La estación de esquí de Boí Taüll se sitúa en la Vall de Boí, en la Alta Ribagorça, y su dominio esquiable se extiende por las vertientes orientadas a norte y noroeste del pico del Puig Falcó, originalmente conocido como Cap de les Raspes Roies, (2.751 m) y del Pic del Cerví de Durro (2.230 m).
Destaca por sus 46 km de pistas todas ellas libres de bosque a su alrededor, entre las cotas 2.000 y 2.751. También por ser la estación con el remonte y pistas a más altura de los Pirineos. Y todo ello al límite del Parc Nacional d’Aigüestortes i estany de Sant Maurici.
En los últimos años Boí Taüll ha hecho una apuesta por el esquí de montaña, optimizando así las buenas condiciones que ofrece la estación, por su orografía, altura y buena innivación, al mismo tiempo que se da respuesta al aumento de practicantes que buscan espacios señalizados y seguros para su práctica. Dentro del dominio se han balizado hasta 4 circuitos.
Y en esa misma línea, en los últimos tres años se han realizado pruebas o finales de Copa del Mundo (ISMF World Cup Skimo, años 2023 y 2024) y campeonatos europeos (2022) de esquí de montaña.
Boí Taüll, y sus similitudes con las iglesias patrimonio mundial
Boí Taüll tiene una historia algo ajetreada, quizás porqué aquí, por tradición, todo apunta al cielo. Y ese es un camino difícil.
Su puesta en marcha fue en 1991 impulsada por Agrupació Mútua, Bankpime y pequeños accionistas. Se construyó la estación de esquí explotada conjuntamente con su zona residencial, a inspiración del modelo de negocio de los Resorts integrales de USA.
En 2004 el grupo inmobiliario Nozar se convirtió en la propietaria mayoritaria de la estación y el complejo residencial del Pla de l’Ermita. Cuatro años más tarde, la conocida crisis del ladrillo dejó a los nuevos inversores en una situación financiera difícil. Los nuevos proyectos quedaron paralizados. Empezaba un preocupante declive en casi todos los aspectos.
En 2019, tras quince años especialmente complicados por lo económico y por una meteorología poco benigna, la estación pasó a ser de propiedad del gobierno catalán y la gestión quedó en manos de la empresa pública Ferrocarrils de la Generalitat.
Pero historia reciente aparte, lo curioso de Boí Taüll es que con los años va adquiriendo algunas similitudes con las 10 iglesias del valle, 9 de las cuales están integradas en el catálogo de protección oficial por la UNESCO. Poniendo un poco de imaginación, claro. Lo admito. Pero, vamos allá.
Casualidades de la vida, o no, tomamos como referencia la altísima concentración de iglesias románicas que han llegado hasta nuestros días. Lo han hecho destacando por su cantidad y por conservar su calidad constructiva y arquitectónica, y además mostrando en sus paredes pinturas murales consideradas joyas de la historia del arte.
Y en cierta manera, lo mismo se puede decir de las características de esta estación en la que todo parece ser celestial. Porque lo que destaca en Boí Taüll es su reconocida nieve de calidad. Repitan con nosotros: calidad. También destaca por su apuesta por las alturas, erigiéndose en la estación cota máxima de los Pirineos, cuestión que incluso se podría inspirar en los altos campanarios de las iglesias del valle. Repitan con nosotros: altura, o lo que es lo mismo, en dirección al cielo.
Quizás sea por qué en Boí, cada telesilla o telesquí sube por la montaña acercándose al cielo azul, igual que lo hace el campanario de una iglesia del fondo del valle buscando la máxima altura, para que sus campanas resonaran más y mejor. Y, de la misma manera que cada ventana de un campanario ofrece una perspectiva algo diferente, cada pista que sale de un remonte también ofrece una panorámica algo diferente.
Y para concluir con esta comparativa: el mapa de pistas en Boí Taüll es tupido cromáticamente. Hay un claro predominio de los colores verdes, azules, rojos y negros, reflejando unos trazados que, todos ellos, se encuentran bien concentrados en muy poco espacio, siempre dentro de una superfície o manto blanco que, en invierno, lo blanco es sinónimo de oro puro.
Y con cada rincón de la montaña tan bien aprovechado, parece un mapa inspirado en alguna de las pinturas murales que se realizaron en la iglesia de Sant Joan de Boí. Una joya.
Y otra curiosidad. Hagan esta prueba: frente a un mapa de pistas, cerrar los ojos, alejarse un poco y abrirlos a medias. No del todo, que se vea borroso, a imitación de un canal de una televisión codificada. Y con un poco de imaginación, ya está, aparecen difuminados los colores que predominan en el Pantocrátor de Taüll. Rojos, azules y negros entre grandes masas de ocres. Y es que los ocres aquí son el oro, el oro blanco de la nieve de la vall de Boí.
¿Convencidos de que Boí Taüll merecería ser un Patrimonio Mundial de todos los esquiadores?
Hoy toca un repaso a los seis TIPS de Boí Taüll, siguiendo los mismos criterios que ya aplicamos con las estaciones hermanas marca FGC de La Molina, Vall de Núria, Port Ainé, Vallter y Espot Esquí.
1 - La pista imprescindible: Vista Pallars
Una pista muy especial es Vista Pallars, roja, de visita imprescindible y que partiendo de la cota alta a 2.753 metros nos lleva hasta el Coll de Raspes Roies, a 2.540 metros. Tiene de especial que es la única claramente orientada a sur en todo el dominio y que ofrece como fondo panorámicas impresionantes. Para disfrutarla y a la vez sacar fotos de calendario.
