Reportajes Viajes y aventuras en la nieve de nuestros visitantes
Última actualización: 15/04/2024 a las 18:23:00 (CET)

Terminando el año 2021 en Innsbruck

Terminando el año 2021 en Innsbruck
Isa en el Dohlennest, un Hütte. Axamer Lizum
Me había propuesto comenzar a postear los próximos viajes de esquí igual que hacemos con los de moto: o en riguroso "directo" (al terminar cada jornada, como un resumen o un cuaderno de bitácora) o con un ligero desfase, de 1 o 2 día a lo sumo. Finalmente, nada de eso...

Si ya es complicado durante los viajes de moto (normalmente le robo 1 hora al sueño para postear), después de esquiar es absolutamente imposible. Siempre hay algo que hacer: ducha, alguna compra, tomarse 1 o 2 (o 10) cervezas, ... Y más estando alojados en un apartamento. Intentarlo antes de dormir es literalmente una quimera, pues el cansancio físico hace que literalmente cierres los ojos antes de que la cabeza toque la almohada. Así que esta crónica va más de semana y media después de haber finalizado el viaje. Tampoco es mal plan, así iré rememorando a medida que escribo!
 
El caso es que no pisábamos Austria desde febrero de 2020, cuando estuvimos con nuestra cuadrilla de amigotes en Schladming. Bueno, en realidad desde este verano pasado, cuando pasamos tanto a la vida y a la vuelta durante nuestro viaje en moto a Eslovaquia y Hungría, pero como no fue viaje de esquí, no cuenta. La pandemia eliminó de raíz cualquier posibilidad de organizar viaje en febrero de 2021, y ya nos resignábamos a un año en blanco (sin lo blanco). Finalmente pudimos ponerle remedio en el puente de diciembre, con una escapadita al Pirineo francés con Carl-Inox y su señora. Pero la espinita de Austria seguía ahí.
 
Hacía tiempo que barajábamos la posibilidad de hacer un viaje de esquí diferente a los habituales. La idea coger un alojamiento urbano realizar todo el viaje en transporte público, incluidos los traslados a las estaciones de esquí, e Innsbruck es el lugar ideal para ello. Sin embargo, la pandemia no nos lo ponía nada fácil. Una nueva ola llevaba al gobierno austríaco a decretar otra vez el confinamiento del país. El fin de dicha medida terminaba antes de Navidad, pero nada indicaba que no se fuese a prorrogar. Es más, el asistente de conversación de mi curso de alemán, que es vienés, afirmaba que así sería. Sin embargo, al final no sería así, y Austria abría de nuevo sus fronteras al turismo con ciertas restricciones: no se abriría el après-ski y para ingresar al país se requería 3ª vacuna, o 2 vacunas mas prueba PCR negativa con menos de 72 horas de validez.
 
De repente, vemos que los precios del vuelo Porto-Munich de Lufthnasa bajan, y aparece una ganga de apartamento por poco más de 500€. Nos dejamos arrastrar por un impulso y reservamos, confiando en que nuestro seguro de viajes contratado con Intermundial nos sacaría del apuro si algo sucedía.
 
Si todo iba bien, despegaríamos el día de Navidad, 25 de diciembre, para entrar en Austria a eso de las 8 de la tarde. Como no nos habían llamado para recibir la 3ª vacuna, la otra opción era hacernos una PCR, y el único día válido para nosotros era el 23. Nos las conseguimos hacer, y yo recibo el resultado por la noche: negativo. Todo va bien. Pero no seguiríamos adelante con los trámites hasta que Isa tuviese su resultado, y eso ya no sucedería hasta el día 24 a medio día, cuando al ver también la validez de la PCR, ya nos tiramos en tromba a reservar todo lo que nos faltaba: tren de cercanías del aeropuerto de Munich a la Ostbanhof, donde haríamos un transbordo para tomar un EuroCity directo a nuestro destino, Innsbruck.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
La suerte estaba echada. En menos de 24 horas estaríamos en la capital del Tirol, una ciudad pequeña, de unos 160.000 habitantes, rodeada de una pléyade de estaciones de esquí, de diversos tamaños. El parte meteorológico para la siguiente semana era razonablemente bueno, y en principio, los espesores indicaban que no tendríamos falta de nieve. Esa noche dormiríamos nerviosos.
 
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25 de diciembre, Vigo – Innsbruck

Llegó el día. Yo me he pasado media noche en vela subiendo documentación a la página de Lufthansa. Como ya he relatado, para entrar en Austria necesitamos en nuestro caso aportar el certificado de vacunación con pauta completa y una PCR con menos de 72 horas desde el momento de la toma de la muestra. La compañía aérea nos pedía cargar esta documentación en nuestro perfil de usuarios para poder hacer el check-in online; de lo contrario tendríamos que presentar todo el papeleo en el mostrador de facturación.

Nos despedimos de nuestros gatines, cargamos los bártulos en el coche y nos pusimos en marcha. No podríamos alcanzar al 100% de uno de nuestros “mini-retos”, que era hacer todo el viaje en transporte público; al viajar en día festivo, las frecuencias del autobús Vigo-Porto eran escasas, y nos obligaría a un madrugón exagerado. Y a la vuelta algo similar. Por tanto, optamos por lo de siempre: bajar al aeropuerto en nuestro coche y dejar su estacionamiento a cargo de Parkevoa, una compañía muy cómoda y eficiente: el coste no es desmesurado, y recogen el coche en la terminal y lo entregan en el mismo lugar a la llegada.
 

Listos para volar!
Listos para volar!

Con el coche ya a buen recaudo entramos en la terminal de partidas. Lo primero que hicimos fue alucinar con la cola para hacerse una PCR o un test de antígenos allí mismo; está claro que es mejor llegar con los deberes hechos! En el mostrador de facturación comprobaron que nuestro embarque estaba hecho y consignaron nuestro equipaje para que lo entregásemos en la ventanilla de fuera de formato. Una vez hecho, control de seguridad sin sobresaltos y aún tendríamos tiempo de tomar una ensalada antes del embarque, que fue totalmente puntual.

Enormes colas para hacerse tests en el aeropuerto.
Enormes colas para hacerse tests en el aeropuerto.

A la llegada a Munich únicamente nos pidieron los certificados de vacunación y nos preguntaron si estábamos de paso o nos quedaríamos. Al decirle que estábamos de paso, nos requirieron los billetes del próximo viaje y pudimos proseguir. Nos demoramos un poco en el aeropuerto. Era día de Navidad y además llegaríamos a Innsbruck de noche, y al día siguiente sería domingo; por lo tanto, no tendríamos donde comprar nada, al menos para poder desayunar antes de salir del apartamento (habíamos comprado café en el aeropuerto de Porto). Por tanto, aprovechamos para hacer una pequeña compra en el supermercado Edeka que hay en la Terminal 1, justo donde están los mostradores de los coches de alquiler. A continuación cogimos el primer tren de cercanías que en 20 minutos nos dejaba en la Ostbanhof. Al llegar con cierto adelanto todavía tuvimos tiempo de cenar unos falafel de un puesto callejero antes de que llegase nuestro tren a Innsbruck.

El café portugués salva vidas!
El café portugués salva vidas!

