Port Ainé es una estación con suerte. La estación fue inaugurada el 11 de enero de 1987 y fue impulsada gracias a un segundo premio de la Lotería del Niño. El fundador y máximo impulsor de la estación, Josep Mesegué, había comprado 110 décimos en Barcelona. Era enero de 1985 y el premio dejó 880 millones de pesetas entre varios vecinos de la zona que compraron buena parte de esos décimos.
Dos años después abría la estación de Port Ainé, al frente de la cual el mismo Josep Mesegué con la ayuda financiera de muchos de quienes fueron agraciados por la Lotería. El proyecto, con un claro espíritu emprendedor y a la vez un punto arriesgado en su partida, prometía convertirse en una buena aventura empresarial.
Treinta cinco años después la historia quizás no tuvo el recorrido previsto, pero ahí sigue la estación, con un propietario diferente y una historia bonita por contar. A partir de 2011, y después del cambio definitivo de propietarios y de diferentes gestores entre el Institut Català de Finances y la sociedad de gestión Gran Pallars, finalmente la estación quedó bajo el control integral de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya.
Y es que quizás, con la comodidad que permite hablar de lo pasado y la facilidad que supone opinar desde fuera y con una óptica exterior, se dice fácil y rápido que la suerte ya no acompañó al entrar en el siglo XXI. Y quizás faltó acierto en la gestión como negocio. En cualquier caso, un ejemplo más que demuestra que en este país el negocio de la nieve nunca ha sido fácil, sino todo lo contrario.
Pero las cosas van cambiando y parece que la suerte y la historia le vuelve a sonreír otra vez a Port Ainé. De la mano de sus nuevos propietarios, Ferrocarrils de la Generalitat, han vuelto las inversiones y la modernización. Port Ainé es actualmente un destino de nieve con garantías. En resumen, una apuesta segura.
Así que os proponemos una escapada de fin de semana, pero no una escapada cualquiera, únicamente para esquiar, sino con el hilo argumental de su historia como motivación extra para visitar este destino. Os sugiero vivir una experiencia de esquí más intensa. ¿Preparados? Pues vamos allá.
Alojamientos con historia
La oferta en alojamientos en Port Ainé o sus alrededores es variada. En la misma estación de esquí, en la cota 2000, hay la opción de hacerlo en el Hotel Port Ainé 2000, un tres estrellas que bien podría ser un 4 por comodidad, ubicación y prestaciones.
El hotel fue inaugurado el 1 de diciembre de 2001, la inversión supero los 9 millones de euros, y en su momento fue considerado el complejo hotelero más alto de los Pirineos. Con este hotel la estación entraba de lleno a competir como destino de nieve con alojamiento a pie de pistas, lo cual la hacía más atractiva para los grupos escolares, convenciones y grupos organizados que buscaban un destino diferente, con acento en la tranquilidad y la naturaleza. Port Ainé, además, conseguía la preciada etiqueta de ofrecer un hotel a pie de pistas.
Para otras opciones en alojamientos hay que desplazarse a Rialp, Llavorsí y Sort, donde la oferta hotelera, sin ser extensa ni cuantiosa, sí que es variada.
Una opción vinculada estrechamente a la historia Port Ainé, es el hotel Condes de Pallars, en Rialp. Este hotel fue dirigido precisamente por Josep Mesegué, quien en 1968 se hizo cargo de la dirección de este hotel.
En su día fue un cuatro estrellas, aunque actualmente lo es de tres, y es una opción muy habitual entre el colectivo de esquiadores que realizan una escapada de fin de semana. O una semana blanca.
Y finalmente, para quienes buscan opciones económicas, pero confortables, en Rialp existe el albergue Les Estades. Queda un poco alejado del pueblo, pero es una opción interesante para quienes buscan alojamiento a buen precio.
Pistas y rincones imprescindibles de visitar
En lo que se refiere a pistas, Port Ainé es una estación de tamaño medio. En total suma 27 quilómetros de pistas de todos los niveles, aunque dibujadas en el mapa predominan los trazados rojos, sobre el terreno es una estación ideal para el esquiador de nivel medio y debutante en progresión. Sí, Port Ainé también tiene sus pistas negras y unas líneas más abajo os explicamos algunas cuestiones muy interesantes sobre ellas. Su snowpark también es un referente por ser uno de los Pirineos por ser uno de los primeros de la cordillera.
Lo ideal para deslizarse y disfrutar de todas sus pistas es destinarle un par de días y son visita imprescindible estos cuatro trazados: la pista verde Bellavista, que gusta a todo el mundo, las pistas azules Rabasta y Pic de l’Orr-Olla y la roja l’Estadi, estas dos últimas en el eje central de la estación.
Y mencionar dos pistas negras que, aún quedando relegadas por su nivel a esquiadores expertos, vale la pena intentar hacer un pequeño esfuerzo para visitarlas.
