Hemos organizado el que podemos denominar como nuestro primer gran viaje de esquí con ayuda de Nacho Campos de Alpeski. Desde el principio teníamos claro el destino: Dolomitas. Aunque hubo alguna pequeña duda al principio de la organización (allá por los últimos coletazos del verano), por optar por Alpes franceses en coche, y evitar el avión-coche alquiler que nos suponía ir a Dolomitas, al final el componente emocional pudo más. Y este componente, no sé por qué era el hecho de esquiar en Dolomitas.
Día 1 - Viaje
De manera que por fin, el momento había llegado... el día 2 de febrero bien temprano salimos de casa para volar a Munich.
Mientras llegábamos a Munich, se podía observar cómo estaban las cosas después de las nevadas de enero, que cerraron el aeropuerto de Munich
El viaje sin mayor incidencias. Coche de alquiler equipado con ruedas de invierno, a un precio creo que bastante apañado, también gestionado por Alpeski.
Desde que salimos del aeropuerto de Munich, las carreteras presentaban este estado
El viaje en carretera por el sur de Alemania y cruzando Austria en dirección sur, fue fácil, por autovías y autopistas, bien señalizadas, con algún atasquillo puntual. Hasta que llegamos a la autopista de montaña del paso Brennero, que nos comunicaría con Italia. Sin avisos previos de esta situación, nada más pasar, ¡¡¡y pagar!!! el peaje nos vimos inmersos en un atasco de dimensiones épicas.
Estuvimos algo más de 4 horas para circular apenas unos kilómetros, hasta que la policía austriaca desvió el tráfico a un área de servicio, donde nos obligó a volvernos hacia Innsbruck ya que la carretera había sido cortada. El problema había sido un alud en la parte italiana de la carretera, que había obligado a cortar la carretera.
Del atasco me llamó mucho la atención como, cuando nos paramos, la gente fue parando sus coches abriéndose hacia los arcenes (y como donde fueres, haz lo que vieres, pues yo también), con esta maniobra consiguieron dejar un carril central libre para que pudieran acceder equipos de emergencias de cualquier índole… si en España dejas ese hueco…. ¡¡¡llegas a los Dolomitas sin parar!!!!
Por lo tanto, empezamos la búsqueda de alojamiento cercano para pasar la noche. Fue más difícil de lo creíamos. Innsbruck imposible, todo lleno, las habitaciones volaban mientras las ojeabas en internet. Al final encontramos, tras varias peripecias, hospedaje en una localidad cercana a Innsbruck…
… Ni tan mal….
Día 2 - Llegada a Val di Fassa
Tras desayunar iniciamos nuevamente nuestro camino. Eso sí, por la noche una pequeña nevadita…
La bajada camino a Innsbruck, nevando de forma importante, tenía su miga. Pero la verdad, el coche y sus neumáticos se comportaron bastante bien…
Una vez en Innsbruck, de nuevo autopista, ¡¡¡y peaje de nuevo!!!, camino de paso Brennero. Por supuesto no éramos los únicos en la carretera, aunque alguno le ponía más valor al tema que otros…
A medida que ascendíamos el puerto, y lo descendíamos camino de Dolomitas, se podía observar lo mucho que había nevado en las últimas horas. Realmente circulábamos por una autopista de dos carriles en cada sentido, pero que sólo se podía circular por un carril, ya que el arcén y parte del carril derecho estaba ocupado por una hilera infinita de camiones parados/atrapados.
A medida que avanzábamos por la autopista, ya dentro de Italia, ésta se encontraba cada vez más limpia. Hasta que sales de ella, y empiezas a dirigirte a nuestro destino: Val di Fassa. Dadas las condiciones, decidimos no pasar pasos de montaña, y hacer nuestra aproximación por las zonas bajas del valle. A pesar de ello había nieve en abundancia
Finalmente llegamos a Campitello di Fassa y a nuestro hotel, el Villa Kofler.