Con puntualidad germánica el EuroCity llegó al andén. Subimos, acomodamos los bártulos y nos relajamos en nuestras butacas. Siempre que viajamos a Austria me toca conducir a mi, y me estresa mucho la cantidad de tráfico que baja por la autopista desde Munich hacia Salzburgo. En esta cosa iba totalmente relajado, conversando con Isa. Después de la primera y única parada en Alemania, en Rosenheim, el revisor no pidió los billetes, los mostramos y nada más. Ya que la siguiente parada sería Kufstein, ya en Austria, me esperaba que nos solicitasen mostrar certificados de vacunación, PCR y demás, pero nada. Un par de breves paradas más en Wörgl y Jenbach y la siguiente ya sería la nuestra, y final de trayecto: Hauptbanhof de Innsbruck.

Nunca habíamos visto la zona de recogida de equipajes tan desierta…
Nunca habíamos visto la zona de recogida de equipajes tan desierta…
… ni el patio del aeropuerto
… ni el patio del aeropuerto

Como teníamos ya ganas de dejar los tratos, optamos por coger un coche que nos llevase a nuestro apartamento, en la zona universitaria, saliendo hacia el aeropuerto, al oeste de la ciudad. Todo muy fácil, con códigos, nada de llaves. Entramos y el ambiente era cálido y acogedor; perfecto para el fresquete que soplaba fuera. El apartamento era sencillo, un estudio con cocina, baño y una estancia que cumplía las funciones de sala de estar y dormitorio, y que daba acceso a un balcón con vistas sobre la estación de Nordkette. Suficiente para nosotros. Deshicimos las maletas y nos dispusimos a dormir, esta vez ya sin tensión. Habíamos llegado a destino, y quedaban 6 días de esquí por delante.

Una infusión y a la piltra.
Una infusión y a la piltra.

26 de diciembre, Patscherkofel

OK, ya estábamos en Austria, estábamos vestidos de colorines y con los esquís y las botas en la puerta. Pero no habíamos mirado nada!!! Había que decidir rápido a dónde ir, y afortunadamente la aplicación del transporte urbano de Innsbruck nos iba a facilitar las cosas. Después de un vistazo rápido decidimos subir a Patscherkofel, la segunda estación más cercana al centro y que fue sede de las olimpiadas de 1964 y 1976, concretamente para las pruebas de descenso. Un transbordo únicamente nos dejaría en destino. La verdad es que fue toda una experiencia salir de casa totalmente equipados y coger un bus urbano para irnos a esquiar.

Pasamos al lado de Bergisel, donde se ubica el trampolín de saltos donde unos días más tarde estaba previsto celebrar la 3ª prueba del torneo de los 4 Trampolines. A nada que salimos de Innsbruck y comenzamos a ascender, los prados comienzan a blanquear. Demasiado tiempo esperando aquella sensación, estábamos casi eufóricos. Pocos minutos después de salir de casa llegábamos al parking de la estación, y nos dirigimos a las taquillas. Nos dirigimos a una de las ventanillas para cargar el voucher que habíamos comprado por internet para 6 días, pero nadie sabía nada de aquello. Nos empezamos a poner nerviosos, pues nos habíamos gastado 564€ y nadie sabía nada de aquello. Una llamada a la compañía nos aclaró las cosas: el voucher se asocia a una tarjeta que no habíamos recibido. Aclarado aquello, y con el compromiso de devolución del dinero, compramos nuestros forfaits y nos fuimos al único remonte abierto de la estación.

Terminando el 2021 en Innsbruck
Terminando el 2021 en Innsbruck

Llegamos arriba y no sabemos que hacer. 2 puertas, a izquierda y derecha, cada una da acceso a 2 pistas: la 1, la 2, la 3 y la 4. Pues nada, por orden y ya está. Qué importa? La primera bajada, una pista azul que después conecta con una roja, se nos antoja larga. ¿No era que esta estación tenía solo 16 km. de pistas? La nieve, durilla, se notaba que era vieja, pero bien conservada. Se dejaba morder por los cantos con facilidad. Llegamos a la salida del huevo y para aariba de nuevo. Esta vez a la puerta izquierda, por una pista negra. Estábamos en la famosa Olympia, la pista de descenso. Totalmente adictiva. Y estábamos prácticamente solos! no era cuestión de cebarse, que llegábamos en un estado de forma bastante lamentable, que a nosotros el confinamiento nos sentó muy bien. Pero a lo tonto, bajada hacia un lado, bajada hacia el otro, se nos fue pasando la tarde.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Además del desnivel, otro de los aspectos notables de esta estación son las impresionantes vistas sobre la ciudad de Innsbruck. Es inevitable en algún momento imaginarse la ciudad totalmente engalanada para los Juegos Olímpicos, mientras bajas hacia ella sobre una nieve que se mantuvo en perfecto estado durante todo el día.


Terminando el 2021 en Innsbruck 
Se nota la altura del año, porque el sol rápidamente insinúa que se va a esconder. Hacemos la última bajada ya en penumbra. Hemos achuchado tanto la tarde que ya no pillamos nada abierto para tomarnos una cerveza. Miro el reloj y marca 9.056 metros de desnivel descendido!! Nada mal para un primer día, no? Pues con la misión cumplida decidimos tomar el primer autobús y bajar al centro de nuevo.

Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Ducha rápida y paseo hacia el centro. Necesitaríamos hacer una compra, pero es domingo y no hay opción, así que decidimos cenar fuera. Desde el apartamento hasta la Marie Theresrien Straße son 20 minutos, y nos viene bien estirar y oxigenar las piernas después del primer día de esquí. Estuvimos recorriendo el centro, plagado de restaurantes asiáticos, árabes, italianos… no era a lo que habíamos ido! En esos momentos es cuando dejo todo al juicio de Isa, que suele atinar en sus elecciones gastronómicas. Después de consultar internet, decidió que nos quedaba cerca el Stiftskeller, un restaurante de comida austríaca y buena cerveza agustina. Nada más entrar, ya nos gustó el local, de techos abovedados. Salimos a un comedor amplio, y una pareja nos cedió su mesa, pues ya se iban. En este restaurante te tienes que buscar la vida para coger mesa, los camareros no te llevan. Una ensalada de pollo, una Wurstsalat y cerveza en abundancia antes de compartir un Apfelstrudel con salsa de vainilla de postre, nos dejaban totalmente satisfechos. El paseo hasta casa de nuevo nos vendría bien para activar la digestión.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
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Al llegar, una infusión mientras comentábamos las mejores jugadas de la jornada nos llevaría a la hora del sueño. No nos había salido nada mal el día, para haber sido totalmente improvisado. 


27 de diciembre, Axamer Lizum

El segundo día amaneció incluso más radiante que el primero. Aprovechamos que el día anterior habíamos visto que un bus pasaba por la parada más cercana al apartamento directo hacia Axamer Lizum, y decidimos que iríamos allí, a la estación que había sido la segunda sede de los Juegos Olímpicos. El trayecto, un poco más largo que el día anterior, nos dejó con la fresca en la taquilla de la estación. Compramos los pases, visita al excusado y hacia arriba por una silla que se perdía entre los árboles. Emergimos del bosque a un plató iluminado por el sol de la mañana. mientras a la izquierda se divisaba la vía elevada del famoso trenecito funicular construido con motivo de los Juegos Olímpicos de Invierno.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck

Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Empezamos a pistear por el plató, que tiene una silla de 4 para remontarlo, hasta que decidimos cambiar hacia el lado izquierdo, donde una silla de 2 nos llevaba al Hoadl, el punto más alto de la estación. Desde allí podíamos volver a donde habíamos estado hasta el momento, o hacer una bajada completa hasta la base de la estación hacia el lado en sombra que no conocíamos. Nos decidimos por lo segundo y nos encantó. Una pista larga, con cambios de pendiente, giros, palas largas más pendientes, muy ancha… una delicia. Y además, nos dejó a los pies del famoso “trenecito”, así que aprovechamos para subir en él.

