Foto: Atomic
Para conseguirlo hay que ser capaz de aprovechar el material moderno, ya que facilita la entrada en el viraje así como la fase de conducción.
Ante todo se deben economizar movimientos. Los únicos que se pueden percibir son los verticales (ya que regulan el apoyo además de facilitar el cambio) y el leve gesto de muñeca para el clavado.
Existen otras formas de esquiar como antiguamente, pero con el material actual, es incómodo, cansado e innecesario.
Llevar en continua tensión la parte alta del tronco (especialmente brazos y hombros) es inapropiado pero es una acción se elimina conforme se desarrolla equilibrio.
También se suele "agachar" para percibir mayor estabilidad cuando lo importante en realidad, es bajar la posición flexionando tobillos, rodillas y cadera a la vez que se mantiene la posición erguida y natural.
Además ésta acción permite regular la presión al esquí y por consiguiente el radio de la curva.
Otro problema es la excesiva inclinación, que produce excelentes sensaciones, pero que cuando se sobrepasa es peligrosa.
Acompañando la dirección de los esquís con el cuerpo en posición ligeramente contra-rotada permitirá, además de esquiar de una forma natural, mantener una posición centrada sobre los esquís repartiendo el apoyo en éstos de una forma equilibrada, dosificada y correcta.