Del hotel y su personal, sólo podemos tener buenas palabras. Instalaciones impecables y un trato muy especial. Gracias a todos ellos nuestra estancia estos días ha sido inolvidable.
La verdad es que empezábamos a vislumbrar que, a pesar de haber perdido un día de esquí, lo que nos esperaba, a poco que mejorara el tiempo, podía ser para enmarcar.
Día 3 - Val di Fassa
El día anterior, cuando recogimos los forfaits, en la base del teleférico de Coll Rodella se informaba que la Sella Ronda estaba cerrada en ambas direcciones por trabajos de acondicionamiento de las pistas… una sirena visual avisaba del elevado peligro de aludes… pero hoy, tras ver el paisaje desde el ascensor, mientras desayunábamos miramos las aplicaciones y… ¡Todo abierto! ¡Sin viento! ¡Con sol!
Los desayunos del hotel merecen mención aparte. No muy variado, pero con una calidad excepcional. Café espectacular que te preparan en el momento. También preparan rápidamente zumos y platos calientes. El personal muy agradable y muy profesional.
Vuelta a la habitación, ya con nervios. Termina de apañar el equipo, que el primer día siempre cuesta un poco más. Bajas al guardaesquís, también muy bien acondicionado, te calzas las botas (hoy no te planteas que haces con esa tortura en los pies). Y te lanzas a la parada del skibus, que literalmente está en frente del hotel.
El skibus del valle, que no es gratuito, aunque tienen una importante rebaja comprados en el hotel, nos ha parecido que funciona bastante bien. Son varias líneas, que pasan cada poco tiempo en horas punta. El folleto de los horarios puede ser un poco inmanejable por su tamaño, pero cuando lo vas usando, lo domas con facilidad.
Por ser el primer día, se nos echó el tiempo un poco encima, y tuvimos que dejar pasar 2 buses llenos, pero en el tercero entramos sin problemas, y dos paradas después estábamos en… ¡Una cola impresionante para acceder al teleférico de Col Rodella!
La espera, que fue larga de forma objetiva, unos 45 minutos, y de forma subjetiva, porque el ansia viva empezaba a anidar en el espíritu, sirvió para observar un amplio repertorio de ropa y material de esquí para las próximas compras, y para enterarnos de cosas muy entretenidas, como que el teleférico de Col Rodella (funivia que dicen por estos lares) es un cacharro que en 2262 mts asciende un desnivel de 985 mts, desde Campitello di Fassa a Col Rodella, a un ritmo de 1200 pers/hora. Se trata de un autobús con capacidad para 125 personas.
El viaje en el teleférico fue muy parecido a un viaje en metro de Madrid en hora punta. Si la capacidad del bicho es de 125, pues 125 que entran. Muy bien organizado eso sí. Los tornos van dejando pasar sólo viajes completos, y se cierran mientras pasa al anden el siguiente grupo que montará. Dentro, pues un poco apretados, esquiadores, esquís, mochilas… ya digo que no te tienes ni que sujetar
. Pero llegas arriba y te encuentras con esto…
Y se te queda una cara, que no nos iba a acompañar lo que nos quedaba de semana.
Una vez recuperado de la impresión de las vistas, empiezas a observar más cosas. Hace frío, pero el justo, el cielo es azul, el sol está ahí, y no se ve ni una sola nube… empiezas a andar y el sonido que hacen las botas sobre la nieves es muy peculiar, es un crujido que no habíamos oído antes. Cuando nos calzamos los esquís, se repite ese crujido tan especial que estuvo con nosotros toda la semana.
