Esta pequeña estación tirolesa me había creado una autentica curiosidad gracias a los relatos de algunos foreros que la habían visitado y que hablaban maravillas de ella, y tenia claro que debía ir a conocerla.


Y no me decepcionó, la primera impresión cuando llegas después de una carretera sinuosa y con paisajes de lujo, que no deja nunca de ascender, es que parece que estas en el fin del mundo, lo cual no es de extrañar pues su base esta a mas de 2.000 metros de altitud y la ausencia casi total de vegetación es notoria. Pero en realidad estamos a escasos 35 Km. de Innsbruck y mucha gente va allí en autobús.


Esta ubicada en las laderas aledañas al pueblo de “Chutay” cuya historia se remonta a 1280. Los nombres de las pistas, remontes, calles, y hoteles, nos recuerdan permanentemente que fue aquí donde el Emperador Maximiliano compró los derechos de caza en 1497 pasando largas temporada en la zona. y que el Archiduque Leopoldo y Jacob Stöckhl (su administrador) empezaron a construir un pequeño castillo en 1662. Una zona a la que no hubo acceso semi-permanente hasta 1624 cuando se termino de trazar una calzada de piedra desde Innsbruck por el valle de Sellrai.


El pueblo, a día de hoy, son apenas un puñado de casas de mas o menos reciente construcción y los locales que albergan la maquinaria e instalaciones de la estación, y que junto a parte de aquel castillo que aun se conserva manteniendo algo de su tipología original y reconvertido en el Hotel Jagdschloss Kühtai le dan un encanto especial, totalmente alejado de promociones urbanísticas.


Sus pistas no son excesivamente largas, de echo la que mas longitud tiene, no llega a los 2.200 m. pero son exigentes al máximo, lo cual la convierten en una estación no apta para esquiadores noveles. Al menos no para aquellos que no son Austriacos, pues allí los niños empiezan a esquiar en la única pista azul que tiene y que es de tendencia azul oscuro. (si no contamos unos pequeños pasillos de enlace entre remontes, que también aparecen marcados como azules y otra, que para luego llegar al pueblo ó el parking, obligatoriamente tienes que bajar por una roja).


Prácticamente todas las pistas son similares encontrándose en las laderas de ambos lados de la carretera, muchas de ellas aprovechando tubos naturales, pasando de una ladera a otra por debajo de la misma esquiando a través de pequeños túneles.
Las pistas negras, la de bañeras y los auténticos muros de esta estación están situados en la ladera Norte, por lo que es recomendable dejarlas para cuando haya avanzado un poco el día y disfrutar de las pistas de la ladera Sur, empezando siempre por los que están mas cerca de las taquillas de la cota alta; pues en caso contrario, y debido a la disposición escalonada de los remontes, nos obligaría poner a prueba nuestras piernas y los cantos de los esquís antes de tiempo.


Pero antes de pasar a ellos podemos tomar un pequeño tentempié, en el acogedor refugio “Zum Kaiser Maximilian” donde tienen una amplia y variada carta de bebidas y comida austriaca dentro de un acogedor ambiente,una decoración exquisita y precios muy razonables.


En definitiva una buena elección para pasar un gran día de esquí, en una estación atípica y que rompe los moldes preconcebidos sobre las estaciones alpinas, donde podremos encontrarnos esquiando junto a muchísima gente de edad avanzada con una técnica exquisita y equipos con bastantes años, evidenciando que para los austriacos, esto del esquí es algo mas que para el resto de nosotros, y que se sorprenden de que algunos españoles vayamos a descubrirla y nos felicitán por ello.




