Practiquemos esquí alpino, snowboard o Telemark, una cosa es común, el entorno. Si bien son disciplinas diferentes, el tipo de esfuerzo es parecido desde un punto de vista general. Por este motivo, el contenido de este artículo puede hacerse extensible a cualquiera de estas disciplinas.
Creo que resulta útil plantearse una serie de preguntas antes de comprar o elegir la ropa que pienso utilizar en mi tiempo en la nieve. Estas preguntas podrían ser: ¿Qué presupuesto tengo?, ¿Qué tiempo hará?, ¿Cuántos días voy a esquiar con esta ropa?, ¿Normalmente soy caluroso o friolero? Mi abuela siempre decía que “Fer, es mejor sudar que estornudar”, y verdaderamente es un buen consejo. Si hay que decidir un extremo, yo personalmente elijo calor, y si sobra ropa, me la quito, pero, ¿y si falta?...
Para empezar, creo que es importante simplificar las maneras que existen de abrigarse para la nieve, con el fin de conseguir que los lectores se definan por la que más les guste. Esta diferenciación se centra en la parte superior de nuestro cuerpo, ya que en referencia al tren inferior suele haber un consenso claro. En lo que respecta al tren superior, podríamos resumir diciendo que nos podemos abrigar utilizando el sistema de capas (tres) que ya casi todo el mundo conoce, o el clásico sistema de dos capas, siendo la primera una camiseta de propiedades térmicas y la segunda la clásica chaqueta (gordita) de esquiar. Como elemento común a ambos sietemas, tenemos la primera de las capas, que debería contar con propiedades térmicas y transpirables. Suele quedar ajustada a modo de segunda piel.

En el clásico sistema de dos capas, esta segunda capa se refiere a la chaqueta de esquiar por excelencia; una chaqueta que reúne las propiedades térmicas, transpirables, impermeables y cortavientos. Todo lo que se necesita, en una prenda. Las únicas pegas que en mi opinión tiene esta clásica chaqueta de esquiar, son el peso, el precio y la poca versatilidad.
Con el sistema de tres capas, sabiendo ya que la primera capa es común, nos encontramos con una segunda capa a la que sólo se le pide dos propiedades clave, la térmica, y la transpirable, dejando a un lado la impermeabilidad y cortavientos. La tercera capa, suele consistir en una prenda muy ligera cuyas propiedades fundamentales son el no dejar pasar el viento y la impermeabilidad frente al agua o la nieve. En realidad, este sistema de tres capas tampoco es más económico que el otro ya que hay que contar con una prenda más. La ventaja que personalmente veo yo a este de tres capas, es su versatilidad ante los cambios de clima en la montaña o la práctica deportiva en diferentes épocas del año. Con la clásica chaqueta, estás más limitado.
Si hablamos de las piernas, las variables se reducen a si llevas o no unas mallas térmicas bajo los pantalones; yo personalmente recomiendo mallas "pirata" para evitar los pliegues con los calcetines. En referencia a los pantalones, me gustaría decir que la mayoría de ellos cuentan con un forro interior en la parte final de la pierna que sirve para cubrir las botas por encima de ellas , NO para meterlo por dentro de ellas. Con esto, evitaremos roces innecesarios y contaremos con mayor calor en los pies.
Quisiera continuar por los aspectos más sencillos pero no por ello menos importantes, los pies. Los calcetines son clave para nuestro confort; existen millones de marcas y modelos, pero yo, en toda mi vida, nunca me he gastado más de 18-20€ en un par de calcetines, aunque si quieres, los tienes hasta de más de 45€. Creo que resulta importante saber si nuestras botas nos quedan justas o no; si nos quedan justas yo optaría por calcetines de esquiar finos; por el contrario, existen también calcetines de esquiar de gramajes superiores que mejorarán nuestro confort. Siempre he recomendado calcetines específicos para esquiar (que no de futbol, o ejecutivos) ya que normalmente cuentan con refuerzo en la parte de la espinilla y tobillos, siendo esto un valor añadido que no debemos despreciar. ¡Por favor!, los calcetines siempre muy bien estirados; una mala rozadura nos puede amargar la semana.

Nos quedan los guates, o manoplas. Por lo general, si pasáis frío en las manos, las manoplas suelen ofrecer más calor que los guantes; como contrapunto, también ofrecen menor movilidad en los dedos y puede resultar incómodo, aunque a todo te acostumbras. Pienso que elegir la talla correcta de guantes nos garantizará poder disfrutar del 100% de sus prestaciones, ya que si el mejor guante o manopla del mundo me va muy pequeño o muy grande, nos aportará muchas menos ventajas de las que hemos pagado. Lo que sí debemos buscar en un guante, es un buen nivel de impermeabilidad y más o menos prestaciones térmicas en base a la época del año o a nuestros gustos personales. Hay personas que deciden ponerse un guante muy fino debajo de los guantes/manoplas. A mí personalmente no me va esa idea, y nunca me ha funcionado….ojalá a alguien sí y pase menos frío con ellos puestos.
Para terminar, algún detalle que podemos agradecer. Si estoy pasando calor esquiando y decido quitarme una capa, que sea la segunda, ya que si me quito la tercera capa y la segunda no para el viento, nuestro nivel de confort se reducirá drásticamente. Un buff, es un complemento muy útil de propiedades térmicas y además, reduce notablemente el roce de la tercera capa con la barbilla. Aprovechar las rendijas de ventilación que ofrecen las prendas de abrigo; aunque “a priori” no se note, acaba funcionando. Evitar los pantalones vaqueros y los guates de lana, casi nunca sale bien esta alternativa….
Alguien quizá eche de menos el hablar de la cabeza…pues bien, ese será otro artículo aunque para mí, en la cabeza, lo mejor, el casco.
KonaYuki
Fer