Y aquí surge la primera duda, que venía rumiando desde que decidimos el destino del viaje. Y es que mi nivel de esquiador turístico, subapartado paquete (hace poco que empecé en esto, y ya vamos tiñendo canas), hacía que estuviera preocupado porque desde este teleférico, que era el más cercano al hotel, se accedía a pista roja sí o sí. Pensaba que la pista sería rojilla, pero en esos momentos a mí, que siempre empiezo mis jornadas de esquí por una pista azulita, me parecía un verdadero muro rojo oscuro. Y… ni rastro de esa marca que dejan las pisapistas en las pistas… ¡Una capita de nieve recién caída! Pues todos mis miedos juntos: primer día, esquís de alquiler que no he probado (¿será la altura correcta? ¿el ancho correcto? ¿las cotas? ¿el material? ¿la marca?... que no son las flechas!!!! Que es el indio!!!!!), pista desconocida, ¡¡¡y roja!!!, prácticamente sin pisar…. Uuuuffff!!!!! Menos mal que mi mujer, que baja lo que le pongan, con lo que le pongan, me dio uno de esos empujoncitos que nunca vienen mal.
Primeros giros, y….. ¿Qué es esto? ¿Nieve? Nooooooo. Esto no puede ser nieve. ¡¡¡¡Increible!!!! Creo que nunca volveré a tener esa sensación. Es indescriptible. Nieve para cargar un tren. Una capa de polvo que no parecía tener fin. En algún momento he de reconocer que pensé que tal vez un poquito menos de nieve y un poquito más de pisado, me vendría muy bien… Pero no, sólo fue un ratito al principio. La calidad de esa nieve me dejo enganchado toda la semana. Esa nieve me hacía bueno hasta a mí.
Bajamos por la pista 3-Tre prácticamente en estado de conmoción. Creo que estábamos sufriendo un síndrome de Stendhal, pero en vez de en una ciudad como Florencia, en una estación de esquí que nos estaba dejando con la boca abierta desde el principio
La pista termina en Pian de Frataces, al lado de Lupo Bianco, por esta zona pasaríamos muchas veces durante la semana, ya fuera en un sentido u en otro. Tras un pequeño schuss y pasar por un túnel bajo la carretera, siguiente remonte: el telecabina que nos subiría a la zona de Belvedere. Primero de los muchos telecabinas que utilizaríamos durante la semana, éste con un soporte central para sujetar los esquís y todos sentados alrededor.
En esta zona de Belvedere, fuimos conscientes por primera vez lo que suponía la Sella Ronda en días de mucha afluencia. Ya se veía alguna cola de importancia en alguna silla. Intentamos evitarlas, y estuvimos un rato en la zona de Belvedere. Pistas rojas en su mayoría, cortas, con pendientes de cierta importancia al principio, que se suavizan al final. Eso sí, muy anchas, prácticamente se trata de una ladera esquiable casi en su totalidad.
Había llegado el momento de una parada técnica para un café, y retirar algo de ropa de abrigo, porque aunque las predicciones aseguraban temperaturas alrededor de los -10ºC, la sensación no era tal, y estábamos rozando la lipotimia. Por lo que elegimos uno de los varios refugios que habíamos visto. Esto de los refugios tiene su aquel, hay muuuuuuuchos, creo que debería haber un post en el foro para colgar fotos y comentarios de ellos. Es increíble la cantidad y calidad que hay. En este caso, elegimos la Baita Gherdeccia.
Decidimos poner rumbo a la zona de Buffaure-Ciampac, entrando en lo que sería una constante en este viaje, el esquí-ruta. Una sensación brutal de, no solo bajar una ladera esquiando, sino de transportarte del punto A al punto B utilizando el esquí y los remontes, y prácticamente sin repetir apenas pistas. Mientras hacíamos las maniobras para montar en el teleférico Alba-Col dei Rossi en sentido bajada hacia Alba, encontramos una de las pistas con una de las mejores vistas que encontraríamos. Se trata de la sucesión de pistas Gherdecia, Kristiania, Belvedere y Col dei Rossi. Desde ellas se admiran unas vistas del valle espectaculares.
(alguien que la gire y la ponga bien!!!!! por favor!!!! incapaz totalmente....)
La bajada a Alba por el teleférico tampoco estaba mal. Este viaje lo hicimos prácticamente solos, aunque era un teleférico pequeño, sólo 100 personas por góndola. Al fondo se podía observar la pista negra Ciampac, que te grita que la bajes... no puedes dejar de mirarla!!!!!
