De camino, la luna, cual estrella de Belén, nos guiaba a nuestro alojamiento en Luz Saint-Sauveur, aún habiéndonos dejado el oro, el incienso y la mirra en casa 
El primer día de esquí en Grand Tourmalet fue tan bueno como frío. Hay menos fotos que las que el día merecía, pero entre la emoción de poder aprovechar el solazo y esa nieve estupenda y que no apetecía andar quitandose los guantes, pues es lo que hay. Con el Pic du Midi vigilándonos, recorrimos la mayor parte de la estación, cerrando el día con unas bajadas por la zona de Quatre Termes. Había gente cruzando la brecha para bajar a Ayges Cluses, esa bajada nos queda pendiente para otra oportunidad. 
El siguiente día estuvo dominado por la nieve. Volvimos a Grand Tourmalet y, luego de asomarnos a la zona de La Mongie, decidimos buscar cobijo en el bosque de Lienz, por sus pistas y también paseando entre sus arbolitos 
Para finalizar, visitamos Luz Ardiden en un día atípico que comenzó cubierto y con una ligera nevada pero que fue abriendo de a poco hasta darnos una tarde espectacular en la que por fin hubo tiempo para las sesiones fotográficas de rigor. 
No pudimos despedirnos de las estaciones el día de partida por el mal tiempo, así que luego de mirar las webcams y pasar por el centro de Luz a comprar algo de bollería para el camino, dimos el finde por bueno. Un finde en el que, a cambio de pasarlo super bien durante el día, por las noches lloré más de lo que he llorado en los últimos diez años, pero esa, esa es otra historia... 
En cuanto al tema gastronómico, la situación actual de la pandemia nos restringió bastante las opciones. Aún así, junto al amigo Raton700 y sus tirantes "Se disfruta o sino, nada..." tuvimos nuestra ingesta calórica en La Tasca, con el plato estrella, Le Fléau Medieval, del que adjunto GIF como documento 
