Este es un tema delicado de tratar, ya que seguramente quién esté leyendo ya tenga una idea predefinida que defenderá a capa y espada, justificando su punto de vista de manera extrema y contundente.
Está ya demostrado que no se puede comprobar cual es más fácil, y el por qué es sencillo: Quien ha probado ambas modalidades, ya había ensayado una de ellas previamente, por lo que disponía de conocimientos elementales sobre ambos “artefactos”, que aunque sean diferentes, comparten numerosas similitudes tanto en su construcción, como en la técnica que se debe emplear para manejarlos deslizando.
Después de esta aclaración que evidencia el no poder asegurar a ninguno de ambos como el más sencillo, existen otros motivos para asegurar la osada afirmación que aquí hacemos.
Sin duda, el aprendizaje de estas modalidades, depende en total medida de las habilidades y destrezas adquiridas a lo largo de nuestra vida, y por lo tanto también del equilibrio del que dispongamos en ese preciso momento.
Alguien que haya practicado algún deporte o acción similar a alguno de ellos, partirá ya con ventaja.
Lo que desde mi persona sí debería transmitir después de los años de experiencia vendiendo e impartiendo clases, e incluso alquilando material, es que me he dado cuenta de dos cosas principales a la hora de recomendar uno u otro:
1) Si alguien viene con la radical ilusión de probar una modalidad concreta, debe probarla en primer lugar, ya que en caso contrario, nunca estará satisfecho hasta hacerlo.
2) Si no tiene clara la modalidad que prefiere practicar, podrás recomendarle una de ambas, y probablemente será la que tú practiques. Pero os aseguro que he visto retirarse de la nieve y la montaña a muchos debutantes en su primer día por haberles recomendado mal o de manera interesada sus acompañantes.
Por lo tanto y antes de recomendarle, será mejor averiguar cómo es esa persona (niño o adulto, su agilidad, su predisposición a factores incómodos de esa modalidad, y todo el resto de factores), ya que si lo haces en base a tu propio interés, quizá no quiera volver, y entonces te arrepentirás por los dos motivos: Uno, que jamás te volverá a acompañar a la montaña, y dos, que como él/ella no quiere practicarlo, los viajes a la nieve se acabarán para ti también.
Así que por favor, sé coherente recomendado, y recuerda que perder tú al principio, seguramente sea ganar a la larga.
P.D.: + Info en este artículo similar publicado en este blog en 2009:
https://www.nevasport.com/robert/art/6851/Es-mas-facil-esqui-o-snowboard/