Si habéis asistido, ya sabréis de qué hablo, pero por si alguno de mis lectores no lo sabe, las finales de la copa del mundo son las últimas carreras que se celebran cada año del circuito y en las que se suelen decidir las clasificaciones finales, tanto generales como por especialidades de la máxima competición mundial de esquí alpino. Se celebra una carrera de cada una de las especialidades principales (SL, GS, SG y DH) más un paralelo mixto por equipos. Se clasifican para participar en esta última cita de la temporada de copa del mundo solamente los 25 mejores corredores del ranking mundial de cada disciplina, más los vigentes campeones mundiales junior de la misma disciplina.
Obviamente, no todo el mundo es tan ‘freak’ de la competición como soy yo, pero, aun así, debo decir que asistir a un evento así es una experiencia bestial para cualquier amante de este deporte...
No es lo mismo ver a l@s mejores esquiador@s del mundo por la tele que en directo. Hay muchas cosas que solamente se captan en vivo, como la velocidad a la que bajan, la explosividad de sus movimientos, la plasticidad de su esquí, la dimensión de los saltos, la preparación antes de cada carrera… Pero no solamente eso, poder ver (o probar) de primera mano la dureza de la pista (que suele tratarse ya desde semanas antes con agua para endurecerla), o las pendientes por las que bajan como si nada, realmente impresiona.
Se trata de un evento de primera categoría mundial: cientos de voluntarios trabajando dentro y fuera de las pistas, medios acreditados de todo el mundo, gradas de animación, pantallas gigantes para retransmitir las carreras, un ‘village’ con actividades y stands de las marcas, sesiones de firma de autógrafos, conciertos, fiestas, actuaciones… ¡¡Nada que envidiar a una final de la Champions o un grand slam!!
Además, si eres ni que sea un poco fan de la competición, es bestial poder encontrarte y saludar a los mejores y l@s mejores corredor@s del mundo… Lejos de otros ‘dioses’ del deporte, en general l@s corredor@s de esquí son cercanos, atentos y de trato fácil. Se paran a hacerse fotos o saludar a los fans, firman autógrafos… Nada que ver con esas imágenes tristemente habituales donde deportistas de primer nivel pasan de largo de sus fans sin siquiera saludar o parar.
Por poner un ejemplo 100% real, el pasado sábado de camino a una farmacia, pasé por delante de un hotel en que vi que estaba el equipo femenino de Suiza en el hall. Le dije a mi hijo ‘¿quieres que les preguntemos si se hacen una foto contigo?’. Respuesta clara: ‘SI’. Me acerque a ellas, y les pregunté educadamente si tenían un momento para hacerse una foto, y no solamente se la hicieron, sino que Michelle Gisin (3 medallas olímpicas, 2 en campeonatos de mundo) se esperó pacientemente mientras mi hijo intentaba hacerse una selfie con ella usando una cámara de juguete, para luego hacerse con él la foto de verdad. Al cabo de un momento, Wendy Holdener (4 medallas olímpicas, 5 en campeonatos del mundo), que estaba haciendo una sesión de fotos para Head, se sentó a firmarle una postal dedicada y hacerse una foto con él…
Pero no son casos aislados, el domingo Alexis Pinturault (3 medallas olímpicas, 7 en camponatos del mundo) cuando oyó a los niños llamarle antes de subir a la silla, se acercó, se quitó los guantes, les firmó los cascos, y volvió a la silla para subir a calentar antes de la carrera. Hasta la misma Mikaela Shiffrin (la esquiadora más laureada de la historia) se hizo mil fotos con los fans y se paraba a firmar cascos cada día…
En resumen, si no habéis ido esta pasada semana a Soldeu, os habéis perdido LA CITA del año… PERO espero que después de leer esto no os perdáis la próxima cita de copa del mundo que se celebre aquí cerca… Si hay suerte, ¡en 2029 los campeonatos del mundo!
¡Nos vemos allí!
“Aprender, enseñar, divulgar.”
Sam Suarez
Técnico deportivo superior de esquí alpino
Formador de profesores de esquí @FESNEU
Entrenador competición @CANMC