La Historia del Apres-ski….
Las fiestas de apres-ski empezaron a celebrarse en el siglo XIX en Noruega, donde se bebía aquavit (una bebida alcohólica típica de Escandinavia, similar al vodka) y se cenaban patatas.
Fue el cocinero Noruego Olaf Kjelsberg quien ayudo a la expansión de esa tradición, trasladándola al “Ski Club Glarus” de Suiza en 1893. No tardaron en sumarse a la celebración de estas fiestas los mejores hoteles franceses y austriacos. A finales de la década de 1920, los profesores de la escuela de Hannes Schneider (St. Anton) habían adquirido ya los suficientes modales y refinamiento social como para entretener a los ricos clientes que acudían a estos hoteles de lujo durante las tardes después de esquiar… e incluso durante las noches…
Fueron estos profesores quienes exportaron a su vez esos hábitos a Estados Unidos durante los años de la “Depresión americana”.
Dos eran las normas básicas de este tipo de fiestas:
- Nadie bebería té,
- Cualquier chico podía invitar a bailar a la chica que quisiese.
Los mismos profesores competían por ganarse la atención de las chicas más atractivas de cada fiesta, pero igualmente ellas también intentaban ganarse las atenciones de dichos profesores.
Pero fue Sun-Valey quien le dio un nuevo estatus al apres-ski con la aparición de las celebridades de Hollywood y la “Peter Duchin Band”. Después de la Segunda Guerra Mundial se pondrían de moda las fiestas de Aspen, Alta y Breckenridge, con una clase social alta que emulaba el estilo de vida europeo, dando fama a las zonas y hoteles que, como el Hotel Jerome, estaban próximos a las estaciones.
Mas tarde fueron las estaciones californianas las que dieron un nuevo giro a estas fiestas de apres-ski, ayudadas por la revolución sexual de los 60; zonas como Nueva Inglaterra, a las que desde Boston o Nueva York asistían masivamente los solteros.
Basado en una historia original de Morten Lund
Tea Dance To Disco: Apres-Ski Through the Ages
Apres-ski partying began in Norway in the 19th century, fueled by aquavit and sit-down potato dinners.
Olaf Kjelsberg, a Norwegian chef, helped to export the tradition to the Ski Club Glarus in Switzerland in 1893.
Resort hotels in France and Austria followed suit.
By the late 1920s, Hannes Schneider's St. Anton instructors had acquired the social polish to entertain their wealthy clients through the evenings, and beyond. Austrian instructors brought these habits to the U.S. during the Depression.
The basic rules of tea-dancing were two: No one drinks tea, and any male can ask any girl to dance. Instructors often competed for the attentions of comely guests -- and vice versa.
Sun Valley took apre-ski to a new level with Hollywood celebs and the Peter Duchin Band.
After WWII, Aspen, Alta and Breckenridge emulated European social life, building the party scene around a cadre of local ski bums holding court in places like The Hotel Jerome. California resorts helped to lead skiing into the sexual revolution of the late '60s, soon followed with enthusiasm by New York and Boston singles partying at New England lodges.
Based on Morten Lund`s article.