Como decía en el resumen del artículo, hoy trataremos un tema que hace tiempo que quiero abordar, la capacidad de mejorar nuestras habilidades sobre los esquís simplemente 'obligándonos' a esquiar los días difíciles.
¿Y a qué me refiero con 'días difíciles' os preguntaréis?
Muy sencillo: hablo de días de poca visibilidad (luz plana o niebla), días en que la nieve no está 'fría, seca y planchada' (ya sea por qué está un poco helada, ventada, bacheada, húmeda, o marmolada...), o, en general, días en que las condiciones no sean las 'ideales' o las que más nos gusten.
Pensemos que en condiciones difíciles o cambiantes es cuando realmente salimos de nuestra zona de confort y nos vemos obligados a agudizar los sentidos, a adaptar rápido nuestra posición y movimientos en función de lo que sentimos al esquiar, a generar y usar nuevos recursos y, en general, a trabajar y desarrollar nuestras habilidades sobre los esquís.
¿Conocéis aquel proverbio que dice 'Si haces lo que siempre has hecho, nunca llegarás más lejos de donde siempre has llegado'? ¡Pues exactamente a eso me refiero!
Saliendo de nuestra zona de confort, esquiando en condiciones más difíciles y 'luchando' cada curva de cada bajada, ya sea dentro como fuera de la pista, podremos llevar nuestro esquí a otro nivel, poniendo a prueba nuestra habilidad como esquiadores y desarrollando nuevos recursos.
Esquiar cuando las condiciones son ideales: sol, buena nieve, poca gente, pistas impecablemente planchadas produce un placer indescriptible, pero hacerlo cuando las condiciones son menos 'alentadoras' supone una oportunidad para conseguir ser esquiadores más completos, hábiles y experimentados.
“Aprender, enseñar, divulgar.”
Sam Suarez