Me perdí el cumpleaños de mi hermano, que vive en Bolzano, y su idea de celebrar una “competición de freeride para amigos” en el Latemar. Yo estaba esos días en los Pirineos, pero eso da para otro reportaje así que no voy a entrar en detalle. El tema es que me llamó cuando volví a Innsbruck para vernos. Justo la semana pasada no me iba bien que viniera a Innsbruck, unos amigos de visita y se ponía la casa demasiado llena. Pero la semana de tu cumpleaños tengo 3 días libres seguidos. Perfecto, vengo yo pues.
Y así fue que el lunes por la tarde cogí los trenes que me llevan a Bolzano desde Innsbruck. Menudo inventazo esto de la tarjeta Euregio, transporte público para Tirol, Alto Adige y Trentino. Cuando vi lo que costaba realmente un trayecto de Innsbruck a Bolzano me di cuenta de que ya había amortizado la tarjeta solo con pasar el Brennero unas cuántas veces…
Llego y está su compañera de piso, luego llega su pareja y luego llega él. Cenamos y a dormir prontito, que mañana me enseña el Latemar. Vamos a “la canal de la muerte”, pues el año pasado aquí le arrastró una avalancha. Hace unos días también su amigo Niklas fue arrastrado por una avalancha en una canal cercana. Vamos conscientes de que darse la vuelta es siempre una opción, pero motivados para que se pueda sacar esta espina clavada.
Salimos de Bolzano en bus dirección Obereggen, y del bullicio de la estación de esquí por la mañana rápidamente nos metemos en el bosque, siguiendo la traza abierta por Niklas días atrás. Es un poco complicada, dentro de un empinado bosque, pero salimos arriba en el circo, primeros rayos de sol.
El Latemar por este lado nunca lo había visto. Mola
Debajo del Corno d'Ega, me gusta como los árboles se mezclan con las torres dolomíticas para dar estos paisajes únicos. Subimos dirección al Forcellone, que nos separa del Lastei de Valsorda, espectacular altiplano con sus dolinas kársticas que aún se intuyen bajo la nieve.
La subida es larguita, pero la traza de Niklas es perfecta, por lo que la seguimos, piano piano, hasta llegar al collado. Nieve polvo de calidad bastante buena en la subida, nos las prometemos felices. Se ven algunos de los colosos de la zona, Pelmo, Civetta, Pale di San Martino...
Desde aquí, vistazo al norte, donde nos espera la Cima del Forcellone. En segundo plano, el Cimon del Latemar, 2842 muy bien llevados.
Aquí al sol la nieve ya no es lo mismo, como primavera pero seca, muy curiosa. Hasta hace poco hacía frío y esto habría sido polvo, ahora en vez de tener crosta se ha convertido en una nieve granulada que parece de lo más divertida de esquiar. Me pregunto si esto es el "corn" de California. Así subimos, y de allá venimos.
Llegamos a las inmediaciones del pico, donde hay un dique porfídico que ha dado lugar a esta empinada canal.
Niklas ha dejado montada la reunión del rápel, cortito y sencillo, aunque la roca es muy descompuesta por lo que desescalar no es una opción.
Aún atado de la cuerda hago lo posible para establecer que esta nieve no se mueve a ninguna parte. La verdad que da confianza, y mejor, pues el sitio no es para menos.
La parte más estrecha y empinada la bajamos haciendo escalera para intentar hacer purgar lo que tenga que purgar. Ahora queda la parte chula.
Calidad de nieve excelente y canal razonablemente rellena, un espectáculo para los sentidos.
![]() |
![]() |
En el cono de abajo, freno de mano pues empiezan a aparecer formas sospechosas bajo la nieve. Curvitas de polvo al sol, y a comer.
Hablamos de las opciones que tenemos. Mi hermano dice que hay una canal muy chula, la Madonna, que nos lleva al otro lado del Latemar. Luego hay que volver por una larga pista forestal, pero la bajda vale la pena. Al lío pues. Volvemos a subir por la traza hasta el Forcellone, pero esta vez no subimos al pico si no que seguimos con la diagonal que nos lleva hasta las inmediaciones de la Forcella dei Campanili. Otro sitio chulísimo.
Ya un poco cansados, subimos hasta el collado, los últimos metros con los esquís en la mano, y nos asomamos, Virgen vigilando, a su canal. De libro, Latemar puro y duro.
Tengo un problema con hielo en una fijación, pero una vez solventado, se disfruta de la nieve polvo abundante en este fantástico paraje.
Abajo, de nuevo, con cuidado por si hay piedras. Vistazo atrás. Menudas montañas tienen por aquí...
Polvo desenfadado hasta la pista forestal.
Pieles, que empieza con sube-bajas. Hacemos experimentos con una sola piel y la otra en la mano, que para las bajadas va genial pero en las subidas incomoda. Al final, unos 100 de desnivel acumulado a lo largo de 3 km de pista antes de los 3km finales, ya en bajada. Llegamos a Obereggen justo con los remontes cerrando y el apreski a tope. En 10 minutos pasa el bus de vuelta. Exitazo, mejor regalo imposible.
¡Un saludo desde Innsbruck!