Hoy hablaremos de un tema que creo interesará a muchos padres… ¿Cuándo deben empezar a usar bastones los niños?
Los que tenemos hijos, sabemos de la especial atracción que tienen los niños por ese elemento de nuestro equipo… Quizá sea por el hecho de que de pequeños les ‘forzamos’ a esquiar sin ellos mientras ven a sus hermanos, padres y al resto del mundo usarlos, pero la realidad es que si hay una pregunta que los pequeños esquiadores repiten de forma incansable a sus profesores, entrenadores, y padres es: ¿cuándo podré usar bastones? (o ‘palos’)
Hablemos un poco de ello…
Cuando los peques inician su andadura sobre los esquís, los profesores pedimos que lo hagan sin palos. ¡Cuantas veces habré iniciado una clase devolviéndole a los padres los bastones de mi alumno para que se los lleven! Aunque parezca raro, las razones para iniciar sin palos no se basan únicamente en la edad del alumno, sobre todo se basan en sí creemos que los bastones serán, o no, un elemento de ayuda para nuestro alumno.
Y es que los bastones, los palos, deben ser una ayuda tanto para nuestro equilibrio mientras esquiamos, como para desplazarnos en las zonas llanas de las estaciones de esquí. ¿Pero que pasa si los dejamos en manos de los niños pequeños cuando aprenden?
En términos generales se transforman en un estorbo para ellos, o, lo que puede ser aún peor, en un arma.
Lo que intentamos conseguir los profesores cuando los niños aprenden a esquiar, es que estabilicen el tronco y que el trabajo para conseguir frenar o girar inicie desde los pies. En otras palabras y citando a mi amigo Carolo, que esquíen con los pies.
De ahí que, muchas veces, veamos por pistas a niños que están en fase de aprendizaje esquiando con las manos en las rodillas, con las manos en la cabeza, o quizá con un aro a modo de volante (incluso ya un poco más mayores, con los bastones en bandeja). Durante ese proceso de aprendizaje, si los niños tienen los bastones en sus manos, esas ‘herramientas’ van a estorbar más que ayudar.
La experiencia nos dice que si un niño que está empezando a esquiar dispone de los bastones, los intentará usar casi seguro para frenar (clavándolos delante de él mientras esquía), o como ayuda para girar clávandolos a un lado y haciendo fuerza, o, los balanceará de un lado a otro cuando intente reequilibrarse (golpeando a cualquiera que se acerque a su trazada)... Incluso es posible que, en el peor de los casos, los use para atacar a otros niños al más puro estilo de ‘D’artagnan y los tres mosqueteros’. Estaréis de acuerdo conmigo que nada esto ayudará en modo alguno a su progresión y aprendizaje (aparte de que puede incluso suponer un riesgo de hacerse daño).
Tarde o temprano, llegará el punto en que esos esquemas motores, esos gestos técnicos que intentamos enseñarle para controlar su velocidad o para girar, ya estarán consolidados. Y es en ese momento en que el pequeño esquiador/a sabe frenar y girar de forma solvente, y pensamos que usará los bastones solamente para ayudarse al avanzar en las colas de un remonte (o para remar en las zonas llanas de la estación), en que desde mi humilde opinión yo recomiendo que empiece a usar los bastones al esquiar.
En resumen: los peques deben empezar a usar bastones cuando, por una parte, se desenvuelvan ya de forma natural al frenar y girar, y, por otra, creamos que serán capaces de usarlos solo ‘para hacer el bien’ (*).

(*) Recordemos que 'un gran poder (usar bastones), conlleva una gran responsabilidad'.
“Aprender, enseñar, divulgar.”
Sam Suarez
Técnico deportivo superior de esquí alpino
Formador de profesores de esquí @FESNEU
Entrenador competición @LMCE