En el trenecito.
En el trenecito.

De nuevo en el Hoadl, regresamos al plató donde habíamos iniciado el día, y volvimos a hacer el mismo recorrido con alguna variación. Hicimos una nueva bajada hasta la base, volvimos al plató, de allí al Hoadl, nueva bajada por la pista larga, al trenecito una vez más… nos lo estábamos pasando en grande! Una vez más arriba decidimos pegar una nueva vuelta completa a la estación, rebuscando algún rinconcito que veíamos desde la silla, y que no habíamos explorado. Uno de ellos, no vimos claro cómo acceder, así que rebuscando e indagando dimos con la pista 2, una roja que estaba cerrada. Vimos a un par de esquiadores meterse y fuimos detrás, y nos encontramos otro pistón enorme, perfecto de nieve, liso… simplemente que no estaba balizado. Tan poco nos gustó que le dimos tres vueltas, y cuando nos quisimos dar cuenta, la tarde ya estaba bien avanzada y el sol amenazaba con empezar a esconderse.
 
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Subimos una vez más al Hoadl para despedir Axamer Lizum como se merecía: bajada por la pista 1, pero esta vez, parando en el Dohlennest, un Hütte que habíamos visto y nos había llamado la atención en la primera bajada. Cervecitas ricas, una salchicha para Isa y para mi, un Tiroler Gröstl. Pero no uno cualquiera; probablemente, el mejor que haya tomado hasta el momento en todos nuestros viajes a Austria!! Buenísimo. Una segunda cerveza y para abajo, pues ahora si que el sol se había ocultado completamente. La pista estaba vacía, únicamente los Últimos de Filipinas, los que quedábamos en el Hütte bajábamos por allí. En ese momento nos dimos cuenta del gran acierto que son las máscaras fotocromáticas que llevamos ambos, de la marca Julbo, pues mientras todos el mundo bajaba con las suyas levantadas, nosotros las llevábamos cubriendo los ojos, esquiando cómodamente.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
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Llegamos al parking ya de noche. Mientras esperábamos el autobús guardamos bragas de cuello, guantes, casco y máscaras en las mochilas, atamos los esquís y bajamos cómodamente sentados a Innsbruck. Era lunes, el primer día de viaje que teníamos con las tiendas abiertas, así que era menester hacer una compra para la semana. Ya con la nevera llena, ducha, un par de Jägerbombs y a preparar la cena, que esa noche tocaría en casa.

Terminando el 2021 en Innsbruck
Terminando el 2021 en Innsbruck

 


28 de diciembre, Schlick 2000

Bueno, ya llevábamos 2 días en Innsbruck, y era hora de complicarse la vida un poco más. La estación de esquí elegida para el día de hoy sería Schlick 2000, instalada ya en el valle de Stubai, y por tanto, a cierta distancia de la ciudad. Desde la parada de siempre el autobús M nos dejaría en la Hauptbanhof, donde cogeríamos la línea 590 en el andén 2, que es la que lleva al valle de Stubai. Este autobús no es gratuito para los esquiadores, como el resto de transporte interurbano por carretera de la ciudad, pues coge la autopista que sube al Brennerpass que comunica Innsbruck con Bolzano, en Italia, y ha de pagar un peaje. El autobús nos dejó en el pueblo de Fulpmes, desde donde sigue hasta el glaciar, y nosotros tendríamos que tomar otro que nos subiría al pie de la estación.
 

Ola ke ase? Espera el bus o ke ase?
Ola ke ase? Espera el bus o ke ase?

Cola para los forfaits y al lío. Una cabina con una parada intermedia nos sube al núcleo de la estación, y cuando salimos al aire libre de nuevo nos llevamos una sorpresa. Una sorpresa agradable, desde luego, porque el entorno es precioso. Qué estación más bonita! La llegada nos deja en una especie de circo glaciar totalmente flanqueado por inmensas paredes verticales de roca estratificada horizontalmente, que en cierta manera recuerdan a los Dolomitas. Y es que en verdad, no están muy lejos de allí, solo hay que cruzar el Passo del Brennero!
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Aquella zona superior se alimenta de esquiadores fundamentalmente de una silla que inicia en la olla y sube al punto más alto. Desde allí, mirando hacia el valle, e zonas diferenciadas: a la derecha un par de pistas rojas, anchas y suaves; en el centro, la zona de mayor pendiente con un par de pistas negras totalmente adictivas, y por la izquierda un laberinto entretenidísimo de pistas azules, que nos podían llevar a la misma silla de antes o a otra, situada más abajo, al fondo de un llano, después del cual se accede a la estación intermedia de la cabina por la que subimos, y por fin a la base de la estación.
 
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Nos entretuvimos en esa zona superior un buen rato, hasta que decidimos hacer una bajada hsta la base. Todo bien hasta la estación intermedia del huevo, pero de allí hasta abajo, la pista era un agradable y tendido camino entre árboles… totalmente atestado de gente! Y para acabar de rematarla, un montón de curvas cerradas de 180º, peladas y con unas bañeras gigantescas, de manera que acabamos decidiendo que una vez y nada más: ya habíamos cumplido el expediente, pero la retirada definitiva la haríamos en cabina.
 
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Volvimos arriba y aprovechamos una parada para ir al baño y picotear algo. No nos da por parar a comer, pues se hace muy pesado esquiar después con el estómago lleno; si acaso, una cerveza si el ambiente lo pide, pero la comida la dejamos para el último momento. Pero si que solemos llevar encima algo que nos ayude a calmar el hambre y nos dé un pequeño chute de energía para lo que queda. Qué hay más energético y además más típico de la época que un trozo de turrón? Tocó un trozo de Alicante y otro de guirlache con base de chocolate. Buenísimo!
 
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A nuestra llegada, una nube había estado yendo y viniendo, tapando y descubriendo el paisaje y a ratos, privándonos de visión del relieve. Pero a esa hora, ya se había despejado prácticamente de todo el cielo, y estábamos disfrutando de Schlick 2000 en todo su esplendor. Nos dimos cuenta que ya habíamos recorrido las pistas principales, así que, al igual del día anterior, nos dedicamos a rebuscar entre los rincones.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
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Así seguimos hasta que aquello empezó a quedarse desierto, momento en que nosotros también emprendimos la vuelta a casa, pero no sin detenernos en un Hütte que había al pie de la estación intermedia. Os habían anticipado a tes del viaje que el après-ski estaba cerrado en Austria, pero me imagino que se refieren a la fiesta nocturna. Porque lo que son los locales a pie de pistas, y que son los que nos gustan, estaban la mayoría a pleno funcionamiento. Optamos por no comer, y nos quedamos fuera tomando unas cervezas, riéndonos con el paisanaje y entablando conversación con un grupete alemán que estaba a nuestro lado.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
Terminando el 2021 en Innsbruck