La primera, el Barranc del Comalforn. Se trata de una negra con un trazado entre un bosque frondoso de pino negro. Pista larga, estrecha y con forma de medio tubo. Por descripción parece todavía más exigente, pero una vez nos deslizamos por ella la percepción cambia. Por inclinación prácticamente se podría definir como pista roja, pero es estrecha y por ello requiere de giros cortos continuados para su descenso. Quienes se han deslizado por ella acostumbran a coincidir en su valoración: gusta y mucho.
Y la segunda, la antigua pista negra L’Obaga. Y es que volviendo a enlazar con la historia de Port Ainé, en 2016 y coincidiendo con el treinta aniversario de la inauguración, la pista fue rebautizada de nuevo con el nombre de su fundador Josep Mesegué. No se trata de una pista más, sino que es una pista negra muy popular entre los esquiadores habituales. Y muy fotogénica en su parte alta.
Y finalmente un paraje imprescindible de visitar. En la cima del Pic de l’Orri (2.440 m), y prácticamente pegado a las características e identificativas antenas de telecomunicaciones que coronan la estación de esquí, se encuentra el mirador del Parc Natural de l’alt Pirineu. Las vistas son un auténtico privilegio.
Se trata de un mini paseo muy fácil desde el retorno del telesilla desembragable Jet Cim. A penas 50 metros desde la llegada del telesilla, donde podremos dejar los esquís y acercarnos al citado mirador.
Après-ski en la zona de Port Ainé
No hay un buen esquí sin su correspondiente après-ski. En la misma Port Aine las opciones se limitan a los servicios que ofrece el hotel, donde en temporada alta o fines de semana pueden programarse actividades en los alrededores del hotel (no encontramos en pleno Parque Natural del Alto Pirineo) o en la sala de fiestas de que dispone el establecimiento.
Para más ambiente hay que trasladarse a Rialp o Sort. Para copas, en Rialp es una buena opción el bar Xarel·lo, que ofrece tapas por la tarde y copas por la noche, la cafetería Bolera la Vall es un sitio emblemático lugar ideal de desayunos y por las tardes meriendas y copas dispone de sala de juegos y bolera (2 pistas) única en el Pallars Sobirà y de las pocas de la provincia de Lleida, donde poder disfrutar de una buena tarde en familia o con amigos. En Sort está el pub La Llar y el Cherokee o la discoteca RockDur, que abre si las restricciones covid lo permiten.
Para cenar, son buenas opciones en Les Brases, El Fogony y Café Pessets en Sort. En Rialp el Hotel Víctor: casero y económico. Existen otras muchas opciones de restaurantes en la zona, de diferente tipología y por supuesto precios.
A partir de abril, el après-ski más interesante se traslada al río Noguera Pallaresa, cuando empieza la temporada de actividades de río como el rating o el kayac.
Accesos, asignatura histórica pendiente
Para acceder a Port Ainé la única opción es hacerlo por la carretera C-13, que une Esterri d’ Àneu con Sort. Es un trazado sinuoso de unos 18 quilómetros. Aunque en los últimos años ha mejorado mucho la carretera, para nosotros sigue siendo una asignatura pendiente. El recuerdo de los cortes por desprendimientos en un punto concreto y la estrechez del mismo todavía sigue presente en muchos esquiadores habituales de la zona.
Como curiosidad, hace años se había proyectado construir un teleférico para conectar Rialp con Port Ainé. La terminal de salida se había proyectado en zona muy cercana al actual cruce de las carreteras C-13 y la local de acceso a Roní y la estación.
Dos apuntes históricos
Antes de finalizar el artículo me gustaría comentar dos temas más relacionados igualmente con su historia.
El primero. Entre su puesta en marcha en 1987 y hasta el año 2011 no faltaron los proyectos de ampliación de la estación. Básicamente, hubo dos y ambos con una doble finalidad: por un lado, ampliar el dominio esquiable y por otro facilitar la accesibilidad.
De entre estos proyectos, uno contemplaba la ampliación hacia Comes de Rubió, en la vertiente este del Pic de l’Orri, y el otro por el Riusec, en la vertiente noroeste. Pero no prosperaron.
Y segundo. Para finalizar este artículo me gustaría destacar lo que fue el lema tan emotivo como histórico a partes iguales de la estación en los años 80: Port Ainé et farà estimar la neu, lema original en catalán y que, traducido castellano, viene a explicar que Port Ainé te hará amar la nieve. En mi modesta, y por supuesto discutible opinión, ha sido uno de los mejores que nunca he visto. El lema salió de la misma familia de Josep Mesegué.
!Y un último apunte! Lo sé, no tengo freno. La fama de la buena nieve de Port Ainé es merecida y está justificada. En los años 90 un nivólogo estadounidense que analizó los granos de nieve en las cercanías del Riu sec, la anteriormente citada zona de posible ampliación por esa misma época, aseguró que se trataba de un grano muy parecido al de las Montañas Rocosas de su país. Ni siquiera lo había localizado en los Alpes.
Pues bien, hasta aquí mi propuesta para una escapada a Port Aine con el aliciente de conocer y saber más sobre los orígenes y evolución de la estación. Con toda la historia y suertes vividas a la sombra del Pie de l’Orri… ¿Todavía no os animáis a visitarla?