Existen numerosas opciones para deslizar por una montaña nevada pero sin embargo muchos esquiadores asíduos todavía continúan/continuáis sin probarlas.
Esta vagueza puede venir por vuestra comodidad, o por miedo al "qué dirán" si os ven sobre la nieve haciendo algo que no controláis valorándo lo que os ha costado "ganarnos vuestro prestigio ante los demás"...
Igualmente los blogueros también solemos centrarnos al 100% en nuestro deporte habitual o en el que realmente controlamos. Evidentemente no debemos hablar de algo que no sabemos, pero sí podemos mostrar o acercar al público otras opciones (menos conocidas) de deslizamiento para que podáis difersificar vuestra habitual monotonía.
Hoy comenzamos una serie de artículos a largo plazo en los que queremos recrearnos con otras opciones.
Sin duda esta experiencia motivaría a cualquier habitual "deslizador" por una pendiente nevada siempre que fuese de manera "oculta". En este caso y debido a la escasa vergüenza existente, mostraremos los avances reales para que podáis planificar vuestro hipotético aprendizaje.
Según nos comenta Luis López de SIULBIKES,
"la historia de las bicicletas con esquís (en vez de ruedas) para deslizar sobre nieve parece que comenzó alrededor de 1850.
Por aquel entonces la principal utilidad era transportar elementos, comida, enseres, etc., en los meses invernales cuando caía la nieve y este método era más eficiente que con las propias ruedas en las zonas nevdas.
Al mismo tiempo los hijos de los dueños de uno de estos artilugios comenzaron a disfrutar de ellos con sus amigos, como no podía ser de otra forma.
Las bicicletas fueron evolucionando, primero construidas con madera y posteriormente adaptando los modernos cuadros de las bicicletas de carretera para conseguir tal fin.
La progresión se convirtió en lúdica y competitiva en los años ‘50 (1956) y las zonas alpinas de centroeuropa parece que fueron la referencia.
Desde entonces la progresión ha sido meteórica llegando en los ‘90 a aparecer auténticas bicicletas de descenso con amortiguaciones y cuadros increíbles. La única forma de frenar, al igual que esquiar, es derrapando o la menos eficiente opción de arrastrar las botas por la nieve como si de un ancla se tratase.
Para esquiar en bicicleta existen diferentes opciones:
La pionera llamada Ski-bob, en la que la bici es relativamente baja y con la que se utilizan dos pequeños esquís para esquiar al mismo tiempo. Con ella se alcanzan velocidades relativamente similares al esquí tradicional y grandes inclinaciones.
La actual Skibike, en la que se mantiene una posición similar a la bicicleta con ruedas tradicionales. Transmite una increíble sensación similar a esquiar, pero sobre una bicicleta, y es muy cómoda gracias a sus optimizados amortiguadores.También es un elemento muy apreciado para quienes tienen problemas de rodillas y no pueden esquiar, e incluso para problemas de espalda.
Y el Snowscoot, derivado de la tabla de snowboard y en la que se suele ir de pie. Esta opción requiere de una menor agilidad que las anteriores pero de una mayor fuerza para maniobrar y es la más apropiada para realizar saltos y acrobacias.
Estas son las tres opciones más practicadas.
En España las SkiBikes llegaron en 1962/3 a Brañavieja parece ser, y actualmente existen varias marcas y empresas distribuidoras, de las cuales algunas crean sus propios modelos peculiares según su visión de este deporte. Casi todas ellas disponen de modelos para niños."
Cada temporada se ven más “bicis” por las pistas de la península, y quién sabe si quizá nos encontremos ante una expansión similar a la que hubo con el snowboard hace unas décadas cuando vino para quedarse.
En el vídeo que os mostramos, Luis de SiulBikes, nos informa de la historia y nos muestra su deporte e hizo que quien suscribe estas líneas disfrutara como no lo hacía desde hace años.
Y vosotros... ¿Os váis a quedar con las ganas de probarlas?