Cuando llegó la hora de irnos, de nuevo en penumbra, renunciamos a bajar en la cabina y lo hicimos esquiando. Esta vez mejor, pues había menos gente. Esperamos el bus que nos llevaba al centro del pueblo, y allí cogimos que 590 noventa que debería llevarnos a Innsbruck. Y digo debería, porque a mitad de trayecto se vació de pasajeros, y al preguntar al conductor, nos confirmó que era final de trayecto, y el que nos llevaría a nuestro destino tardaría unos 15 minutos. Aprovechamos la farmacia que había al lado de la parada para comprar pastillas efervescentes de magnesio, que solemos tomar para ayudar a nuestros maltrechos músculos para recuperarse.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Una vez llegó el bus, recta final hasta la estación principal de Innsbruck, y allí, el último transbordo que nos dejaría en la parada más cercana al apartamento. Los 4 autobuses tomados para el regreso y el hecho de que en esta época del año en el Tirol ya anochece a las 4 y media de la tarde, nos dejaron con la impresión de que ya estaba muy avanzada la noche. Aún no siendo cierto, estábamos cómodamente instalados y ya nos quedamos nuevamente cenar en casa e irnos temprano a cama, pues un nuevo día estaba a la vuelta de la esquina.

Otro jarabe para dormir
Otro jarabe para dormir

29 de diciembre, Kühtai

El tiempo había empeorado. Ya no teníamos por la mañana el cielo despejado de cada día, pero las nubes que había eran altas y blancas, así que no nos preocupamos. Habíamos decidido para ese día subir a Kühtai, una estación algo alejada de la ciudad, pero con muy buena fama por la calidad de su nieve debido a su altitud. Así que nos encaminamos a nuestra parada de bus de cada día y nos subimos a que nos llevaba directamente, sin transbordos, a la estación de esquí.

A bordo del bus, profusamente decorado…
A bordo del bus, profusamente decorado…

Tras recorrer los pueblos colindantes, el bus comenzó a serpentear por una carreteras ascendente, en dirección al vecino valle de Ötztal. Y allí en lo alto, en el collado apareció la estación de Kühtai, extendiéndose a derecha e izquierda del asfalto, en una ubicación que antiguamente eran prados alpinos dedicados a las vacas, pero que se había reconvertido en un resort turístico.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Sacamos los forfaits y decidimos recorrer la estación en sentido antihorario, y después regresar. El primer vistazo al plano de pistas nos impresionó: tal solo una azul?? Vaya, aquello parecía muy cañero… Ningún problema! Cogimos la primera silla e iniciamos la primera bajada. Horrorosa. Ya habíamos tenido noticias de vientos bastante fuertes en altura la tarde anterior, y parecía que había sido cierto. Las pistas estaban totalmente peladas a causa del viento, y la base descubierta era bastante fina, tanto que afloraban pequeños guijarros entre la nieve. Nieve dura, piedras, pistas pendientes, bastante gente en esa zona y luz plana por momentos; no tenía pinta de fuese a ser nuestro mejor día…
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Decidimos movernos al siguiente remonte, pero las pistas que partían de él, más de lo mismo. Un par de bajadas para poder alcanzar el primer remonte del otro lado de la carretera, a ver si allí estaba mejor. Pero no; de nuevo una pista cuasi-vertical, con una placas tremendas que se podían esquiar perfectamente, pero no con agrado. Isa amenazaba con una retirada temprana, pues ella la nieve dura la lleva peor que yo. La siguiente silla tenía una orientación un poco diferente, y un nombre curioso: Dreiseenbahn, en alemán Silla 3 Mares, como la que lleva al pico del mismo nombre en Alto Campoo.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
La sorpresa nos la llevamos al bajar de la silla. Con aquella orientación, el viento en lugar de llevarse la nieve de las pistas, la había removido pero allí seguía. Como ya habíamos visto el paisaje de la estación, con el embalse al fondo y una tremenda presa por la parte izquierda, a mayor altura que las mismas pistas, decidimos quedarnos jugueteando en aquel sector. Teníamos a nuestra disposición la silla “3 Mares”, otra más abajo y una enfrente de la parada de bus donde nos habíamos apeado, con unas tremendas góndolas de 6 butacones individuales calefactados. Aquello era vida! Y la pista negra que le daba acceso estaba de vicio!

Por tanto, allí seguimos hasta que el tiempo empezó a jorobarse. Primero empezó a nevusquear, pero después ya bajó la nube, la nevada se hizo más intensa y la visibilidad se nos fue. Así que era un buen momento para parar en el Drei-Seen-Hütte que nos quedaba al inicio de la bajada, y dedicar el resto de nuestra estancia alli a comer unas salchichas y beber unas cervezas. Eran las 3 y media pasadas, así que tampoco se nos había dado tan mal el día!
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
Todavía nos quedaba una buena bajada hasta el autobús, que hicimos con buena nieve, pero bastante mala visibilidad. Esquí de sensaciones era lo que tocaba. Lo que si vinos a media bajada fueron las luces del autobús que salía del pueblo, así que aligeramos el paso para alcanzarlo, pues no nos apetecía nada esperar al siguiente en medio de la nevada. Llegamos bien, con un par de minutos de antelación, y nos subimos. Eso si, tardó un buen rato en vaciarse, y hasta ese momento el trayecto fue bastante incómodo, pues iba atestado de gente.

Llegamos de regreso a Innsbruck y lo que arriba era nieve, abajo era lluvia. La noche invitaba poco a salir, pero todavía nos quedaba faena… Necesitábamos una PCR o un test de antígenos para entrar en Portugal; lo teníamos asumido y habíamos pensado en hacernos un test en el mismo aeropuerto, a la vuelta. Sin embargo, desde el día 25 Alemania también pedía PCR a aquellos viajeros que hubiesen estado en España o Portugal en los últimos 10 días, y aunque nosotros íbamos a estar de paso, lo cual era motivo de exención, no las teníamos todas con nosotros. Por lo que preferimos llevarnos nuestra PCR hecha desde Austria. Localizamos una farmacia en el centro qeu al precio de 25€ por el test Ag y 30€ por la PCR (100€ es lo que cuestan en Vigo normalmente…), nos garantizaba tener el resultado a tiempo para entrar en Alemania, pero no sabíamos cuando nos podrían atender. Así que decidimos, bajo el aguacero, acercarnos al centro para hablar con ellos y coger una cita. Teniendo en cuenta el período de validez de 72 horas, haciéndola el 31 teníamos plazo de sobra, por lo que nos dieron cita para el día siguiente a las 9 de la mañana.

Terminando el 2021 en Innsbruck

Trenes y pistas de carreras de coches de mi infancia… Peligro!! Y cómo resistirse a comprar una ratrack teledirigida???
Trenes y pistas de carreras de coches de mi infancia… Peligro!! Y cómo resistirse a comprar una ratrack teledirigida???

Estábamos en el centro, aunque completamente calados, al menos el calzado y los bajos de los pantalones. No nos apetecía que nos entrase una tiritera cenando, así que un día más optamos por cenar en casa. Tomamos el autobús para no acabar de empaparnos, y al llegar preparamos la cena y una cerveza para dar por concluido nuestro cuarto días de esquí, con la satisfacción de haber resuelto un trámite que días atrás bullía en nuestras cabezas..
 


