Hay lugares a los cuales no se llega por casualidad. Durante la preparación a un reciente viaje a Hokkaido descubrimos que lejos de la masificada zona de Niseko existe un entorno donde dicen que existe la mejor nieve del mundo, en cantidad y calidad, el ‘bottomless powder’ que todos anhelamos catar algún día.
Fotos: Raul Díez y Lorelei Torres. Agradecimientos: Esports Sant Moritz, Black Crowes, Norrona, Ordino Arcalís,
Este lugar se encuentra en el Daisesutzan National Park, un entorno natural de 2267 kilómetros cuadrados con 16 montañas de más de 2000 metros, muchas de ellas volcanes humeantes nevados. Daisesutzan quiere decir ‘Grandes Montañas Nevadas’. …sabiendo esto las expectativas eran altas.

Daisesutzan significa: Grandes montañas nevadas
Pero el Parque Nacional es grande, y las entradas hacia él son muchas, así que acotamos la búsqueda y dimos con un lugar que todavía nos ponía las expectativas más altas. En el Monte Asahi (Asahidake) existe un telecabina que sube desde 1100 a 1600 metros de altitud. 500 metros de desnivel que dejan en un paraje donde en días soleados se puede ver el Monte Asahi, la montaña más alta de Hokkaido con 2260 msnm.
Esos 500 metros de desnivel no son demasiados, y tampoco son los más empinados, de hecho son bajadas cortas enlazadas por llanos para las cuales hay que ratear para encontrar la buena línea, pero ofrecen la mejor calidad y mayor cantidad de nieve que se puede encontrar en la tierra. Puede sonar pretencioso pero es así.

Un zorro nos dio la bienvenida
La noche anterior la habíamos pasado en Furano. Pusimos nuestra autocaravana en ruta por esta entrada al Daisesutzan National Park donde hacía un día radiante aunque a medida que avanzamos por el puerto de montaña se puso a nevar con muchas ganas. En un punto de la carretera, entre paredes de nieve nos vino a recibir un zorro que se nos quedó mirando posiblemente con hambre. Luego aprendimos que no se trató de un hecho aislado sino que se trata de un ejemplar que se ha acostumbrado a vivir de lo que le dan los turistas que se acercan hasta aquí.
Cuanto más subíamos más intensidad cogía la nevada. La carretera estaba colgada de nieve y los pinos japoneses comenzaban a parecer fantasmas de nieve. Unos kilómetros más allá vemos nuestro destino. Un telecabina con capacidad para 100 personas que desaparecía entre la nevada montaña arriba. Epic.

Nevada épica
Llegamos al parking y apenas hay quince vehículos. Solamente hay un edificio aquí. En el piso de abajo hay una tienda de souvenirs y de barritas japonesas y en el piso de arriba las taquillas y la entrada al telecabina que pasaba cada veinte minutos. Nos cambiamos y fuimos a comprar el forfait. 20 euros de forfait para una montaña entera bien valía la pena.
Una vez arriba el frío y la nevada eran escandalosos. No vemos el monte Asahi que se encuentra 600 metros por encima nuestro así que hay que bajar. Cuando entramos en el bosque la cantidad y calidad de nieve es aquella que te hace soñar que estás flotando entre nubes. Embriagante.
No obstante la primera bajada nos deja un poco a medias pues quizás esperábamos más verticalidad. El terreno parecía que nos tenía que dar mas de si.

Grandes cantidades de nieve en Daisesutzan
Lla siguiente bajada todo iba a cambiar. Conocemos un par de locals japoneses que nos invitan a seguirles y nos llevan por la derecha del itinerario habitual. No les podemos estar lo suficientemente agradecidos pues nos llevan por tres secciones no muy largas, pero con desnivel y ‘pillows’ que nos sacan los ojos de las cuencas y no queremos más que seguir una y otra vez.
No para de nevar y el frío es espectacular, quizás estamos a 20 bajo cero. Justo lo necesario para que la calidad de la nieve sea algo insólito hasta la fecha en nosotros. Es algo digno de experimentar.

Aparcamos en el parking del telecabina para no peder ni una bajada
En todo el día no se calmó la meteo aunque las previsiones daban una ventana de buen tiempo para la mañana siguiente así que queríamos estar a primera hora para comprobarlo. Acampamos allí mismo nuestra autocaravana para hacer guardia a primera hora.
La tarde se pasó entre juegos de cartas, una buena cena y rodeados de una gran nevada para irnos a dormir con la ilusión de un niño pequeño el día de Navidad. Por la mañana iba a salir un día radiante!!
Aunque bueno….el día siguiente nos demostró que no hay que fiarse mucho de las previsiones. La nevada seguía intensa, la acumulación de la noche cubría la puerta y lo que más importa…íbamos a ser los primeros en rallarlo todo.
Fue otro más de esos ‘best day ever’ Uno de esos días de nieve hasta el pecho que nos dejaron una marca imborrable para siempre. Uno de esos días que hacen que valga la pena todo un viaje. Uno de esos días que sueñas repetir.
Durante los dos días no íbamos a ser capaces de ver el Mt Asahi y mucho menos de intentar subirlo. Aunque bueno, no pasa nada, no venimos a por un objetivo fijo sino que venimos a disfrutar el momento. Benditas condiciones con las que brindamos al acabar el día con una sonrisa de oreja a oreja y deseando más!










