El kilómetro lanzado.
Del mundo del KL, o kilómetro lanzado, no había visto muchas cosas. Creo que es una disciplina poco conocida en nuestro país. Recuerdo algún artículo en Nevasport de Robert Puente, al que todos conoceréis, y que creo que sigue ayudando o involucrado de alguna manera con este deporte (seguro que la mayoría reconocéis el logotipo de Robert en uno de los cascos que utiliza Jan). También alguna vez había visto en televisión algo de Ricardo Adarraga, y aquí en Nevasport. Adarraga tiene el record de España de KL, con 240,642 km/h kilómetros por hora. Sí, habéis leído bien, estos atletas son capaces de ir a más de 200 kilómetros por hora sobre unos esquís.
Como os decía la semana pasada, tuve la oportunidad de compartir un buen rato con Jan Farrell, competidor de KL, que el año pasado fue Campeón del Mundo en la modalidad SDH, digamos que es como si fuera la Fórmula 2, y este año pasa a la modalidad S1, lo que podríamos decir la Fórmula 1 del Kilómetro Lanzado.
Las diferencias entre la categoría SDH y la S1 viene dada por el material. Lo que llama la atención a primera vista es el traje, pero también en los esquís hay diferencias importantes.
En los días previos a la entrevista, se había estrenado en GrandValira una impresionante rampa de más de 10 metros de altura que sirve para que los corredores puedan coger más velocidad. Jan fue el encargado de probarla por primera vez, y los resultados fueron buenos.
Farrell probando la rampa que GrandValira ha instalado en la pista Riberal. Foto cedida por Jan Farrell.
Entrevista a Jan Farrell.
El pasado sábado estuve con dos de estos jóvenes deportistas locos por la velocidad, al bajar al “skiroom” en el que Pablo Abarca y Jan Farrell se trabajan sus esquís para la siguiente jornada, tengo un rato para hablar con Pablo, un joven nacido en Cuenca y residente en Madrid que, con 24 años, está dispuesto a hacer su primera temporada en el mundo del KL y que había probado ese mismo día sus primeras bajadas con buenas sensaciones. El mundo del KL no es muy grande, pero en España hay unos cuantos practicantes.
A mi derecha Pablo Abarca, a la izquierda Jan Farrell. Si os fijáis bien, en uno de los dos cascos que están juntos, se ve le logotipo de Robert Puente.
Mientras cada uno está trabajando en un banco, aprovecho para hacer las primeras preguntas a Jan.
—¿Jan, cómo se mete un chaval a esta disciplina?
—Pues, lo primero es saber esquiar muy bien. Si sabes esquiar muy bien, probablemente ya te habrás tirado alguna vez por una pista recta. A todos los que esquiamos asiduamente nos gusta ir rápido, y cualquiera que haya competido tiene la velocidad en la sangre.
—¿Empezaste de crío en algún club de esquí?
—Sí, empecé en el Club Amistad de Madrid. Con ellos empecé a competir en esquí alpino.
—Cuando estáis de viaje, ¿es muy dura la soledad, el cansancio, los trayectos…?
—A veces mi entrenador está en Austria. En toda mi pretemporada, que este año ha sido desde mayo a diciembre, que fue la última vez que estuve allí, hay que volar cada vez a Munich, alquilar un coche, conducir tres horas, ir al glaciar, llegar a las tantas de la noche, preparar los esquís para el día siguiente, esquiar tres o cuatro días y en cuanto terminas de esquiar volver hacer el camino de vuelta para llegar a Madrid y estar al día siguiente en la oficina. Esto es así, al menos, una vez al mes. Sí, se hace duro, pero hay que hacerlo.
No hay que olvidar que Jan es un joven empresario que se dedica a su trabajo “normal” con tanta intensidad como pone en su vida deportiva.
—¿Cómo es un día normal cuando tenéis entrenamientos?
—Nos levantamos a las seis de la mañana. A las 7’30 o a las 8 ya estamos en las pistas, entrenamos hasta las 16 horas aproximadamente, entonces vamos al hotel y tenemos que preparar el material. A veces nos apoya un “skiman”, cuando estamos en Austria, pero muchas veces me toca a mí hacerlo, no me importa porque me gusta mucho y me relaja, es muy gratificante trabajar tus propios esquís. Depende qué días atendemos a medios, saludamos a simpatizantes que nos siguen, trabajamos en el gimnasio, cenamos y nos vamos a dormir.
—¿Se puede vivir solo de este deporte?
—Sí. Pero muy poca gente en el Mundo. Prácticamente es imposible. Es un tema de “marketing” y de apoyo de marcas, apoyo federativo hay muy poco. Dependes de ti mismo y de cómo consigues que tu deporte resulte interesante, que a la gente le guste lo que estás haciendo y las marcas te apoyen. En mi caso, además de Atomic, tengo otros patrocinadores económicos con los que consigo cubrir prácticamente el 50% de las necesidades, lo demás sale de mi bolsillo.