30 de diciembre, Stubaier Gletscher

Llegó el gran día, pero un poco chafado. Era la jornada elegida para subir al glaciar del valle de Stubai, el más grande de los esquiables de Austria, y también la estación más grande del viaje. Sin embargo, la fina lluvia que nos recibía en Innsbruck la tarde anterior, seguía pertinaz martilleando el suelo. Haciendo caso del dicho, confiamos en que aquello arriba fuese nieve, y nos echamos a la calle un día más.

La parada de todos los días, el bus M la estación central y el 590 desde el andén B nos llevarían al fondo del valle de Stubai, previo pago de 3,90€ por cabeza. Gran parte del camino, hasta Fulpmes nos lo conocíamos, del día que subimos a Schlick 2000. Pero a partir de allí todavía quedaba un buen trecho hasta el glaciar. Concretamente, todo el recorrido demora 1 hora exacta.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Cuando llegamos, la lluvia, que nos había acompañado durante todo el trayecto en bus, seguía insistiendo en quedarse; demás, una nube tapaba la visión de lo que nos esperaba arriba, que a tenor de la meteorología, no parecía nada halagüeño. Pero habíamos ido a jugar, así que compramos los pases y nos metimos en una de las fabulosas cabinas del 3S Eisgratbahn, que previo paso por una estación intermedia, nos dejaría en el mello del área de esquí.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Ese día teníamos un compromiso. Por medio del gran amigo Jairo, habíamos entrado en contacto con Mediloe, una compañera forera que trabaja como profesora de esquí en la escuela del glaciar, y que nos había dado buenos consejos para el viaje. Aprovechando que estábamos allí, habíamos quedado con ella para conocernos e invitarla a una cerveza, en agradecimiento por su amabilidad. Habíamos quedado con ella a las 12, por lo que no teníamos demasiado tiempo de ponernos a explorar a lo loco, pero si para hacer un par de bajadas. Decidimos tomar la pista 4, una azul un poco atestada de gente a esa hora, que nos bajaría a la parada intermedia del Eisgratbahn. Si juntamos la pereza de la primera hora, las hordas de esquiadores y visibilidad limitada debido a la lluvia en la máscara de ventisca y la luz plana por la nube que estaba metida, aquella bajada fue un desastre. Pero, sin embargo, la nieve se conservaba perfectamente, incluso a pesar de la ligera lluvia! Así que algo positivo sacamos de aquel descenso.

Al llegar abajo tomamos esta vez la cabina de 6 Gamsgartenbahn, que nos llevaría al núcleo de servicios de la estación, donde están la escuela, el restaurante, baños, alquileres… Sin embargo, todavía era temprano y nos dio tiempo a hacer una bajada al mismo lugar anterior, esta vez por una pista roja, la nº 2. Más de lo mismo, más condiciones pero buena nieve. Sin embargo, esta vez, a mitad de bajada, parecía que la nube se había elevado y la visibilidad mejoraba. Poco a poco íbamos haciendo.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Cuando regresamos en el Gamsgartenbahn, Esther nos esperaba fuera de la escuela. Tenía una breve pausa para comer entre clases y aprovechó para venir a presentarse y saludarnos. Quedamos en vernos más tarde, a las 3, y ya tomarnos algo relajadamente. Así que decidimos aprovechar el tiempo. Esta vez decidimos quedarnos por aquel sector de la estación y subir en dirección al Schaufelspitze, el pico más alto del glaciar. Hicimos una bajada que nos llevó a una zona de perchas montadas sobre pórticos móviles, típicos de los glaciares, que permiten reubicar los medios mecánicos según se mueve el hielo. La primera bajada la hicimos rodeados por una nube, pero con tan buena nieve que decidimos repetir, pues a pesar de la baja visibilidad, se podía esquiar muy bien. Sin embargo, en la segunda bajada, la nube decidió irse, y por fin pudimos hacer una bajada disfrutando del paisaje.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Convenía darse prisa, no fuese que las condiciones no durasen… Pero duraron toda la tarde, por fortuna. Hicimos alguna bajada más, otra hasta el fondo de todo para coger de nuevo el Esigratbahn y volver a cambiar de sector, nos entretuvimos en la zona de perchas del otro lado, volvimos a bajar… Así hasta la hora convenida con Esther. Cuando llegamos junto a ella en el núcleo de la estación, volvía a chispear. Salvados por la campana!! Esther ya se había despojado de sus bártulos de esquiar, pues los deja en la escuela, me manera que bajaría en cabina; pero nosotros aún aprovecharíamos la última bajada esquiando, y nos reuniríamos con ella en la estación intermedia. Allí, bajando en una de aquellas cabinas de 6, vivimos una de la situaciones más surrealistas del viaje: antes de que se cerrasen las puertas, asomó la cabeza una chica austríaca, llamó a sus 2 compañeras y se nos metieron dentro. Sin mascarillas Para qué?
 

Ojo al detalle para la cabeza… Si es que piensan en todo!!
Ojo al detalle para la cabeza… Si es que piensan en todo!!

Casi aguantando la respiración llegamos abajo, y nos fuimos a uno de los restaurantes que hay el lado del parking de los autobuses, donde antaño había fiesta a raudales. Ahora se concentran allí los profes de la escuela de esquí y poco más. Nos tomamos una cerveza y charlamos de todo un poco, viajes, de nuestros gatos, de la vida en Austria… Cuando llegó la hora de irnos, Esther amablemente se ofreció a bajarnos a Innsbruck en su coche, de manera que tardaríamos un poco menos que en autobús. Nos llevó a hasta la puerta de casa y allí nos despedimos, deseándoos un feliz Año Nuevo y volver a vernos en alguna otra ocasión.
 


31 de diciembre, Ranggerköpfl (y Nochevieja)

El día volvía a amanecer pocho. El plan había sido toda la semana dejar para el último día la estación de Norkette, la más cercana a Innsbruck, que habíamos estado viendo por la ventana en cada desayuno. Sin embargo, la página web mostraba un severo aviso de que la estación había estado cerrada el día anterior por riesgo de aludes, y no parecía actualizarse. En cualquier caso, nuestra primera misión era ir a tomarnos las muestras para la PCR, y después ya decidiríamos.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Llegamos a la farmacia ataviados con todos los enseres de esquí, y nos hicieron pasar al rato. Tras hurgar en nuestras napias nos despedimos y salimos a la calle con la intención ya de tomar una decisión de dónde esquiaríamos. En la web de Nordkette ya aparecían remontes operativos, pero tan solo 1 pista azul en toda la estación. Ya no es que ella sea muy grande, pues su valor reside en los fuera de pistas que hay con buena nieve; pero no era el caso, y 1 sola pista abierta no era razón suficiente para acercarnos hasta allí. Por tanto, con todo el dolor de nuestro corazón por no poder cumplir con el programa previsto, descartamos Nordkette y empezamos a considerar otras opciones. Podríamos repetir cualquiera, y volver al glaciar era tentador, pero era un trayecto muy largo. Y en la zona había todo un enjambre de pequeñas estaciones en las que poder pasar mediodía, que era Nochevieja y no teníamos pensado achuchar hasta última hora. Y así, un poco a voleo, decidimos ir hasta Ranggerköpfl.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Un solo transbordo desde el centro nos llevaba a pie de pistas, en el pueblo de Oberperfuss. Se notaba el día que era, con un ambiente muy festivo entre toda la concurrencia. Allí se congregaba todo tipo de personas dispuestas a disfrutar de un día en la nieve: esquiadores alpinos, traveseros, gente con trineos e incluso los que subían de paseo con perro o con niños pequeños. Lo segundo que nos sorprendió fue el pedazo de remonte de cabinas que tenían allí en aquel pequeño pueblo; y lo tercer, lo pelado que estaba todo; la lluvia había hecho estragos, y únicamente sobrevivía una cinta blanca de nieve de cañón que permitía descender hasta abajo del todo, aunque su aspecto no fuese muy saludable.


