Preparar un día en la nieve siempre tiene una parte de preparación, de antelación y previsión a cómo se organizará. Se puede improvisar, claro, pero creo que no me equivoco si la mayoría le damos cierta planificación. Incluso con cierta emoción, porque a nadie se le escapa que una jornada de esquí siempre tiene algo de épico, de emoción.
Y queremos que la jornada resulte lo mejor posible: en resumen, vamos a vivir una gran experiencia en la que vamos a combinar vida social, deporte, aproximación a la naturaleza y gastronomía. Así que el día antes de subir a pistas con la pareja, con la familia o con los amigos, todos nos planteamos estas preguntas ¿A qué hora subimos? ¿A qué estación iremos? ¿Ponemos él porta esquís o metemos los esquís dentro del coche? ¿Desayunamos en casa o en la estación? ¿Dónde vamos a comer? ¿A qué hora estamos de vuelta?
Hoy toca preguntar a los esquiadores sobre su organización en una cuestión vital como la gastronomía. Queremos saber si desayunan en casa o en la estación. Y donde van a comer. Preguntamos a varios esquiadores en el trayecto del telesilla o mientras bajamos por pistas.
El día escogido fue el pasado 14 de diciembre, y la estación fue Masella. Aclarar que escogí esta por que se encuentra muy cercana a grandes núcleos de población, que son su clientela más habitual, junto al esquiador con segunda residencia en la Cerdanya. Ideal, pues, para un sube-y-baja.
Obviamente es una estación igualmente perfecta para una Semana Blanca, o para un viaje de esquí de fin de semana. La jornada fue un acierto, de las que invitan a pasar horas y horas esquiando: una mañana de temperaturas frías, con sol, buena nieve y sin viento.
Igual que en el caso de la pasada temporada con el reportaje “¿De qué hablamos en el telesilla?”, aquí el objetivo no es otro que curiosear entre las personas que accedieron a responder y participar en la mini encuesta. Nada de estadística o estudios supuestamente serios. Y estas han sido las respuestas.
Primera subida por el telesilla y apenas pasados unos minutos de las nueve de la mañana. Compartiendo silla están tres jóvenes. Son Gonzalo Celorio, Roger Pla y Agustín Otón. Vienen de Sitges (Garraf-Barcelona) y apenas arrancamos subida y bajamos la barra de protección me identifico y les pido participar en la breve entrevista. Un poco sorprendidos por la propuesta dan el afirmativo de inmediato. De entrada me explican que hacen la típica esquiada sube-y-baja de un día.
Gonzalo es el primero en hablar y explica que “desayuné algo en casa y para media mañana llevo una barrita energética. Para comer, un bocadillo hecho en casa, aunque en otras ocasiones comemos en algún bar de pistas”. Roger dice que en esta ocasión también ha seguido los mismos pasos, aunque generalmente “acostumbro a comer en pistas. Mis padres tienen una segunda residencia en Cerdanya y cuando subo algún fin de semana me gusta comer aquí. Pero hoy hemos consensuado hacerlo así”. Agustín ratifica lo comentado por Gonzalo y explica que si desayuna en casa lo hace en plan rápido, y se prepara un buen bocadillo para media mañana. Aunque a veces también es de quien gusta pedir un plato combinado en algún bar de la estación.
A pocos minutos para las 10 de la mañana, en el retorno de los telesquís de la Tosa, a 2.530 m, me encuentro con dos matrimonios “tertuliando” y observando los bellos paisajes del entorno. Acceden, igualmente sorprendidos, a participar en la breve entrevista.
Joan Messeguer y Montse Serra, son un matrimonio de Sant Feliu de Llobregat, en Barcelona. Tienen una segunda residencia en la Cerdanya y suben a esquiar prácticamente cada fin de semana. Y comparten la jornada con amigos.
Joan explica que ha desayunado “un pequeño bocadillo y un zumo” en casa y que va a realizar un segundo desayuno “más contundente en algún bar de la estación”. Tiene previsto esquiar hasta las dos de la tarde y comer en casa. Montse, su mujer, ratifica lo explicado por Joan, aunque desayuna algo más contundente y añade que a media mañana realizan un desayuno en el bar Coma Oriola de Masella o, si la conexión está abierta, en el Costa Rasa de La Molina. Y así hasta a la hora de almorzar en casa, en la segunda residencia.
