Grandes esquiadores capaces de realizar verdaderas proezas sobre la nieve lo hay hoy y los ha habido siempre. Pero la capacidad que tenemos hoy de grabar videos y hacer fotos de gran calidad con cualquier teléfono móvil, junto con la viralización de contenido que ponen a nuestro alcance las redes sociales, han popularizado mucho ese tipo de esquí más extremo y exagerado en que buscamos ángulos imposibles sobre la nieve, y entradas en curva dignas de un corredor de copa del mundo.
Y es que hoy en día cualquier ‘loco del esquí’ que se precie se ve bombardeado de contenido 'extremo' cada vez que abre Instagram, Facebook o TikTok. A veces se trata de esquiadores saltando sobre piedras de varios metros, otras esquiando a toda velocidad en nieve polvo entre árboles, o, en mi caso, muchas veces veo esquiadores de altísimo nivel técnico esquiando curvas supercerradas, con la cadera a milímetros de la nieve.
¿Pero entendemos el porqué de ese último tipo de esquí? ¿Cómo se consigue y qué sentido tiene más allá de lo que se podría considerar ‘postureo’?
Si entendemos el funcionamiento de un esquí ‘carving’, sabremos que como más ángulo de canteo somos capaces de generar respecto a la nieve, más podremos ‘flexionar’ el esquí y, gracias a ello, más podremos cerrar su radio de curva.
Entonces, cuando ponemos el foco en la técnica de esquí en competición, una entrada en curva muy fuerte sobre el esquí exterior, que permita generar mucho ángulo y un radio de curva más cerrado, nos permitirá trabajar con líneas más ‘profundas’ en que el esquí estará más encarado a la máxima pendiente en las diagonales entre curvas. Estas diagonales, además, serán más largas y, por tanto, el esquí podrá estar más tiempo ‘plano’ y deslizar más entre curva y curva.
Esta es la razón por la que podemos ver muchas veces a corredores (sobre todo en categorías formativas) realizando ejercicios de diferente tipo para mejorar y ‘exagerar’ su capacidad de generar ángulos y cerrar los radios de giro sobre la nieve.
En este tipo de ejercicios, la clave es conseguir esos ángulos, siempre partiendo de una correcta posición en la transición entre curvas, que a su vez nos permita una adecuada carga sobre el esquí exterior desde el principio de la misma. Ese trabajo en la parte alta de la curva nos permitirá desplazarnos dentro de la misma de forma sólida y controlada. Dicho de otro modo, un adecuado trabajo en la transición e inicio de la curva nos permitirá ejecutar la misma con un elevado ángulo respecto a la nieve, manteniendo el correcto nivel de carga sobre los esquís y permitiéndonos trabajar de forma eficiente desde la entrada de curva hasta la salida.
Lo que se ve muchas veces vemos por pistas, y no 'vale' (si me permitís la expresión) para nuestro propósito, es ‘tirarse adentro’ de la curva, inclinándonos de cualquier manera, flexionando el tronco y estirando el brazo interior para tocar levemente la nieve con la punta de los dedos. Esto solamente nos llevará a ‘caer’ sobre el interior, que no ayudará en ningún caso a cerrar el radio de curva, y, además, más temprano que tarde nos provocará una aparatosa caída.
Pero, saliendo del cerrado mundo de la competición, ¿para qué podría un esquiador recreacional (no competitivo) buscar ese tipo de esquí?
A mi modo de ver, hay dos opciones:
- O bien queremos conseguir a cualquier precio una ‘foto de perfil’ (ya sea instagram, facebook o tinder) altamente ‘moladora’ que haga creer a nuestra legión de seguidorxs que somos grandísimos esquiadores, y, a la vez, haga que todas las marcas se peleen por conseguir ficharnos.
- O bien, queremos buscar (y encontrar) nuestros límites. Queremos disfrutar de la emoción y adrenalina que nos genera el esquiar al máximo de lo que somos capaces, buscando la máxima precisión, inclinación y aceleración, aprovechando al máximo la reacción de los esquís, y encontrando esa sensación casi ‘mágica’ de que salimos acelerando de una curva en busca de la siguiente.
En cualquiera de los dos casos, y sintiéndome más cercano de la segunda opción que de la primera, mi recomendación personal es que tengáis siempre presente, por una parte, que el tipo de bota y esquí que llevemos, así como las condiciones de nieve influyen mucho en cómo de fácil o difícil es conseguir esas ‘tumbadas’, y, por otra, que recordéis que siempre existe un riesgo inherente en la búsqueda de los límites… Y es que más de uno se ha jugado el físico casi sin darse cuenta al traspasarlos.
Para acabar, si os apetece ver una bajada mía aprovechando las condiciones invernales de este pasado lunes en La Molina, buscando un poco mis propios límites (que poco a poco voy 'expandiendo'), os dejo aquí debajo el link de mi último 'Reel' de Instagram... .
Carving en la Molina, Semana Santa 2024
PD - Si queréis probar un esquí ideal para ese tipo de 'esquiada', no dejéis la ocasión de hacer un test con los nuevos modelos Forza de Rossignol. Escoged uno adecuado a vuestro nivel técnico y de longitud similar o algo superior a vuestra altura (en mi caso el modelo Forza 70+ en 173cm.) y, ¡a disfrutar!
“Aprender, enseñar, divulgar.”
Sam Suarez
Técnico deportivo superior de esquí alpino
Formador de profesores de esquí @FESNEU
Entrenador competición @LMCE