Una vez en Alba, sales de la llegada del teleférico y en frente (a 10 mts) la puerta de entrada al telecabina que nos subiría a Ciampac… Que nivel de medios!!!! Telecabina para 10 personas sentadas (con unos curiosos orificios en el suelo para encajar los esquís) y totalmente acristalado. Desde este TC, se tienen unas buenas vistas del pequeño núcleo de Alba.
En esta zona de Buffaure-Ciampac había mucha menos afluencia que en la zona que habíamos dejado atrás. Pistas largas, fáciles y bien pisadas. Pista Orsa Maggiore, algo más de 2 kilómetros de suave pista roja, con unas vistas de infarto y prácticamente solos.
En esta zona, también se encuentra una de las pistas que nos enganchó, creo que fue la única pista que buscamos en varias ocasiones y varios días. Dicen que es la variante roja, para no hacer la negra Vulcano que desciende a Pozza. Aunque para nosotros, Vulcano era la variante rápida si tienes prisa por algún motivo, inexplicable aquí, y quieres llegar pronto a Pozza, ya que la pista principal era Panorama, una pista roja de poco más de 5 km, con las que serían las vistas icónicas de Dolomitas para nosotros. Una pista con palas de pendientes interesantes y constantes, que te permitían apretar, y con unas transiciones para dejarte llevar y admirar el paisaje, y una zona final mucho más llana pero igualmente bonita.
Ahora tocaba deshacer el camino realizado para volver a nuestra base. Desde los cómodos telesillas se podía observar lo mucho que había caído en los días previos, y lo mucho que se había disfrutado en el fuera de pista (no nosotros, desde luego)
Ya de vuelta de nuevo a la zona de Belvedere. Desde la cresta de Col dei Rossi, se podía observar, con el Sassolungo al fondo, la zona de Col Rodella a la que nos dirigíamos.
Desde aquí, la bajada hasta la zona de Lupo Bianco era parte de la Sella Ronda, que a esta hora dejaba la pista del Bosco (pista larga, entre árboles y bonita) con unas bañeras curiosas casi en toda su longitud, bañeras que se sortearon de forma aseada.
De vuelta en Col Rodella, tomamos un algo para no caer desfallecidos
Como curiosidad, el garito tenía una terraza con una barra para copas, que estaba bastante animada, con gogos en plena actuación.
Col Rodella nos despedía de esta manera...
Hoy para despedir la jornada no faltó el strudel de manzana. Por cierto, aquí se cena muy temprano!!!! Y a las nueve y media de la noche: -8ºC!!!!!!
Día 4 – Val Gardena
No podíamos repetir, era mucho pedir… O sí???? Qué nos depararía el ascensor????
Pues sí!!!!!! Parece que íbamos a repetir día, en lo climatológico, porque el día de esquí no sería igual ya que habíamos decidido cambiar de estación, y hoy nos dirigiríamos a la vecina Val Gardena.
Un poco antes, en comparación con el día anterior, montamos al skibus y llegamos al teleférico de Col Rodella con bastante menos cola que el día previo. La imagen en Col Rodella al salir del teleférico era calcada del lunes… un día espectacular. Con esas, nos dirigimos a Val Gardena.
Fuimos hacia Selva, y aunque nos guiábamos por la Sella Ronda, no siempre la seguíamos, a veces queriendo y a veces no tan queriendo… Pistas asequibles, bien pisadas (era temprano) y, como no, con un paisaje de infarto.
Al fondo la estación de llegada del teleférico Piz Sella y, un poco más abajo, el Rifugio Emilio Comici, un lugar muuuuuuy chic, donde hicimos parada para un cafecito al sol.
