La estación de esquí de Engelberg es una de las más antiguas de Suiza y se encuentra, en el centro del país, cerca de Lucerna. El pueblo se encuentra a una altitud de 1.050 metros sobre el nivel del mar y se extiende hasta una altitud de 3.020 metros. La estación cuenta con 82 km de pistas de esquí, con una amplia variedad de terrenos y niveles de dificultad, lo que la convierte en una excelente opción tanto para esquiadores principiantes como experimentados.
La temporada de esquí en Engelberg generalmente comienza a mediados de noviembre y se extiende hasta principios de mayo, lo que significa que tiene una de las temporadas de esquí más largas de los Alpes suizos. Gracias a su ubicación a una altitud elevada, Engelberg recibe una buena cantidad de nieve, lo que le permite mantener las pistas abiertas durante varios meses. Aunque la mayor parte del terreno es de orientación norte, lo que hace que cargue de nieve abundante con los frentes de noroeste, también tiene pistas y remontes orientados al sur, en la ladera de Brunni.
Además de su terreno de esquí, Engelberg es conocida por su impresionante paisaje alpino y por ser el hogar del monte Titlis, uno de los picos más atractivos de los Alpes suizos. Los visitantes pueden disfrutar de un impresionante viaje en teleférico a la cima del Titlis, donde pueden caminar por un puente colgante de cristal y admirar las vistas panorámicas del glaciar y las montañas circundantes, así como visitar la cueva de hielo.
Los esquiadores y snowboarders que visitan Engelberg encontrarán una amplia variedad de pistas, desde azules hasta pistas negras desafiantes. La estación es famosa por sus fuera de pista y terrenos de freeride, que ofrecen a los esquiadores y snowboarders más experimentados la oportunidad de explorar la montaña de una manera más aventurera.
La estación también cuenta con una gran variedad de servicios para los esquiadores, como escuelas de esquí y snowboard, alquiler de equipo y tiendas de esquí. También hay una amplia oferta de restaurantes y cafés en la estación, donde los visitantes pueden disfrutar de comida local y bebidas calientes.
Para aquellos que buscan un descanso de esquiar, o para los que viajan en grupos o familias donde hay personas que quieren hacer otras cosas además de esquí alpino, Engelberg ofrece una variedad de actividades fuera de las pistas. Los visitantes pueden disfrutar de paseos en trineo, patinaje sobre hielo, snowtubing, esquí de fondo, así como senderismo y ciclismo en las montañas durante el verano. Hay también un circuito de motos de nieve eléctricas sobre el lago Trübsee.
Engelberg ha invertido en modernas instalaciones y servicios para brindar una experiencia de esquí de alta calidad. Por ejemplo, sus remontes y telesillas son modernos y eficientes. Es famosa la experiencia del teleférico Titlis Rotair, que va girando conforme asciende la montaña que le da nombre.
Una de las cosas positivas del enclave es que la estación de esquí de Engelberg es fácilmente accesible desde Zúrich, que está a solo una hora y media en coche. También es posible llegar en transporte público, con autobuses y trenes que conectan Engelberg con el resto de Suiza. Desde la estación de tren hay un bus gratuito que te lleva al teleférico o a cualquier parte del pueblo. Una vez en Engelberg, hay una amplia variedad de opciones de alojamiento, que van desde hoteles de lujo hasta apartamentos y hostales más asequibles.
En la vista de este año a Suiza tuvimos la suerte de que abril comenzase con nevadas. El día que llegamos, amanecimos con unos 50-70 cm de nieve fresca, una temperatura baja y sol. Condiciones ideales para la práctica de nuestro deporte favorito. En el trayecto hacia Engelberg por la mañana en tren se veía a muchos esquiadores subirse con su equipo intuyendo el gran día que había por delante. La emoción era palpable entre los esquiadores y snowboarders que se reunían en la base de la montaña.
Después de asegurarnos de que todo el equipo estaba ajustado y listo, era hora de subir a la montaña. La subida hasta la cima es espectacular. La nieve fresca cubría los árboles y las rocas, creando un paisaje invernal impresionante. Una vez en la cima, el panorama es simplemente impresionante. Las montañas se extienden hasta donde alcanza la vista, y el aire frío y fresco es refrescante. Las opciones de esquí son ilimitadas, y cada una de ellas es perfecta para el freeride. Con tanta nieve fresca, es fácil hacer líneas nuevas. El primer descenso es una mezcla de adrenalina y felicidad. La nieve es suave y profunda, lo que permite giros amplios y controlados. La sensación de flotar sobre la nieve fresca es simplemente mágica.
Cuando abre el teleférico de Rotair, lo ideal es tratar de entrar en el primer grupo, para poder hacer Steinberg, uno de los clásicos recorridos de los conocidos como Big 5. La ruta comienza en el glaciar de Titlis, a una altitud de 3.020 metros, y desciende por un estrecho corredor rocoso antes de abrirse en una pendiente empinada y polvorienta. Los esquiadores deben ser conscientes de las rocas y las áreas de avalancha mientras descienden por esta emocionante ruta. Debido a la exigencia técnica, se recomienda que los esquiadores contraten a un guía experimentado para disfrutarla con seguridad, así la bajé yo por vez primera hace ya algunos años. Dicho esto, si se conoce el terreno, es relativamente evidente el recorrido más fácil, pasando por encima del glaciar y buscando el paso natural que hay al final de este. Eso sí, conviene evaluar bien el terreno, aunque se conozca de temporadas pasadas, ya que las grietas en el hielo no tienen por qué estar exactamente en el mismo lugar. A mí me parece una experiencia inolvidable cada vez que la hago. En esta nevada, en la zona que accede al riachuelo que desemboca en Trüebsee, había giros en las que la nieve llegaba literalmente a la cintura. Es un terreno enorme y hay muchísimas posibilidades de dejar huella tiempo después de la nevada o de que hayan pasado los primeros esquiadores.
