No hay destino turístico, gastronómico, lúdico o deportivo que no tenga sus propias señas de identidad. Igual que Port Aventura tiene su Dragon Khan, Bilbao tiene su casco viejo y gastronómico, o Alicante sus Fogueres de Sant Joan, las estaciones de esquí se han convertido en destinos que configuran su identidad combinando esas tres cuestiones (la deportiva, la lúdica y la gastronómica) y con cada una de ellas se erige una parte importante de su identidad.
Un caso similar es el de las estaciones de montaña de FGC Turisme (Boí Taüll, La Molina, Espot Esquí, Port Ainé, Vall de Núria y Vallter), cada una de ellas con sus señas de identidad que las hacen únicas, especiales y genuinas. Propongo un repaso de las seis señas de identidad para cada una de las seis estaciones, de manera que antes de visitarlas, si no lo habéis hecho antes, os resulten familiares y os pueda servir de guía para no perderse lo mejor de cada una de ellas.
Empezamos por La Molina.
1 - La pista imprescindible
Se hace difícil no, muy difícil e injusto, escoger una sola pista en una estación con tanta historia y con tanta oferta. Porque la que no tiene un aliciente deportivo lo tiene histórico, y la que no es por interés paisajístico, quizás lo tiene por su interés lúdico.
Pero nos mojamos y lo hacemos por la Comella-Estadi. Pista homologada FIS desde 2005 y en la cual se han celebrado una Copa del mundo de esquí alpino femenino en 2008 y varias pruebas de Copa de Europa. Muy ancha, equipada con nieve producida y con salida en los 2.100 m. y llegada en los 1.670 m.
2 - El rincón mágico
No hay estación de montaña o destino de nieve que no tenga su rincón especial, mágico, único, y en el que prácticamente todos los locales esten bastante o muy de acuerdo. Por la belleza del lugar, o por las panorámicas que ofrece, o porque hay una historia que le confiere un carácter único.
En el caso de La Molina es el refugio-restaurant del Niu de l’Àliga, a 2.537 m. Se accede con la telecabina Cadí-Moixeró y sus panorámicas son de escándalo. Un mirador de 360º sobre algunas de las cimas más emblemáticas de los Pirineos orientales pero también sobre las comarcas y montañas de la Catalunya central.
Desde su cima observaremos diferente fauna (rebecos, águilas, buitres, quebrantahuesos...si hay suerte) y podremos redondear la visita con un desayuno o comida en su restaurante. Siempre muy solicitado, así que mejor reservar con tiempo.
3 - La identidad histórica de la estación
Otro punto de debate que se puso difícil. Porque de nuevo había muchas opciones, pero al final, por el peso propio de la historia como inicio de lo que es hoy La Molina, el apunte histórico estaba claro: Font Canaleta.
Aquí se instaló, en 1943, el primer telesquí de España. También aquí se construyeron, y todavía resisten el paso del tiempo, los trampolines de saltos de esquí, además de instalarse parte de la primera red de producción de nieve de España en la temporada 1985-186.
Pasar un rato en esta zona cruce de remontes y pistas, por lo general muy umbría durante los meses de diciembre y enero, es una buena manera de empaparse de la historia del esquí en la Península Ibérica.
4 - La mejor nieve
No podía faltar una referencia donde encontrar la mejor nieve en una estación de esquí. Seas esquiador de alpino, de montaña, o snowboarder, por lo general siempre buscamos la zona con más garantía de nieve, en grosores y en calidad.
Así que aquí la respuesta es Torrent Negre. Aunque algunos podrían decir con acierto que la mejor nieve está en los alrededores de la cima de la Tosa (2.535 m) gracias a su altura, es igualmente cierto es que por orientación y variedad de pistas el título se lo adjudiquemos a Torrent negre.
Las pistas Els Plans, Agulles, Passeig, Carena, Solell y Torrent Negre ofrecen prácticamente la misma garantía de nieve pero con bastante más variedad de trazados. Para entendernos, es la zona donde nos podríamos pasar perfectamente toda una mañana sin salir de allí.
5 - Gastronomía
La gastronomía en los Pirineos catalanes es cada vez más importante. Y valorada. Y diría que determinante. Se basa en su variedad y calidad de productos, en comunión con una cocina local, tradicional y a la vez modernizada.
Un plato imprescindible para completar una buena jornada en La Molina, es el el Trinxat de Cerdanya, plato nacional de toda la comarca (una especie de "tortilla" a base de puré de patata, 'col d'hivern' y tocino). Si es posible, combinarlo con un buen segundo, un guisado de pato con 'naps', y maridarlo con un buen vino de la cuenca del Segre, por ejemplo de la DO Costers del Segre o de los emergentes vinos de bodegas de la Cerdanya.
Todos los restaurantes de la estación, o de los pueblos de la comarca, ofrecen este plato.
6 - Après-ski
Y finalmente, recordar que una buena jornada en pistas, en la nieve, siempre conlleva una buena actividad après-ski. Las actividades après-ski en la Cerdanya son numerosas y variadas, así que nos vamos a fijar en una vinculada a los deportes de invierno.
Una actividad lúdica y en formato espectáculo que os permitirá recordar vuestro paso por La Molina de una forma especial. Se trata de asistir a un partido de hockey hielo en Puigcerdà. No todos los fines de semana hay partido, pero si existe la posibilidad no la dejéis escapar.
Alternativamente, por si no hubiera esta posibilidad, otra actividad con la que redondear la jornada es la de pasear por las calles comerciales de Puigcerdà y tomar algo en algunos de los bares de tapeo de sus plazas Cabrinetti, dels Herois o Santa María, entre otras. La oferta es generosa.
Y hasta aquí mi propuesta de seis TIPS para La Molina, seis imprescindibles para cada una de las seis estaciones de FGC. Espero que os haya gustado mi propuesta y me encantaría leer vuestras aportaciones o sugerencias. Próxima parada: Vall de Núria.
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