Al salir del refugio de Comici, tomamos un poco de altura, con la intención de seguir bajando hacia Selva, pero nos asomamos un momento al tramo negro de Piz Sella, con la sana intención de sólo asomarme… pero una vez allí, un empujoncito y la calidad de la nieve, hicieron que diera el primer giro, y después el siguiente, y otro…. Al llegar abajo, te vuelves y ves esa corta, pero inclinada, pista y…. las dudas y el canguelo que tenías arriba vuelven!!!!
Nuevamente empezamos otra bajada, ahora desde la cima de Ciampinoi. Lugar un poco extraño, que nos desorientó un poco sobre por donde bajar, de hecho, buscábamos bajar Saslong y acabamos bajando Ciampinoi 3. De perdidos al río, otra pista negra. Pero esta vez en plan pistón. Muy ancha, con palas de respeto, pero muy ancha, con una nieve excepcional y prácticamente solos.
Por fin damos con las Saslong y el inevitable castillo
A medida que iniciamos la vuelta a Val di Fassa, ciertas pistas empiezan a presentar bañeras, más me valía que me acostumbrara a ellas…
Día 5 – Arabba y la Marmolada
Queríamos hacer la Marmolada, pero en nuestros planes, la primera opción era ir en coche, pero las carreteras que rodean el Sella y los pasos de montañas… Al no estar completamente seguros de las condiciones de la ruta más directa, decidimos ir esquiando a la Marmolada. La salida, en vez de Col Rodella, sería Col dei Rossi, para intentar evitar colas. Así que tras un madrugador viaje en skibus hacia Alba, montamos en el teleférico sin esperas. Como viene siendo norma, el día espectacular una vez más. La nieve en la zona de Belvedere en muy buenas condiciones. Y nos dirigimos lo más rápido posible al primer remonte en dirección Arabba…
Directos hacia Arabba. El descenso fue muy agradable, rápido, y con una nieve de gran calidad, sobre todo la primera pista, Arabba, con unas condiciones muy buenas a esa hora, que invitaban a repetir… pero teníamos prisa.
A la llegada a Arabba, cometimos un pequeño error de orientación y dimos una agradable vuelta por las pistas de los alrededores de Arabba. Estoy convencido que esta vueltecita es una manera de regular la afluencia de esquiadores hacia la Marmolada. Una vez reubicados, tomamos el teleférico a Porta Vescovo. Las vistas van subiendo de nivel por momentos…
Al llegar a la silla Saas de la Vegla, nos encontramos con una cola ya de dimensiones importantes. No habíamos sido conscientes que nos encontraríamos una silla de dos, varios días malacostumbrados, y claro… no estábamos preparados… pero es que son dos sillas de 2 seguidas!!!!!! Y esto sí que es una forma de regular el tráfico de esquiadores a la Marmolada!!!!
Iniciamos la bajada hacia Malga Ciapela, que, a estas horas, todavía es agradable.
Mientras nos aproximamos a Malga Ciapela da la impresión que los arrastres del último tramo no están operativos. Y a la llegada a Malga Ciapela, lo que ya sabíamos que encontraríamos…
No tenemos noción exacta del tiempo total de subida a la Marmolada porque tuvimos un pequeño incidente… Durante la subida del último tramo de teleférico, nos quedamos sin luz, y estuvimos colgados un buen rato, hasta que nos bajaron de vuelta a la estación intermedia de Serauta. Nos tomamos un pequeño refrigerio esperando que se solucionara el problema, y volvimos a subir. En total, algo más de dos horas desde que nos quitamos los esquís hasta que llegamos a Punta Rocca… El tiempo se nos había echado encima.
Las vistas desde la terraza mirador de Punta Rocca… sin palabras
Empezamos el descenso... laaaaaargo….
No se trataba de una pala, ni de dos,... ni tan siquiera de todo el muy largo descenso de la Marmolada... Todo el regreso a Val di Fassa lo hicimos sobre bañeras!!!! Algún tramo con bañeras bastante importantes, y con muuuucha gente. En fin, tengo que solucionar esto de las bañeras. Me veo en un curso intensivo en La Visera en Sierra Nevada
Entre el apagón, las bañeras y mi dificultada para pasarlas... se nos iba echando la tarde encima... y a los demás también. Ya todo el mundo con prisas... Finalmente llegamos a Val di Fassa e iniciamos el descenso a Canazei.