Pista que para más alicientes podemos enlazar de forma seguida con Tuc y Forcall, resultando un descenso de 750 metros para el que convendrá haber hecho un buen desayuno, si uno quiere hacerla de una sola tirada, claro.
2 - El rincón mágico: Puig Falcó o Cap de les Raspes Roies
Imprescindible la visita al Cap de les Raspes Roies (o Puig Falcó). Se accede por el telesquí de Puig Falcó. A apenas 20 metros del retorno del telesilla. El consejo: descalzarse los esquís, acercarse a la cima de esta montaña y relajarse un rato observando sus panorámicas de 360º.
El Puig Falcó es un auténtico mirador, en el cual disfrutaremos de panorámicas impresionantes, de buena parte de los Pirineos y de cimas míticas como el Aneto, entre otras muchas. Si las condiciones lo permiten, se puede observar el fenómeno meteorológico de la niebla en la “plana de Lleida”, tan frecuente durante los periodos anticiclónicos.
3 - La identidad histórica
Boí Taüll es una estación relativamente nueva si tenemos en cuenta que su puesta en marcha fue en 1991. Dentro de lo que es el dominio esquiable, el edificio de servicios del pie de pista en la cota 2.000, con su estilo arquitectónico moderno y de montaña, con techos con máxima pendiente, sería lo que mejor representa la historia de la estación.
Sin embargo, tal como hemos explicado en la introducción, en sus inicios Boí Taüll fue concebida como un resort conjunto, un pack que engloba la urbanización con alojamientos en el Pla de l’Ermita, y el dominio esquiable con sus pistas y remontes.
Así pues, el Pla de l'Ermita es una gran zona residencial creada desde 0, que nació y se hizo grande al mismo tiempo que se desarrollaban las pistas de esquí. Desde el Pla de l’Ermita se puede visitar la ermita de Sant Quirc de Taüll, románica del siglo XII, sin campanario, en un paseo de apenas 1,5 km. Aunque esta ermita no forma parte del catálogo oficial de las 9 iglesias reconocidas por la UNESCO, lo curioso del caso es que con ella sumamos 10 iglesias. ¿Y sabéis cuantos remontes tiene a día de hoy Boí Taüll? Diez.
La visita a Sant Quirc de Taüll debería ser el aperitivo cultural de la visita obligada a, como mínimo, una de las iglesias del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. Escoged cualquiera y disfrutarla por lo menos durante una tarde después de vuestra esquiada: Sant Climent de Taüll, Santa Maria de Taüll, Sant Joan de Boí, Santa Eulàlia d’Erill la Vall, Sant Feliu de Barruera, la Nativitat de Maria de Durro, Santa Maria de Cardet, l’Assumpció de Coll y ermita de Sant Quirc de Durro (no confundir con Sant Quirc de Taüll).
4 - La mejor nieve: Pista Tuc.
Boí Taüll tiene fama de buena nieve y de grandes espacios para practicar esquí fuera pista. Tres motivos: el primero, su orientación a norte. El segundo: todas sus pistas están por encima de los 2.000 metros. El tercero: poca humedad. Aunque se sitúa algo más cerca del Mediterráneo que del Atlántico en línea recta, las perturbaciones de origen atlántico, cuando llegan, descargan una nieve con menos humedad que en la vertiente norte. Y cuando llegan del Mediterráneo, suelen hacerlo con cantidades generosas y que, por altitud, también llegan con una carga húmeda más baja que en otras estaciones de la vertiente sur.
Sin ir más lejos, durante la pasada temporada, bien conocida por sus pocas nevadas y de escasos grosores, en las montañas de la Vall de Boí se acumularon un total de 415 cm. Nada mal en comparación con otras zonas.
La pista que mejor refleja esta calidad es, La Tuc, una roja que con un trazado con mucha curva y por sus pendientes pronunciadas alternadas con más suaves, se hace especialmente divertida.
Alternativamente, buena nieve en las pistas Erta y Regalèssia. Y un apunte final sobre mejores pistas: para disfrutar con giros anchos, la pista Vaques, tradicionalmente pista destinada a las competiciones.
5 - Gastronomía en Boí Taüll
La gastronomía de la Alta Ribagorça y la Vall de Boí se basa principalmente en productos de los Pirineos. Entre ellos está la trucha, la carne de caza y la ganadería de vacuno u ovino.
Entre los imprescindibles están 5 platos:
1 - El Trinchado de Col y Patata con Tocino
2 - La Pierna de cordero mechada o palpís.
3 - El civet de senglar (jabalí) o de Isard (rebeco)
4 - Vianda (escudella de l’Alta Ribagorça).
5 - Trucha de Río a la llosa (muy típica en Vilaller)
Nuestra recomendación: maridar alguno de estos platos con algún vino de la DO Costers del Segre, la más cercana a la Vall de Boí.
Merece una referencia la nueva propuesta gastronómica que se encuentra en el pie de pistas de la misma estación. Se trata del Cow Boí, un espacio para degustar hamburguesa km 0, de productores locales de la Vall de Boí.
6 - Après-ski en Boí-Taüll
Oferta generosa de restaurantes y bares repartidos entre el Pla de l’Ermita, Taüll, Boí y Barruera. Y si no queremos salir del hotel o nuestro apartamento siempre queda la opción de tomarse una ratafía artesanal de La Vall de Boí. Y por supuesto, dedicar una tarde a la vista de alguna de las nueve iglesias que forman parte del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Y hasta aquí mi propuesta de seis TIPS para Boí-Taüll, último capítulo de los seis dedicados a cada una de las seis estaciones de FGC. Espero que os hayan gustado y ayudado a conocer un poquito mejor algunas de las características que hacen únicas a todas las estaciones visitadas en estos artículos.
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