Junto a ellos están Núria Ros y Albert Pla, de Sabadell, también tienen una segunda residencia en la Cerdanya y comparten la esquiada con Joan y Montse. Núria explica que por las mañanas siempre va con el tiempo justo, así que se ha preparado algo para comer en el coche, ya de subida, y que realizará un segundo desayuno en pistas. Para comer, no hay prisas, sino previsión muy concienzuda: ha dejado preparado un buen guiso (de conejo) para la comida. Albert, con cierta ironía, explica que se levanta más pronto, hace un desayuno tranquilo en casa y prepara las cosas para subir a pistas, mientras Núria va a contrarreloj preparando el bocadillete que se va a comer en el coche “y que luego me tocará limpiar, ja, ja ja!”.
Poco después nos encontramos con Pol Peña y Ainhoa Fernández, en el cruce de pistas de Coma Oriola y Cap de Bosc. Son de Mataró (Maresme) y se han instalado en la Cerdanya con su furgón “cámper”. Les pregunto por su organización de día.
Pol no tarda ni dos segundos en comentar que “como dice un influencer muy viral en Tik-Tok, seguimos a rajatabla el horario de levantarse a las 7 y desayuno, a las 8 recogida de material y a las nueve primera subida con el telesilla. Y hasta las 5 de la tarde. Quizás a las 4,30. Y paramos a comer, claro. Y al final del día, pues cenamos”.
Doy por hecho que lo hacen en la autocaravana, pero por si acaso, se lo pregunto: ¿Todas las comidas en la autocaravana o también en pistas? Y de paso, como han sido rápidos en la primera respuesta, y los veo muy metidos en el tema, también me curiosea saber qué comen en la “furgo”. Aquí es Ainoha quien toma la iniciativa y responde que “lo tenemos todo preparado en la furgo para desayunar, con el clásico café con leche, chocolate y frutas, para comer bocadillo, nos partimos una barra entera, de fuet con pan tomate y por supuesto aceite de oliva, y luego ya barritas tentempié para pasar la mañana o parte de la tarde. Y cenamos otra vez en la furgo”.
La mañana avanza en Masella y a afluencia parece la de un día más bien tranquilo. Sin colas en los telesillas y con afluencia “normal” en pistas. Nada de masificación. Subiendo con el telesilla Jumbo, el que nos lleva a la cota alta, comparto trayecto con Mónica Fernández y David Ferrer, matrimonio de Tiana (Maresme). Tienen una segunda residencia en un pueblecito de la Cerdanya.
Han desayunado en casa dos cafés con leche con madalenas él, y ella lo mismo (dos cafés con leche) pero con tostadas y queso. A media mañana hacen un vermut en una terraza de la estación. Tema comida: normalmente el sábado lo hacen en casa, pero ocasionalmente puede que lo hagan en pistas, en plan "bocata rápido". El domingo, que toca volver a casa, suelen esquiar hasta la una o las 2 de la tarde, y de bajada se paran en un restaurante que frecuentan.
Antoni Silva y su hijo Biel son de Gelida (Alt Penedès) y están de esquiada en plan sube-y-baja. Los intercepto en medio de la pista Tosa Vermella, parados y observando el paisaje. Me dan el visto bueno a la entrevista, pero tienen ganas de aprovechar la jornada y me indican, en tono broma, que me dan dos minutos para la entrevista. Así que pregunta rápida y respuesta expréss.
Comentan que han desayunado en pistas, el típico café con leche con croissant. Tenían previsto comer en algún bar o restaurante de la estación, normalmente un bocadillo caliente, en plan hamburguesa, o el típico lomo con queso. Y listos rápidamente para volver al "ataque" con lo esquís.
Montse Dosta y Francesc Puig son de Barcelona y también estaban esquiando "en formato esquiada sube-y baja". Atención al dato: llevan 45 años esquiando y casi siempre con la misma rutina. De subida se paran en Guardiola de Berguedà (cerca de la boca sur del túnel del Cadí) y desayunan en un bar-restaurant en la plaza del pueblo, donde “els avis juguen a cartes”, me aclaran.