Este año gracias a la generosidad de mi amigo Lukas pude hacer la variante conocida como Neversun. Lukas es uno de esos personajes semilocales, que, aunque no hayan nacido en el valle, pasa la temporada en el pueblo. Neversun es una canal bastante ancha en la que como su nombre indica apenas da el sol, por lo que la calidad de la nieve suele ser inmejorable. Se accede desde el glaciar, a unos 2700 metros, enfilando el paso de Hinteres Titlisjoch. La dificultad de acceder a ella radica en que hay que hacer una diagonal relativamente sencilla, pero en la que si hay un error y caes puede tener consecuencias peligrosas. Eso también hace que la mayoría de los visitantes esporádicos no accedan.
Cuando se hace Steinberg y se enlaza desde el lago de Trüebsee hasta la base del pueblo, el desnivel acumulado es de prácticamente 2000 metros y la distancia de unos 10 kilómetros, algo que tampoco es posible hacer todos los días.
Cambiando de sector, cruzando el lago, se llega a la zona de Jochpass. Desde aquí, se pude acceder a Sulz, que es una zona de esquí fuera de pista que ofrece a los esquiadores una experiencia emocionante y desafiante. Se compone de dos áreas principales: Sulzgrat (Sulz Grande) y Kleiner Sulzgrat (Sulz Pequeño).
Sulz Grande es una pendiente empinada y ancha que se encuentra a una altitud de 2.550 metros. La ruta comienza en la cima de la montaña Jochstock, a la derecha del glaciar Titlis, y desciende por una pendiente empinada y rocosa que ofrece a los esquiadores un terreno variado y desafiante. La ruta más obvia lleva a converger al mismo riachuelo que hay en la salida de Steinberg.
Por otro lado, Sulz Pequeño es una pendiente más estrecha y técnica. Ambas rutas de Sulz son accesibles a través de remontes y teleféricos desde la estación base de Engelberg, si bien la variante pequeña es la única que se puede hacer saliendo y llegando al mismo remonte, que se hace en diagonal hasta la base de la silla.
Un descenso que nunca había tenido ocasión de hacer, pero al que le tenía muchas ganas es Laub. La ruta es una de los recorridos de esquí fuera de pista más emocionantes de la región. Con un desnivel de más 1.200 metros y una pendiente media del 40%, esta ruta exige habilidad y técnica. Su nombre viene de una forma antigua de referirse a las avalanchas. Es una pared muy ancha y bastante larga, por lo que la cantidad de nieve que recoge en enorme, de ahí su popularidad. Yo diría que la dificultad principal radica en elegir el día y el momento, ya que, al cargar tanta nieve, puede desestabilizarse por el simple paso de un esquiador o una pequeña variación en las condiciones meteorológicas.
Esta ruta comienza en el pico de Laub, a unos 2450 metros y terminando a 1240, y desciende por una pendiente empinada y llena de obstáculos naturales, como rocas y árboles. Yo había estado ya varias veces en Engelberg y este día, por las condiciones me pareció buena idea intentar hacerla. Le pedí a Lukas que me guiara, pues conoce bien la zona. Por la temperatura, a medio día todavía era una opción relativamente segura. Entramos por el collado al que se accede haciendo diagonal desde la pista negra de Laubersgrat a la que se accede desde la silla del mismo nombre, todo en el sector de Stand.
Lo más destacado de esta ruta es que ofrece una mezcla única de terreno exigente y amplitud, lo que hace que el descenso sea divertido y variado. Al ser un área grande no es difícil encontrar nieve de distintas calidades en el descenso. Además, la ruta está ubicada en una zona aislada y poco transitada, lo que significa que los esquiadores pueden disfrutar de la belleza natural de los Alpes suizos sin multitudes ni interferencias. La imponente cara de "Laub" es impresionante, no solo desde el pueblo de Engelberg, desde arriba también sobrecoge. El descenso que hice me quedará grabado en la memoria para siempre, no tengo duda. La cantidad de nieve que había era enorme. Es buena idea llevarse un par de francos en el bolsillo, ya que se puede coger un pequeño bus al llegar a la aldea de Gershnialp para poder seguir esquiando hasta la base.
Es importante tener en cuenta que todas estas zonas son fuera de pista y no están patrulladas, por lo que los esquiadores deben estar equipados con el equipo de seguridad adecuado, como un transceptor de avalanchas, una pala y una sonda. Además, se recomienda esquiar con un guía experimentado que conozca bien la zona y pueda ayudar a evaluar los riesgos y las condiciones del terreno.
Cuando llega el momento de dejar la montaña, el cuerpo está cansado pero feliz. El día ha sido lleno de emoción, belleza y diversión, y las sonrisas en los rostros de los esquiadores y snowboarders son la prueba de ello. Si hay ganas, hay buen ambiente para tomarse unas cervezas al terminar en cualquiera de los bares y pubs. Con Lukas fui al Ski Lodge Engelberg, una de las paradas míticas. Engelberg es sin duda un destino inolvidable para el freeride, especialmente cuando la nieve fresca es abundante.