Uno de los principales problemas para los profesionales de la enseñanza del esquí es que es difícil vivir solamente de ésta. Las temporadas aquí en el sur de Europa suelen ser ‘cortas’ y, si además le sumas la grave crisis económica en la que aún estamos inmersos, es fácil entender que cada vez cueste más vender una clase de esquí y que, a menos horas vendidas, menos ingresos para los profesores…
Entonces llega el gran debate, son las 17h en un bar cualquiera de una estación de esquí, alguien se levanta de una mesa y dice: ‘lo que pasa es que la gente no contrata clases porqué las clases son demasiado caras’… ¿Hablamos un poco de ello?
Como sabéis los que seguís mi blog desde hace tiempo, soy profesor y entrenador de esquí desde hace 15 años. Evidentemente esto no implica que sepa todo lo que hay que saber de este mundillo, ni tampoco que mi opinión valga más que la de cualquier otro, pero aún así, si me lo permitís, me gustaría compartirla con vosotros.
Me gustaría centrar mi discurso en dos puntos principales. El primero será revisar si una clase de esquí es o no es cara, el segundo es si la razón de que la gente no contrate es realmente el precio… Veréis que, en realidad (y bajo mi punto de vista) ambos debates están muy unidos.
Si os parece bien, empecemos por el precio.
La ‘queja’ sobre el elevado el precio de las clases de esquí creo que ha existido siempre, y es que este deporte es caro en todos los aspectos: desplazamientos, forfets, material… Las clases, digámoslo de entrada, baratas no son, según la escuela o el profesor pueden costar entre 30 y 60 euros la hora (hablando siempre de una hora de profesor particular). Pero, ¿cuánto cuesta una hora de mecánico? ¿O de albañil profesional? ¿O un entrenador personal en el gimnasio?
Como dice esa ‘famosa’ anécdota del informático, los 1000 euros que te cobran no son por los 2 minutos que tardan en apretar el botón y solucionar el problema, los 1000 euros son por los años de formación necesarios para saber que botón apretar…
En nuestro caso está claro que las clases de esquí son más caras que las clases de muchos otros deportes o actividades, ¿pero sabemos lo que cuesta formarse y reciclarse para ser un buen profesor de esquí? y aún más importante, ¿nos hemos planteado alguna vez la responsabilidad que adquiere un profesor cuando hace clase? ¿es ésta comparable a la de un profesor de tenis, zumba o fútbol? (y por supuesto digo esto con todo mi respeto hacia todos los profesionales que se dedican a esas u otras actividades deportivas).
Yo no diré que las clases de esquí son baratas, pero tampoco me parecen caras si pensamos en todo lo que he planteado anteriormente. No me parece que pagar 50 euros por hora sea exagerado si la clase nos la da un buen profesional, formado, paciente, con experiencia, y, sobretodo, si éste es capaz de aportar su valor añadido a las clases consiguiendo que nos divirtamos y que aprendamos de manera segura.
Si un profesor es capaz de transmitir su pasión por este deporte a nuestros hijos (o a nosotros), si prepara cada clase en función de los objetivos y características de cada alumno, si se queda después de la clase para comentar el resultado con nosotros, si nos graba en vídeo y usa la tecnología para que seamos conscientes de nuestra mejora y de los aspectos a trabajar, ¿si realmente hace todo esto aún creéis que la clase es 'demasiado cara'?
En mi opinión, y entrando ya en el segundo punto de mi exposición de hoy, la gente no deja de contratar clases por el precio (o al menos no creo que ésta sea la razón principal).
Yo opino que la gente deja de contratar clases el día que va a una escuela y le asignan un profesor que no hace bien su trabajo o el día que, pese a conseguir que el alumno progrese, el profesor no es capaz de conectar con él. Creo que lo que realmente destroza a la profesión son las escuelas en el momento en que contratan gente poco preparada o sin pasión por su trabajo porqué sólo les interesa poder vender más horas. O cuando, en lugar de decir ‘lo siento pero no nos queda ningún profesor libre con las capacidades y titulación necesarias para su nivel y edad’, simplemente asignan a quien tienen libre, aún sabiendo que el cliente realmente no podrá aprovechar esa hora (y, consecuentemente, el dinero que cuesta).
¿Creeis que un alumno que se siente 'estafado' volverá a contratar jamás una clase de esquí? Yo creo que no...
Pero no nos quedemos ahí, entonemos también nosotros el 'mea culpa'... También los profesores mismos tenemos parte de culpa, ¿cuántos de nosotros seguimos reciclándonos y formándonos para mejorar? ¿Cuantos nos implicamos realmente en cada hora de clase dando lo mejor de nosotros por y para cada alumno? ¿Cuántos buscamos aportar algún tipo de valor añadido a las clases que damos?
Por desgracia, demasiadas veces vemos por pistas a profesores que simplemente ‘pasean’ a sus alumnos dejando pasar las horas esquiando con los alumnos detrás, o que están dando clases sin la pasión, preparación, conocimientos o la titulación necesaria…
Lo que está claro es que no podemos cobrarle 30, 40, 50 o 60 euros a un alumno por una hora de clase y no ofrecer el mejor servicio y atención posible. O si lo hacemos, y el cliente no repite, como mínimo no tengamos el cinismo de decir que los alumnos no contratan horas porque son 'demasiado caras'.
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Sam Suarez,
Técnico deportivo superior