El día fue intenso... Un poco apurados al final, cuando la técnica te falla en las bañeras, el físico empieza a venirse abajo por intentar sustituir lo uno con lo otro... Pero las vistas de la Marmolada lo merecen. Eso sí, en otras condiciones, sin bañeras y buena nieve, la bajada de la Marmolada debe ser una pista espectacular. Definitivamente es necesario ser de los primeros para subir a la Marmolada.
Día 6 – Vigo Catinaccio
Huyendo de la masificación, decidimos conocer esta parte de Val di Fassa… La experiencia del día anterior me había dejado para el arrastre, así que buscamos una zona más tranquila.
En un corto trayecto en skibus llegamos a Pera, el acceso que habíamos elegido para esta zona.
Esta zona de Val di Fassa, no está conectada con el resto por remontes. Es una zona pequeña, muy poco concurrida, al menos este día, y de un ambiente más familiar. Al igual que en las pistas cercanas a Arabba, aquí vimos numerosos cursos con niños. La calidad de la nieve era tan buena como los días anteriores, en un puñadito de pistas azules y rojas anchas, entre pinos y muy bien pisadas. Y una pista negra… Tomba.
Por primera vez en el viaje, le dedicamos tiempo a repetir pistas. La pista Thöni, larga, bien pisada, entre pinos, y con unas palas divertidas fue nuestra elección.
La calidad de la nieve, el pisado de las pistas, y el empujoncito de rigor, hicieron que me aventurara con Tomba. Una pista negra, corta, con dos palas con mucha inclinación, pero bastante ancha.
Para terminar decidimos cruzar en skibus al sector de Buffaure. Así que salimos por el teleférico de Vigo.
La bajada a la parada del skibus es un poco pesada…. Mucho mejor utilizar las escaleras mecánicas a tal fin…
En Buffaure, antes de emprender el regreso a Ciampac y desde allí a Belvedere, disfrutamos nuevamente de la pista Panorama, que nos tenía enganchados. Camino de Ciampac, seguimos disfrutando de pistas con poco afluencia y unas condiciones envidiables. Para cruzar a Belvedere y desde allí, llegar a Col Rodella para terminar el día de esquí.
La previsión para el día siguiente, que sería nuestro último día de esquí, no era tan buena como los previos. Parecía que podría estar más nublado. La experiencia de hoy, alejado de la Sella Ronda, había sido muy buena…
Día 7 – Carezza
Finalmente nos decidimos por visitar Carezza… Ya es el último día, se nos ha pasado volando!!! Skibus y a conocer la zona de Carezza. Estación muy familiar, con tres sectores para todos los gustos. Pistas sin masificar. Buena calidad de nieve. ¿Qué más se puede pedir?
La pista negra Para di Tori tiene 3 palas con una inclinación importante, pero con un ancho tamaño autopista, con muy poca afluencia y una calidad de la nieve excepcional… Por lo que nos dedicamos a repetir una y otra vez, aprovechando para soltarnos en una pista con una inclinación considerable pero con unas condiciones de seguridad perfectas, por nieve y por pocos esquiadores.
Parecía que habíamos reservado la pista para uso privado…
Más tarde bajamos a Carezza y desde allí repetimos la misma maniobra, esta vez en la pista Paolina.
A mitad del día decidimos iniciar la vuelta, pero no directamente a Campitello, sino que volvimos a bajar del skibus para esquiar de nuevo en el Catinaccio en pistas que ya conocíamos, y luego pasar a la zona de Buffaure para volver esquiando a Campitello.
Día 8 – Vuelta, alguna impresión... y fin
Era el día de emprender la vuelta y, después de lo sucedido en el viaje de ida, surgen las dudas sobre el estado del tráfico.
