Desde ya hace años y en gran parte debido a la aparición de los esquís con cotas más acentuadas, la conducción ha ido cobrando protagonismo en el esquí recreativo hasta prácticamente relegar al derrapaje a ‘aquello que hacen los que no son capaces de conducir las curvas’. Esto desde mi punto de vista es un gran error y hoy me gustaría hablar un poco sobre ello.
Empecemos por el principio, y, aunque la mayoría sabrá ya de qué hablamos, definamos estos dos conceptos:
- Derrapaje: decimos que un esquí derrapa cuando se desplaza sobre la nieve en una dirección diferente a la que determina su eje longitudinal, es decir, simplificando, podríamos explicarlo como que el esquí se desplaza ‘lateralmente’ en menor o mayor medida.
- Conducción: decimos que un esquí se desplaza de manera ‘conducida’ cuando lo hace en la dirección de su eje longitudinal (hacía adelante o hacía atrás) y sobre el canto, ’cortando’ la nieve a su paso.
Dicho esto, entremos en el tema que hoy nos ocupa...
Si nos remontamos 20 o 30 años atrás en el tiempo, la mayoría de esquiadores derrapaban prácticamente todas las curvas ya que los esquís tenían un radio de curva muy amplio y no era nada sencillo realizar curvas medias o cortas totalmente conducidas.

Con el paso de los años y la evolución del material (llamémoslo la ‘revolución’ del carving), el esquiador ‘medio’ pudo empezar a disfrutar del esquí de una manera diferente, pudo empezar a conducir las curvas y descubrir así nuevas sensaciones. El motivo de esto es que los esquís modernos con cotas más acentuadas y radios de giro mucho más reducidos facilitan mucho el realizar este tipo de curva. De esta manera, algo que antes estaba sólo al alcance de esquiadores técnicamente muy buenos (y con una condición física buena) ahora está al alcance de la mayoría de aficionados a este deporte.
Pero, con el paso de los años, la balanza se ha seguido inclinando hacia la conducción... Cada vez más la conducción ha pasado de ser una de las maneras de trazar una curva, un gesto técnico más a dominar y a incluir en nuestro repertorio de recursos, a ser el objetivo técnico de la mayoría de esquiadores.
La realidad es que hoy en día (por norma general) todo el mundo quiere conducir todas las curvas. Aprendemos a esquiar más rápido que antes y empezamos a conducir los esquís cuando muchas veces no sabemos aún derrapar correctamente en todas las situaciones. Esquiamos más rápido y por pistas más difíciles teniendo menos nivel técnico y menos recursos sobre los esquís.
¿Acaso soy el único que se da cuenta que de no es lógico?
Aprender a conducir correctamente las curvas es, en gran medida, un objetivo técnico importante en la evolución de un esquiador, pero desengañémonos, es imposible conducir todas las curvas en todas las nieves y en todas las pendientes. Debemos aprender a usar cada tipo de curva y cada recurso técnico en el momento y lugar apropiado si queremos evolucionar técnicamente evitando riesgos innecesarios.

La conducción de las curvas significa velocidad y aceleración, es divertida y, en ciertas situaciones, eficiente, pero el derrapaje es un elemento fundamental para la base técnica de un esquiador que debemos dominar y usar siempre que la situación lo requiera. No podemos dejar de aprenderlo, trabajarlo y usarlo. ¿Cómo sino podremos controlar la velocidad y trayectoria en situaciones complicadas?
No nos obsesionemos con la conducción, entendámosla sólo como una de las formas de trazar una curva sobre la nieve, aprendamos a usarla cuando nos convenga y a desestimarla cuando conlleve un riesgo.
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Sam Suarez,
Técnico deportivo superior