Casi siempre piden tostadas, y aclaran que son rebanadas gigantes, "amb tomàquet i oli d'oliva" con tortilla, la cual también es gigante. Pocas veces varían el menú. En lo que respecta a la comida, generalmente en pistas, en el Pla de Masella, aunque en otras en el restaurant El Bosc de La Molina, pero hoy harán una excepción. Tienen algo de prisa por un compromiso y concretan que ya de bajada van a almorzar en un hotel a pie de carretera. Lo conocen de alguna otra vez, cerca de Manresa.
Georgina Sánchez, de Campdevànol, Laia Oliver, de Gurb, Judith Anglada, de Ogassa, Eloi Argelers, de Ogassa, (son municipios del Ripollès y Osona) son una cuadrilla muy joven que sus conexiones son, o bien por compartir estudios universitarios, o por trabajo, o por residencia en el mismo municipio.
Afirmaban haber desayunado en casa algo rápido y en el momento de la entrevista se disponían a comer un bocadillo, sentados en la nieve y con vistas a pistas y a la Cerdanya. Un buen plan.
Para más tarde, tenían previsto comer un plato combinado en un bar-restaurant de Alp, el pueblo más cercano a la estación.
Miguel Moreno y Joel Zambrano son de Igualada (Anoia). Practicando un sube-y-baja. Desayunan en casa algo ligero, y ya de subida se paran a medio camino para comer una fruta. A la llegada han vuelto a comer un bocadillo caliente en el pie de pistas y ya no dejan de esquiar hasta finalizar la jornada. Nada de comidas en la estación. Tienen pensado comer “contundentemente” en su casa.
Marta y Neus Vila son dos hermanas de Molins de Rei (Baix Llobregat). Subí con ellas en el telesilla de Coma Oriola, casi a la una de la tarde. Me explicaron que estaban en plan sube-y-baja. Esquían entre 4 y 5 veces al año y, en alguna de esas ocasiones, lo hacen con un escapada o viaje de esquí de varios días a otros destinos.
Salieron de buena mañana de casa, tomando únicamente un café. De camino y ya habiendo llegado a la boca norte del túnel, desayunaron en el área de servicio del túnel del Cadí. Se pidieron un café con leche con croissant y no tenían previsto comer nada más hasta avanzada la tarde.
A las dos de la tarde tenían previsto dejar de esquiar y comer ya de camino. Pensaban hacerlo en un restaurante cerca de la autovía, que les recomendó su madre el día anterior a la subida a pistas.
Y finalmente la última pareja a entrevistar en el pie de pista de la estación. Una pareja muy joven que, obviamente, estaba a la vista que comían en la estación, ya que pasaban unos pocos minutos de la una de la tarde y los observé tranquilos y relajados, “bocata en mano”, en el Frankfurt a pie del telesilla Masella Jet. Al lado mismo de las oficinas de la estación.
Eran Emilio Méndez, de México, pero cinco años viviendo en Barcelona, y Leila, de Turquía, llegada más recientemente, según aclaró Emilio. Esquiada en plan sube y baja en el mismo día desde Barcelona. Él desayunó en casa y ella estaba de ayuno, hasta que llegó la hora de comer y decidieron hacerlo en este bar a pie de pista. Tenían muchas ganas de volver a pistas y escogieron este local para ir rápidos y no perder mucho tiempo.
Y hasta aquí nuestra "investigación" sobre la planificación “gastronómica” de los esquiadores en una estación como Masella, con una base de clientela frecuentada por estas dos tipologías de esquiadores: los del sube-y-baja, por una parte, y los de segunda residencia en la Cerdanya, por otra.
Obviamente, esta es una cuestión que determina el tipo de planificación en una cuestión como la nutrición. Como he apuntado al inicio del artículo, no hay ningún interés estadístico ni de estudio. Pura curiosidad, pero estáis invitados a escribir como organizáis los desayunos y las comidas en vuestra jornada de esquí.
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