Llegamos al final de la cabina, tras pasar una parada intermedia, y vimos que inmediatamente nos tocaba coger un telearrastre larguísimo, que parecía perderse más allá de la cumbre. Lo cogimos, qué remedio! Al llegar arriba, una gran cruz coronaba la explanada de llegada, desde donde se divisaba un vasto paisaje de las montañas tirolesas, llegando incluso a divisarse alguna estación de esquí al fondo, por la orientación probablemente Kühtai (aunque no puedo jurarlo). Allí arriba se congregaba una muchedumbre de gente al sol, picando algo, pero en muchos casos, dando buena cuenta de botellas de Sekt, que es como llaman aquí a cualquier clase de vino espumoso. Estaba claro que era un día de poco esquí, y más para estar entre amigos, despidiendo el año. Y aunque nosotros dos estábamos solos, como somos buenos amigos, estábamos dispuestos a lo mismo.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck
 
La estación era lo que se veía: una pista que bajaba a la percha, seguís hasta la parada intermedia y se prolongaba hasta la base de la estación; no había más. Decidimos bajar hasta la parad intermedia y regresar. Durante el descenso vimos un local, el Rosskogelhütte, y decidimos que ahí pararíamos más pronto que tarde. La verdad es que la nieve soleada estaba estupenda, cremosita, y disfrutamos mucho de la bajada. Incluso hicimos otras 2 más, haciendo un poco el ganso y divirtiéndonos. Pero la la 4 ya nos dio la hora de comer y nos paramos en el Hütte. No había mesas libres más que en el interior, pero la terraza al sol invitaba mucho más a sentarse en el exterior. Vimos que había movimiento en una mesa y nos dirigimos hasta allí; pero otra pareja local ya la tenía reservada. No obstante, al ver que solo éramos 2, se acercaron a nosotros, empezamos a entablar conversación y nos acabaron invitando a compartir mesa. Un rato después, se instalaban también allí un matrimonio local ya algo mayor con un amigo. Y allí estábamos, comiendo Gulaschsuppe y bebiendo cerveza en Nochevieja con unos desconocidos, y tan ricamente. Se estaba muy a gusto allí, y tras el postre todavía prolongamos la sobremesa hasta que el sol se escondió y empezó a caer la temperatura. Aprovechamos para hacer un video de felicitación a nuestros amigos y familias, y bajamos esquiando, la última vez en aquel viaje, hasta la parada intermedia. Ni nos molestaríamos en llegar abajo del todo con los esquís puestos.
 

Terminando el 2021 en Innsbruck




Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Ya solo nos quedaba coger el autobús que en media hora nos dejaría en el apartamento. Los esquís al balcón a secar, y nosotros, ducha y a la calle vestidos de personas. No habíamos conseguido reservar nada en ningún sitio, pero ya iríamos viendo. El centro estaba lleno de gente paseando, y los bares y restaurantes estaban llenos de gente. Un gran ambiente de fiesta en la Marie Theresien Straße, con un espectáculo de música y luces proyectadas contra el Goldenes Dachl y edificios adyacentes, así como en la catedral.


Terminando el 2021 en Innsbruck
Terminando el 2021 en Innsbruck

 Después de deambular un buen rato, disfrutando del ambiente festivo, nos atrevimos a acercarnos al Stiftskeller cuando llegó nuestra hora de cenar (bastante más tarde que la de los austríacos). Y sorprendentemente, encontramos a la primera una mesa libre para los dos! Una primera ronda de cervezas de trigo y una ración de Obazda (una pasta de queso con pimentón) con su Bretzel para mojar dieron paso a un Innsbrucker Schnitzel (como el vienés pero relleno) para Isa y Tafelspitz para mí. Acabamos intercambiándonos los platos antes de pedir una ración de Apfelstrudel para compartir, la segunda ronda de cervezas (esta vez tostadas) y como colofón, un par de chupito. Nos habíamos pasado un poco.. pero qué narices, era Fin de Año!

Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Salimos a la calle y todavía dimos un buen paseo, llegando hasta la estación donde se coge el funicular a Nordkette, una espectacular instalación multipremiada, diseñada por la reconocida arquitecta iraquí Zaha Hadid. El mismo espectáculo de música y sonido del resto de la ciudad se proyectaba en el Hofburg. Aprovechamos el ambiente para empezar a hacer las llamadas de felicitación de rigor a nuestras familias, y ya poco más nos quedaba que ver las campanadas en el teléfono móvil y tomar las uvas. Eso si, antes dimos cuenta de un vaso de Glühwein, que además de estar bien rico y ser típico de estas fechas, ayuda un poco a entrar en calor. Volvimos caminando a casa, lo cual vino bien para ayudar a digerir tan opípara cena. No nos demoramos, pues todo el ocio nocturno estaba cerrado, y al día siguiente tocaba madrugar. Inauguraríamos el nuevo año con un viaje, en esta caso, de vuelta a casa.

Terminando el 2021 en Innsbruck

 


1 de enero, Innsbruck – Munich

Año nuevo, vida nueva… paparruchas. Hemos dormido 8 horas y seguimos teniendo que marcharnos a casa, así que nada ha cambiado. Prácticamente todos nuestros viajes a Austria los hacemos regresando el domingo, sobre todo por evitar el agobio por la cantidad de tráfico que hay en la frontera y cerca del aeropuerto los sábados, debido a la masiva vuelta de turistas. Noe era así en esta ocasión, pero el hecho de viajar en transporte público en festivo, nos hizo optar por la prudencia y volver en domingo igualmente.
 

Terminando el 2021 en Innsbruck
 
Nos levantamos, desayunamos e hicimos las maletas en un momento. Es muy sencillo con las bolsas clasificadoras de viaje que usamos. Pasamos una aspiradora rápida al apartamento (aunque estaba incluida la limpieza) y nos fuimos a buscar el autobús por última vez. En esta ocasión, pagamos el billete, porque realmente ya no teníamos forfait válido. 2,70€ cada uno, y nos fuimos a la estación de tren. Compramos 2 billetes en el próximos RailJet que pasaba en 40 minutos, con destino a Munich Hauptbanhof. En cuanto llegó en convoy, subimos, acomodamos el equipaje y ocupamos un par de asientos. El viaje fue tranquilo, al menos para nosotros; no tanto en el vagón. Una inocente confusión de un grupo de hicos yankees con sus tutores, ocupando asientos reservados a partir de la parada de Wörgl, terminaron en tumulto. Los usuarios de los asientos, una familia holandesa bastante numerosa comenzaron a reclamar sus plazas, como es obvio, para, acto seguido, atestar el pasillo con la ingente cantidad de maletas que llevaban, dejándolo totalmente impracticable para el tránsito, lo cual derivó en un monumental cabreo de la revisora.
 
