Cómo ya muchos sabréis, habitualmente trabajo con grupos de esquí de competición (desde hace unos años en categoría ‘Masters’, actualmente en La Molina club d’esports), pero este pasado fin de semana hice una substitución a un compañero cogiendo el grupo de perfeccionamiento, para trabajar, básicamente, la técnica de esquí en pista libre...
Hoy, haciendo un poco de recap del fin de semana, se me ha ocurrido compartir con vosotros el trabajo que he realizado con este grupo, y es que creo que lo que hemos estado discutiendo y trabajando es algo que a cualquiera de vosotros, queridos lectores, os puede ser de ayuda en vuestras jornadas de esquí...
Resumiendo varias horas de trabajo en una frase, he puesto el foco en ‘cómo ganar control y seguridad en nuestro esquí’.
Y lo he trabajado partiendo de tres conceptos muy básicos, pero muy importantes:
- Debemos esquiar en posición centrada, sobre los pies, y, para ello, debemos activamente buscarlo en cada transición entre curvas. Es lo más normal del mundo que durante la curva (más con cierta velocidad/pendiente) nos quedemos en una posición un poco atrasada, ahora bien, para poder iniciar la siguiente curva con solvencia y control, debemos activamente buscar el recuperar esa posición centrada en cada transición. Debemos aprovechar la transición para resituar nuestro centro de masas sobre nuestros pies, cerrando el ángulo de los tobillos y buscando adelantar nuestra cadera y hombros.
- Debemos buscar cargar el esquí que será exterior desde el principio de la curva. Un exterior más sólido nos da mayor seguridad y control durante la ejecución de la curva. Para conseguirlo, idealmente ya desde la transición entre curvas debemos situarnos sobré el esquí que será el próximo exterior para habilitar la posibilidad de cargarlo desde el ‘pronto’ en la curva. Si en algún momento se habló de entrar a la curva inclinando para luego buscar angular y cargar el exterior justo antes, o en momento de máxima pendiente, de un tiempo hacia aquí cada vez más se habla más de iniciar la curva buscando ya la carga sobre el esquí exterior desde el inicio de la curva para trabajar y aprovechar la parte ‘positiva’ de la curva, aquella en que ‘jugamos’ con la gravedad a favor, la parte de la curva que se da antes de llegar a la máxima pendiente.
- Debemos usar inteligentemente la ‘forma’ de la curva, especialmente del final de la misma, para controlar la velocidad que queremos desarrollar. ¿Pista llana? Podemos hacer curvas menos cerradas y dejar los esquís más encarados a la línea de máxima pendiente en la transición, ¿más pendiente? Curvas más cerradas/acabadas que nos permitan usar la transición entre curvas (la diagonal) para controlar mejor la velocidad, recuperar nuestra centralidad, y situarnos sobre el futuro exterior
Simple, ¿verdad? Pues no os imagináis cómo el conseguir dominar estos tres aspectos de vuestro esquí puede cambiar radicalmente vuestro nivel de seguridad y control en cualquier pista y tipo de nieve.



¡Probadlo y ya me contaréis!
“Aprender, enseñar, divulgar.”
Sam Suarez
Técnico deportivo superior de esquí alpino
Formador de profesores de esquí @FESNEU
Entrenador competición @LMCE