El esquí es un deporte complicado, complejo técnicamente, físicamente exigente y en el que intervienen un gran número de factores externos que no podemos controlar: la pendiente, el tipo y temperatura de la nieve, el estado de la pista... Esta complejidad es la que hace que el aprendizaje en este deporte pueda ser también difícil, complejo, y, a veces, lento.
Dicho esto, atacaré el argumento principal de mi reflexión de hoy: en muchas ocasiones veo esquiadores tan preocupados de aprender, de mejorar, de progresar, que pierden de vista el que creo que debería ser un objetivo primordial: divertirse.
En las escuelas de esquí los objetivos a tener en cuenta en el momento de dar una clase son:
1- Seguridad
2- Diversión
3- Aprendizaje
Sí, el aprendizaje llega en tercera posición y la razón es fácil de entender, si los dos primeros objetivos no se logran, quizá el tercero nunca se conseguirá. Un alumno que se haga daño esquiando tiene muchas posibilidades de no repetir la experiencia y lo mismo pasará si no se divierte, en ambos casos tendremos muchas posibilidades de que su aprendizaje se trunque ya que no seguirá esquiando.
Dicho esto, por que nos preocupa tanto mejorar? Para esquiar por pistas más difíciles? Para esquiar más rápido? Para ser mejor que los demás? Acaso es más divertido esquiar si sabemos más, si nuestra técnica es más depurada?

Durante mi relativamente larga experiencia como profesor y entrenador he conocido multitud de alumnos que disfrutaban muchísimo del esquí sin ser grandes esquiadores, mientras otros siendo muy buenos esquiadores se estresaban tanto por progresar o se frustraban tanto por no hacerlo que, en ocasiones, dejaban de disfrutar realmente de este deporte.
Por desgracia este último caso se da, en demasiadas ocasiones, entre esquiadores no ‘profesionales’. Cuando tengo que lidiar con uno de ellos intento transmitirles tranquilidad, intento que entiendan que si las cosas se hacen bien las metas se logran tarde o temprano y, sobretodo, que es importante disfrutar del recorrido y no se centrarse solo en el objetivo final.
Preocuparse por progresar, por mejorar, por aprender está bien, es correcto y comprensible pero, en ningún caso se debe permitir que las ganas de hacerlo bien y de mejorar nos impidan disfrutar de lo que estamos haciendo.
A esquiar se aprende esquiando, sumando horas, bajadas y días de esquí. Y para que nunca os falte la pasión y las ganas necesarias para seguir queriendo esquiar y mejorar, disfrutad cada día, cada bajada, disfrutad del esquí de manera que siempre queráis más, esquiar una bajada más , volver la semana que viene... Que llegue ya la próxima temporada!!!
Si no queréis dejar nunca de aprender, disfrutad cada día de esquí y ‘stay hungry’, que no os falte nunca el ‘hambre’ de esquí!
Winter is coming!
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Sam Suarez,
Técnico deportivo superior