Terminando el 2021 en Innsbruck

 Asistimos a un nuevo espectáculo del trajín de equipajes al llegar a Munich, y ya con el paso franco bajamos del tren, salimos de la Hauptbanhof y cruzamos la calle a nuestro hotel, que estaba justo enfrente. Por 75€ teníamos una bonita habitación en el Europäischer Hof Hotel, muy cómoda, con una antesala muy práctica para dejar nuestros voluminosos maletones de esquí. Como era la hora de comer, bajamos al Münchner Stubn de al lado del hotel, una franquicia de la cervecera Paulaner. Estábamos en Munich, así que era menester tomar un Schweinshaxe y su correspondiente cerveza.
 

 Primer codillo del día
Primer codillo del día

Aunque teníamos ganas de siesta, resistimos la tentación y nos fuimos a patear un poco la Altstadt, pues siempre solemos llegar tarde anocheciendo, y esta vez había que aprovechar que teníamos tiempo. Entramos por la Karlstor, y fuimos pasando Frauen Kirche, Neues Rathaus, Altes Rathaus… y bajamos hasta la Isartor, el otro extremo del casco antiguo. Volvimos hacia atrás pasando por la iglesia de San Pedro y regresamos al hotel después de 2 horas largas de pateo. Ahora si, una cabezada antes de cenar que sabría a gloria.

Terminando el 2021 en Innsbruck

Terminando el 2021 en Innsbruck

Era muy habitual que nuestras cenas en Munich, durante mucho tiempo, fuesen en la Hofbräuhaus. Sin embargo, de un tiempo a esta parte nos hemos desencantado de ese lugar; si es cierto que hay mucha animación, pero la atención deja mucho que desear. Así que esta vez nos decantamos por el Haxnbauer, un local situado en la misma zona, conocido por su asador de codillos que se ve desde la calle. Y si, volví a pedir codillo, por segunda vez en el día. De hecho, pedí el plato que trae codillo de cerdo y de ternera. Buenísimos ambos, el de cerdo muy superior al de la Hofbräuhaus.

Terminando el 2021 en Innsbruck

Haxnbauer hace honor a su nombre, realmente...
Haxnbauer hace honor a su nombre, realmente...

 Tras terminar dimos otro pequeño paseo, además de la vuelta al hotel. La noche estaba fresca, así que caminamos aprisa. Compramos una botella de agua y subimos a la habitación. Había sido un día muy relajado, fenomenal para empezar el año haciendo lo que más nos gusta: viajar. Ahora ya solo quedaba una última jornada para llegara a casa.
 


2 de enero, Munich-Vigo

Último día, relajado y sin prisas. Bajamos a desayunar al buffet del hotel, volvimos a recoger el equipaje a la habitación y entregamos las llaves. Cruzamos la calle y estábamos ya en la estación de trenes. Compramos el billete en una máquina expendedora y nos fuimos al andén, sin agobios, que teníamos 20 minutos. Lo único a tener en cuenta era que el tren S8 se parte en una determinada parada, y mientras la cabecera sigue hacia Freising, es la cola la que entra al aeropuerto; por tanto había que tener precaución de subirse en el segundo vagón y poco más.

Terminando el 2021 en Innsbruck

Llegamos al aeropuerto en unos 50 minutos, y nos fuimos ya directos al mostrador de facturación de la Terminal 2. Ventajas de conocerse ya el aeropuerto. Con el sistema de cola única, la fila era inmensa, pero los que llevábamos equipaje fuera de medida estábamos en un mostrador aparte y solo tuvimos que esperar 4 turnos. Facturamos, depositamos el equipaje y a pasar control de seguridad. Tampoco ahí había mucha gente, así que lo pasamos tranquilamente y nos fuimos andando a nuestra puerta de embarque, que estaba al final del todo el sector. En 45 minutos embarcaríamos.

Terminando el 2021 en Innsbruck
 
En la zona de espera la situación era rocambolesca. A pesar de la situación pandémica que vivimos, mucha gente pasa de usar la mascarilla, o la usa mal. Y eso que es obligatoria en espacios cerrados! Y da igual que lo vean las azafatas de tierra o incluso la policía, que se pasea regularmente por la terminal: ni ellos dicen nada, ni quien no la lleva se molesta en ponérsela, al menos al paso de los agentes. En esos casos, lo mejor es protegerse unos mismo y que salga el sol por Antequera. Después se montó un guirigay durante el embarque. Portugal exige, además de un test negativo, un documento PLF (Passenger Location Form) para ingresar a su territorio. Nosotros lo teníamos, y lo habíamos subido pertinentemente a la web de Lufthansa, tal y como se nos había solicitado al igual que en el viaje de ida. Sin embargo, sin previo aviso, la compañía se sacó de la manga un “double check” y obligaba a que todo el pasaje fuésemos a la puerta de embarque contigua para comprobar de nuevo DNI, certificado de vacunación, test y formulario PLF, para ponernos una pegatina blanca en la tarjeta de embarque que acreditaría nuestro pase. Protestas de la muchedumbre y un proceso farragoso que acabó ocasionando que el vuelo saliese con bastante retraso.

Terminando el 2021 en Innsbruck

En un viaje siempre hay que poner fotos del ala del avión. Siempre.
En un viaje siempre hay que poner fotos del ala del avión. Siempre.

Pero en esas situaciones no queda otra que armarse de paciencia y dejarse llevar. Al final embarcamos, despegamos, volamos y aterrizamos en el aeropuerto Sá Carneiro. Presentamos nuestros documentos de entrada a una amabilísima persona del cuerpo de seguridad y nos fuimos a por los equipajes. Con ellos en la mano, llamamos a la compañía que nos custodiaba el coche, que apareció a los 10 minutos; cargamos los bártulos e iniciamos el último trecho del viaje.


Todavía tuvimos tiempo de detenernos en Póvoa de Varzim, un bonito pueblo costero, y comer en un restaurante donde habíamos reservado mesa por teléfono. La hospitalidad portuguesa es espectacular, y aquella sensación de sentirse como en casa reconforta mucho. Al igual que reconforta apretarse una buena posta de bacalhau à Narcisa, después de 1 semana entera comiendo carnaza. Al igual que reconforta ese magnífico café, o el olor a mar en la explanada del Casino… Da mucha pena cuando los viajes acaban, pero también hay una parte de alegría por volver a casa, y lo estábamos disfrutando a tope. Tanto que nos costaba irnos! El ambiente por las calles era muy festivo, y todavía nos paramos en una terraza a tomar un segundo café.
 

Mais um café!!
Mais um café!!

Pero había que irse, que nuestra tropa gatuna ya no tenía cuidadora para ese día; así que nos pusimos en marcha, y en poco más de una hora estábamos en casa. Caluroso recibimiento de nuestras fieras y a deshacer equipajes. Todavía pondríamos un par de lavadoras antes de caer rendidos. Había sido un viaje fabulosos, y estábamos contentos por haber vivido una forma diferente de viaje de esquí, alojados en una ciudad y desplazándonos en transporte público. Y además, no sentíamos esa tristeza tan común cuando se termina un viaje, pues solo la idea de pensar que en un mes 1 y 3 días estaríamos de vuelta en Sölden, nos borraba las penas de golpe.
 


Si quieres conocer más de cómo nos movemos por el mundo, en nuestro blog hay más viajes…

29 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    21/01/2022 13:30
    #1
    Menuda odisea alpina os habéis marcao BoogieMan

    Esquiar en tiempos difíciles tiene un sabor especial.

    Gracias por compartir esta a ventura que será de inspiración para muchos.