—¿Quién fue el primer patrocinador que te apoyó?
—Coppel Dental. Mi dentista.
Pablo sigue haciendo unas fotos mientras Jan cepilla los esquís. Hay que ver con qué mimo lo hace. Despacio, con suavidad pero con fuerza, mirando a la suela de los esquís y al cepillo, mientras habla pausado y tranquilo.
Jan tiene un acento algo marcado, pero habla un perfecto castellano y elige las palabras adecuadas, da la sensación de que la precisión forma parte de su vida. En este deporte se trata de arrancar al cronómetro centésimas de segundo, y para ello una pasada de cepillo, una cera bien elegida o el cuidado del material son fundamentales. Como el elegir bien las palabras a la hora de dar a conocer su deporte.
—Ahora tienes 31 años, ¿consideras que es una edad buena para este deporte?
—Sí, es una edad óptima. Este es un deporte que requiere bastante madurez, necesitas tener la cabeza en su sitio.
En este momento hablamos sobre su preparación física. Es un atleta de primer nivel con un físico privilegiado, pero no voy a comentar en qué consiste su entrenamiento, puede que forme parte de su éxito. Solo apunto que son unos 250 días de gimnasio al año, y que los días de descanso lo son de descanso activo. Hay que estar muy fuerte y en una condición física perfecta.
Es muy difícl mantenerse sobre el "fitball" en esta posición. ¿Lo habéis probado?. Jan hace series de 40 segundos. Foto cedida por Jan Farrell.
—A lo largo de tu carrera deportiva ¿te han respetado las lesiones?
—Bueno, cuando estaba compitiendo en “Skicross” me rompí el ligamento cruzado anterior, justo cuando más fuerte estaba, intentando competir en Copa de Europa, pero la lesión me frenó bastante y me hizo tomar mucho más en serio la preparación física. Pero recuperé, corrí un par de carreras más en “skicross”. Luego descubrí este mundo y me enamoré.
Y lo dice mirándome a los ojos y con el gesto de la cara entiendo que ya no pudo hacer nada, se enamoró y ahí sigue, entregado a este deporte tan espectacular y tan difícil.
—¿Qué porcentaje del factor psicológico hay en tu deporte?
—Cincuenta por ciento. No solo estar centrado, equilibrado y entonado para la bajada, con las pulsaciones adecuadas, sin tener miedo, sin estar nervioso, que todo esto es necesario para rendir, sino que la motivación, la perseverancia, la investigación, cuidar el mínimo detalle, todo es fundamental.
—En este momento, pienso que algo que me ha gustado mucho toda la vida, y por supuesto todavía me gusta: la juerga. ¿Qué tiempo le puede dedicar un deportista como tú a la juerga? ¿Salís mucho?
—Nada. Casi cero. Es difícil compaginar la vida de deportista con salir por ahí. A final de temporada y el día de mi cumpleaños a lo mejor me tomo dos cervezas, pero no puedo pasar de ahí. El alcohol y el alto rendimiento no son compatibles. A lo mejor alguna vez tomo una copa de vino tinto en la cena, que los hay muy buenos, pero es una excepción.
—¿Te estás sintiendo bien esquiando esta temporada?
—Sí, muy bien.
Y aquí tiene una cara de satisfacción, es como si hubiera llegado a una meta.
¿La sensación es buena? No podemos hablar de velocidad, pero ¿las sensaciones son buenas?
—Me encuentro físicamente muy bien y a nivel de esquí he hecho mis deberes. Llevo cuarenta días esquiados ya esta temporada, tras un trabajo duro de pretemporada, creo que si todo sale bien… Los objetivos son altos, me gusta que sea así, pero si todo va bien…
Y de nuevo, se le nota satisfecho.
—¿Qué les recomiendas a nuestros lectores, casi todos ellos esquiadores “turistas”?
—Estar en forma físicamente, tener fuerza, un cuerpo equilibrado. Se esquía mucho con el “core” (zona abdominal y lumbar). Hacer en pretemporada algo de equilibrio. Cosas fáciles, podría ser suficiente con ponerse solo a una pierna y cerrar los ojos, un ejercicio sencillo de propiocepción que es efectivo. No se pueden olvidar las sentadilas, el peso muerto, algo de ejercicio aeróbico,… Pero el mejor ejercicio para el esquí es esquiar.
—Para disfrutar más del esquí lo más importante es sentirse fuerte, de esa manera se previenen lesiones, te hace disfrutar más del día porque te cansas menos, y en general puedes bajar mejor.
—Por último, Jan. ¿Me echarías una carrera?
En ese momento deja de cepillar los esquís, me mira fijamente y pone cara de travieso, pero a la vez hay un brillo en sus ojos que denota que algo se ha activado en él.
—¿Mañana?
Me lo pienso un poco y le cuento que no he podido encerar los esquís.
