Siete de la mañana, toca levantarse, hoy, hay un grupo de cuatro personas esperando que el guía les descubra los secretos y entresijos de la estación, los rincones y las palas inmaculadas por donde tirarse y disfrutar de las curvas.
Después del desayuno y ya amaneciendo, lo primero mirar a la vecina Telera, la montaña que cada día observa, y me atrae la curiosidad, de como observa los árboles de enfrente de casa, hoy, me comenta va a ser un buen día no hay nada de viento, estamos a -8º y el cielo limpio, va a ser una jornada de esquí, de las de "quedar bien".
Todavía desperezandose, hay que cargar el coche, repasa meticulosamente el material que ya ha preparado el día anterior, es un lio me comenta, con el cambio de mochilas y materiales me vuelvo loco, tengo que mirar cosa por cosa para no dejarme nada.
Arvas, palas, sondas, dos pares de guantes gafas de ventisca, etc, son las herramientas de trabajo, en un rincón descansan las botas y los esquís, que ya se les ve con las secuelas de mil batallas este invierno.
Lo que más me cuesta es arrancar, dentro de casa, cuando salgo a la calle y veo Telera, respiro el aire frío y miro los trastos, todo va de seguido.
Conducimos a la estación y por el camino me comenta que el grupo de hoy tiene un buen nivel y le han insistido de buscar sitios "especiales" para esquiarlos, no parece muy preocupado, al contrario la motivación aumenta, solo una cosa le trae de cabeza y es que la gente siga sus consejos y acate las decisiones sin problemas.
"En el fuera de pista, tienes que afinar mucho, sobre todo si recorres rincones ya algo lejanos de los remontes y vas por varias orientaciones, no solo son las avalanchas el peligro, te puedes encontrar con que las entradas a las palas están duras como las piedras y ahí el esquiador no acostumbrado a la montaña, no lo pasa demasiado bien, por eso hay que buscar escrupulosamente y conocer el terreno, para evitar que la gente lo pase mal en algún momento, aunque eso a veces es inevitable".
Llegamos al centro de esquí y los clientes esperan ya con la impaciencia del que va a probar algo nuevo y deseado.
Saludamos a todos y Ricardo, les entrega el kit de seguridad, arva, palas y sondas, después esquiamos por pistas hasta un lateral tranquilo y llano donde nos adentramos ya en el primer itinerario.
El guía les coloca los arvas y realiza la comprobación de que todos están bien y funcionan a la perfección, les da una clase teorica-práctica del funcionamiento, incidiendo en que es importante perder este tiempo de esquí, para conocer por lo menos lo básico de estos aparatos, aunque aconseja que la cosa no quede ahí y que si son esquiadores habituales de fuera de pista han de adquirir este material y saber usarlo con soltura.
Después repasa al grupo y que todo este en su sitio, mochilas bien colocadas, arvas y adelante.
El primer descenso, me comenta siempre es el de test para ver como va la gente ( siempre pregunto evidentemente antes el nivel ), solo con mirar de reojo ya empiezo a calibrar como van todos, y en la segunda bajada suelo colocar a la gente en un orden que les pido respeten, esto aquí parece exagerado, pero por ejemplo en Chamonix con las grietas, la altura,etc, es importante cien por cien, tengo que tener en mi vista a todos en todo momento.
Trás dos descensos, agradables por una nieve increible, comenzamos la primera caminata, son 15 minutos de ascensión que alguno se le hacen eternos, pero que al ver la otra cara de la montaña, les cambia el semblante, delante una pala inmaculada para descenderla y larga, muy larga. "Estos momentos, son los que más me gustan del día, cuando veo a la gente disfrutar, por el lugar donde están, el paisaje, la tranquilidad, la soledad, son momentos de gran intensidad.
El grupo comienza el descenso haciendo giros trás el guía, que va parando para reunirnos." Hay momentos que tengo que explicar que mi cometido no es enseñar, yo soy guía y muestro el camino más seguro, aconsejo lo mejor para tal o cual descenso y explico el terreno mejor para ir en todo momento, la enseñanza del esquí es un cometido de los profesores, que suelen ser buenos profesionales, siempre aconsejo a la gente que va más justa que tomen unas clases con la Escuela de Esquí para poder realizar los recorridos con más soltura, de hecho últimamente ya me vienen clientes con niveles muy altos, en fin que hay que espabilar!!!."
Una parada para el almuerzo y continuación de la jornada que se alarga hasta el mediodía, con las piernas cansadas y el semblante feliz, veo a Ricardo que se despide de todos y cada uno de los clientes preguntandoles una y otra vez si les ha gustado la experiencia. " Es importante para mi que la gente se sienta a gusto, con la jornada realizada, a veces el tiempo o la nieve no acompañan, pero por lo general, el personal es amable y agradecido.
Con el trabajo realizado, nos encontramos con unos amigos que nos invitan a esquiar con ellos, Ricardo, les comenta que por hoy ya es bastante, aunque se le ve con ganas de seguir.
" En este trabajo te tienes que dosificar, no puedes fundirte un día porque al siguiente, tienes que volver a empezar, o simplemente porque no puedes abusar del fisico tanto.
Después me comenta que hoy no se siente demasiado cansado y va a ir a entrenar de escalada en el rocodromo del pueblo vecino, "Esto lo hago de vez en cuando, cada invierno me propongo entrenar para que en verano tenga el grado de escalada de la temporada anterior, pero llego tan cansado que......
LLegamos a casa, y me dice que ahora viene lo mejor, me siento al lado de la chimenea y duermo un rato, es mi nirvana particular, pero el ordenador, la meteo, el boletín de avanlanchas, recoger el material, secarlo, etc, no deja tiempo a demasiado relax.
" Además esta la cerveza en el bar del pueblo con algún vecino o amigos, esto es importante, hay que relacionarse, si no el esquí te come, Telera, está ya con las luces del atardecer, nos despedimos y quedamos para otro día de trabajo, ya será en la primavera y lo pasaremos escalando.
Agradecimientos al equipo de Salomon España por su colaboración, sin ellos mi trabajo sería más "duro".