Poco después de las 9, salimos del hotel camino del aeropuerto de Munich. Algunas zonas de tráfico denso, algunos atascos en los peajes, un par de avituallamientos rápidos, un cambio de ruta fuera de la autopista para evitar un gran atasco en la misma, y una vueltecita para buscar una gasolinera en el aeropuerto para repostar antes de dejar el coche de alquiler… Dejar el coche… Facturar… Todo sin apreturas, pero sin mucho tiempo de sobra… Volar… Recoger equipaje… Y poco antes de las 12 de la noche, llegamos a casa y se nos acabó el viaje.
En total, casi 15 horas de puerta a puerta… No está mal. A valorar que, según Google Maps, por carreteras este viaje nos hubiera llevado unas 17 horas. Todo depende del tipo de viaje, el equipo y equipaje que muevas, número de personas, hacer noche… En fin, es una cuestión a valorar, aunque no deja de ser un viaje largo por carretera.
A pesar de mi inexperiencia, tanto como viajero de esquí, como de esquiador; y a un insignificante conocimiento de la zona de los Dolomitas, me voy a atrever a hacer un par de apreciaciones…
Los Dolomitas, como viaje de esquí, es totalmente recomendable. Creo que entraría en la categoría de “Viaje que todo esquiador debería de hacer”. Este viaje lo teníamos en mente desde hace un par de años. Y, la verdad, es que creo que lo hemos hecho en el momento preciso, ya que mi nivel de esquí hace dos años creo que no me hubiera permitido disfrutar como lo he hecho este año. Después de este viaje, puedo decir que para mí es el destino soñado hecho realidad.
Nos ha llamado la gran afluencia (temporada alta y buena semana en lo climatológico) a la zona de la Sellla Ronda y en determinados destinos, como la Marmolada. Esta afluencia, a determinadas horas, puede convertir la experiencia en algo no muy recomendable. La cantidad de kilómetros, zonas y estaciones incluidos en el FF te permitirían huir de estas zonas/horas sin mayores problemas, si es lo que quieres claro.
Soy consciente de que hemos pillado una semana excepcional en lo climatológico. que nos ha hecho la vida mucho más fácil, además de parecer mejores esquiadores. Buena visibilidad, todos los días, buen tiempo, sol, buena nieve, sin placas de nieve dura... Lo que nos ha permitido aventurarnos por pistas, que en otras condiciones tal vez no hubiéramos visitado.
La amabilidad para con el turista, ya sea en las estaciones, en sus instalaciones, en los refugios, en los pueblos, es igualmente excepcional. Creo que todo el mundo tiene muy claro su modelo de negocio/turismo y trabajan para mantenerlo. En nuestro caso en particular, el trato recibido en el hotel ha sido inmejorable. La oferta hotelera de la zona nos ha parecido muy variada, cubriendo muchos rangos de precios, y una diversidad importante en cuanto a tipos de alojamiento.
Depende de la zona en la que pienses moverte, la cantidad de equipaje con la que te desplaces, podrías incluso plantearte prescindir del coche de alquiler y utilizar transfer. Finalmente nosotros, debido a las condiciones en las que se encontraban las carreteras que hubiésemos querido utilizar, no utilizamos el coche ni un solo día. Claro que tienes que tener claro qué viajes quieres hacer.
Desde aquí queremos agradecer la ayuda recibida de Nacho Campos de Alpeski en la organización del viaje. Tanto sus consejos, como su flexibilidad con nuestras peticiones.
Y desde luego, este viaje creo que no hubiera sido posibles sin este foro. Todas las aportaciones que se hacen en el foro, los comentarios, los reportajes, las fotos, la resolución de dudas por parte de los foreros…, nos ayudaron a tomar, tanto la decisión de hacer el viaje, como a tomar pequeñas decisiones organizativas...... Sin el foro, muy probablemente, no nos hubiéramos atrevido a hacer este viaje.
Tenemos que claro que…. volveremos!!!!!
Gracias a todos!!!!!!!!!