
Sí. El título lo dice todo. Muchas personas continuamos mentalizadas, o posiblemente amaestradas, por la tradición de seguir disfrutando de una playa como única opción para disfrutar de nuestras vacaciones.
La agresiva toma de sol sobre la arena se hace especialmente incómoda cuando es un lugar abarrotado de gente, pero nosotros continuamos con los estándares de nuestra tradición que nos incitan a ello, posiblemente por tradición social.
Lo cierto es que hasta los años 60 la costa era un lugar inóspito que solamente pisaban los trabajadores de la mar, pero eso ya ha cambiado para siempre.
Existen numerosos países “quizá” más avanzados que nosotros en los que, no solamente no limitan su descanso vacacional a la playa, sino que también disfrutan sus vacaciones en otro paraje “incómodo y hostil” como es la nieve durante el invierno en otra merecida etapa de descanso.
No sabemos si manteniendo este “innovador” sistema esos extranjeros dosifican mejor el síndrome post vacacional de septiembre, pero posiblemente quienes lo hacen disfruten tanto o más en sus vacaciones invernales como de las estivales.
No olvidemos que España se encuentra en el podio de estados europeos más montañosos y que en nuestra geografía rondamos las 40 estaciones de montaña para su disfrute todo el año y que muchos, cada vez más, se desplazan a la montaña en verano para atacar los extremos calores veraniegos de nuestra península. Quien lo dude, no tiene mas que acercarse a cualquier valle ahora mismo a mediados de agosto y ver el creciente turismo al que ya nos vamos acostumbrando.
Quizá vaya siendo hora de asemejarnos a nuestros hermanos del resto de Europa y cambiar nuestra forma de ver la vida, o al menos valorar si así podemos ir a mejor, pero dos planteamientos que podemos valorar son:
- El disfrute de un cálido pero suave verano en las estaciones con todas sus actividades al aire libre que puede ser tan, o más, placentero que hacerlo exclusivamente en una torrida playa año tras año.
-Dividir las vacaciones en diferentes alternativas nos aportará y enriquecerá gracias al movernos en distintos terrenos (ciudad, playa, pueblo, montaña en verano, montaña nevada en invierno,,...).
- Tener dos marcadas fechas anuales de relax y no una quizá nos pueda ayudar a mantener una motivación y felicidad más constante evitando en cierto modo el brutal sindrome post vacacional que nos conlleva a 11 largos meses de rutina continuada...
Estas son otras opciones,pero siempre podemos continuar haciendo lo que creemos que nos hace tan felices. Y posiblemente sea así, porque la playa nos mola… ¿No es así?
