La borrasca Gloria adornó principalmente de color blanco gran parte del territorio Este del país durante la semana pasada, y con mayor énfasis en cota altas donde las estaciones turolenses de Javalambre y Valdelinares se vieron afectadas de manera muy ostensible. Esta última, debido a su mayor proximidad al levante, recibió una mayor cantidad de nieve respecto a su vecina. Espesores máximos de 100cm y 140cm respectivamente, dieron las posibilidades de poder disfrutar al máximo de sus pequeños pero completo dominio esquiable.
Esta vez, dejé apartada para una próxima vez a mi querida Javalambre y decidimos viajar a Valdelinares. Su mayor espesor y menor exposición al viento, sumado al entorno arbolado copados de nieve, hace de una estación en estas circunstancias, realmente fascinante.

El acceso por carretera estaba en unas condiciones aceptables. Una pequeña nevada en la tarde del sábado y la madrugada del domingo puso en "riesgo" el acceso al parking.

La afluencia de gente, ya a primera hora, era más que considerable. Domingo y con estás condiciones, no se podría esperar otra cosa. En las mesas de zona de restauración se podría ver un espesor que rondaba los 5-10cm, síntoma de que había estado nevando horas antes. El día no era todo lo deseado que se quisiera. Una niebla densa y unos -3°C era el recibimiento de la estación una vez llegado al parking. A diferencia del tiempo, la nieve estaba en perfectas condiciones.



Un poquito dura, tendiendo a mejorar a lo largo del día en la zona más expuesta al viento (Bambolía y Monegro). Por el contrario, las pistas que se encuentran refugiadas entre los árboles (Central, Bolaje, El Bosque,etc), estaban es un estado más que perfecto.

Era muy común ver a gente aventurarse entre los árboles ya que el espesor favorecía a ello. No solo disfrutamos de "surfear" entre los árboles sino también aprovechamos las líneas de los remontes "El Bosque" y "Sierra de Gúdar" como pistas improvisadas.








Las condiciones eran favorables y dada su excepcional posibilidad, aprovechamos al máximo de ellas. Alrededor de las 13:00, el sol hacía acto de presencia de manera testimonial, a la vez que la niebla iba desapareciendo para la comodidad de todos, desapareciendo completamente sobre las 15:30.



El hándicap que encontramos ante el óptimo estado de la estación, era la afluencia de gente. Las colas en los remontes eran cada vez más numerosas según avanzaba el día, y de manera más obstensible en el sector Cota 1700. Tiempos de espera muy por encima de lo normal aunque entendible por ser domingo. En esta situación, los remontes biplaza son insuficientes y se echaba de menos al menos un remonte de seis plazas en el sector comentado. En definitiva, un día de los que te hace enamorarte, si cabe más aun, de este deporte, de la nieve y de la montaña.

Artículo: David Algarra (Usuario: Berlok)