    Pepe

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    • Gracias!
  • #2
    Fecha comentario:
    21/01/2022 14:07
    #2
    Qué hace Recal con esa rubiaca?
    Luego me he dado cuenta que Recal no era, es mucho más guapo.....

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    • Gracias!
  • #3
    Fecha comentario:
    21/01/2022 14:11
    #3
    viaje guapo guapo, el transporte publico para subir a pistas es lo mejor.
    cerveza, jagerbombs.., que tal unos sambuquitas tambien??? :lol2:

    ps:esquis chulos y las bolsas para los bartulos tambien :)

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    • Gracias!
  • #4
    Fecha comentario:
    21/01/2022 22:08
    #4
    Un gran reportaje muy bien relatado e ilustrado. :+: :+: :+:

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    • Gracias!
  • #5
    Fecha comentario:
    21/01/2022 22:47
    #5
    He echado en falta una foto del Tiroler Grostl ese que dices es el mejor. Yo discrepo, fijo.

    Un abrazo grande a la bella y a la no tan bella!

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    • Gracias!
  • #6
    Fecha comentario:
    21/01/2022 23:30
    #6
    Bonito viaje de fin de año. Y diferente.

    Lo del tren de Munich a Austria es un gran invento que ahorra muchos marrones si uno planifica bien las cosas.

    Nos vemos por el norte, abrazos y besos desde muy lejos.

    SL2, ratón.

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    • Gracias!
  • #7
    Fecha comentario:
    22/01/2022 17:56
    #7
    a si me gusta que hagas caso a esce y uses el casco¡¡¡

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    • Gracias!
  • #8
    Fecha comentario:
    22/01/2022 20:19
    #8
    Gran report.
    :+:

    Saludos;

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    • Gracias!
  • #9
    Fecha comentario:
    23/01/2022 23:01
    #9
    Gracias por compartir.
    Innsbruck, vive del turismo y pese a que no hablamos de un pueblo, tiene creo recordar 125.000 habitantes, viven por y para el esquí y es para mi gusto, muy bonito.
    Es una maravilla y las estaciones que rodean a la ciudad, 9 están realmente bien. Desde allí, tienes infinidad de estaciones cerca y hablando de Alpes austriacos, es la capital por excelencia del Tirol.

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    • Gracias!
  • JAO
    JAO
    #10
    Fecha comentario:
    24/01/2022 15:11
    #10
    Pedazo de viaje y pedazo de reportaje (no le falta de nada)!!!!
    Y que no falte ese licorcillo del diablo (hasta mi hijo se ha aficionado a el) :diable:
    Gracias por compartirlo!!!!

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    • Gracias!
  • #11
    Fecha comentario:
    24/01/2022 15:22
    #11
    Sigo teniéndote manía, que lo sepas.
    Bonitas fotos y vale .... tambien el viaje, pero no te crezcas mucho que ya eres grande dabondo. :P

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    • Gracias!
  • #12
    Fecha comentario:
    26/01/2022 09:42
    #12
    ¡Vaya! Que reportaje más currao :+:

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    • Gracias!
  • #13
    Fecha comentario:
    26/01/2022 14:02
    #13
    Un filete reseco y un café que no sabe a nada.

    Y yendo por el mundo como indigentes.

    Vaya navidad ...

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  • #14
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:18
    #14
    #1 Gracias, Pepe!

    En los tiempos que corren, o te amargas, o te lías la manta a la cabeza.

    Nadie nos ha dicho que no podamos viajar; simplemente hay que cumplir más requisitos, y se hace necesario asumir ciertos riesgos. Pero vivimos en un mundo en que nos chorrea la información por todos lados (la desinformación también, lamentablemente), por lo que se impone enterarse, planificar y salir a disfrutar.

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    • Gracias!
  • #15
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:19
    #15
    #2 Estás tú para hablar de guapura, pichón... :diable:

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    • Gracias!
  • #16
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:22
    #16
    #3 La Sambuca y cualquier cosa anisada es kriptonita para mi... Mejor lo dejo para cuando toque esquiar en el Etna!

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    • Gracias!
  • #17
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:23
    #17
    #4 Gracias a ti por leerlo!

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    • Gracias!
  • #18
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:24
    #18
    #5 Tus deseos son órdenes, hamijo!

    Dale ahí:

    Un abrazote para ti también, meine lieber Große Kürbis!

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    • Gracias!
  • #19
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:27
    #19
    #6 Pues si, ciertamente lo es. Cada vez se me hace más bola bajar del aeropuerto hasta Austria, que aunque sena un par de horas en ocasiones, son en tráfico denso y no siempre buenas condiciones.

    Ya me planteo usarlo para algún que otro destino que no implique "safaritear" por estaciones distantes.

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    • Gracias!
  • #20
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:31
    #20
    #7 Siempre con protección, querido!

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    • Gracias!
  • #21
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:34
    #21
    #8 Gran paciencia la tuya, si has llegado al final! :lol2:

    Gracias por leer.

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    • Gracias!
  • #22
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:39
    #22
    #9 Efectivamente, no es una ciudad muy grande, del tamaño de mi adorada Compostela, per una ciudad al fin y al cabo, con todas las posibilidades que te da una vez dejas atrás las pistas cada día. Y el ambiente de esquí se respira en cada esquina.

    A mi me enamoró Axamer Lizum y me sorprendió Patscherkofel. Eso de meterle caso 1.000 metros de desnivel en cada bajada es alucinante!! Así iba el reloj a media jornada:

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    • Gracias!
  • #23
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:41
    #23
    #10 Un año, en St. Anton compartí una petaca de orujo de hierbas de mi suegra y los locales estaban dispuestos a abandonar el Jägermeister... :lol2:

    Gracias a ti por leer!

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    • Gracias!
  • #24
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:42
    #24
    #11 Que sepas que escribí el report solo por darte envidia... :diable:

    Un abrazo, chulo! A ver si te saco a rodar un día de estos, que el anticiclón nos deja.

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    • Gracias!
  • #25
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:42
    #25
    #12 Muchas gracias!! ;)

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    • Gracias!
  • #26
    Fecha comentario:
    26/01/2022 18:43
    #26
    #13 Desde luego eran mucho más sabrosas las lágrimas que sorbías mientras leías el report, envidiosa... :lol2:

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    • Gracias!
  • #27
    Fecha comentario:
    26/01/2022 19:37
    #27
    #18 Jodó, que viaje, payo!

    :lol2: :lol2:

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    • Gracias!
  • #28
    Fecha comentario:
    27/01/2022 01:52
    #28
    #22 Si Innsbruck, esta perfecto. Si tiene mas habitantes, quizás peor y si tuviera menos, pues mejor o peor. Lo que si se respira es esquí por donde vas como dices, eso se nota.
    Todos lo Alpes, tienen cierto encanto, pero hay zonas de Suiza y Austria, que estás como en un cuento.
    La zona francesa, como siempre se ha hablado de Alpes franceses y siempre era el primer lugar a donde acudías, pues ha estado muy masificado, pero hay estaciones de cuento también.
    Desde luego, le has echado un par y es una maravilla tanta información detallada y tantas fotografías.
    Te reitero las gracias por compartir.

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    • Gracias!
  • JAO
    JAO
    #29
    Fecha comentario:
    29/01/2022 11:43
    #29
    #23 Pues habrá que probar ese orujo :lol2: :lol2:

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