma!
Winter is coming!
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Sam Suarez,
Técnico deportivo superior