La vista desde el párquin de La Contienda y el hielaco que se pisaba no presagiaban un gran día pero, ya estábamos aquí, ¿no? Si salimos a pasear, salimos a pasear.
Por momentos, el sol parecía querer asomar, ¿quizás iba a haber suerte?
¡Y vaya que la hubo! Una vez en el collado, el sol apareció y las nubes remitieron, dejándonos un bajadón por una nieve polvo/compactada que me dejó temblando las piernas
Las bien ganadas comida y bebida fueron en el Juan Pito, rodeados de coloridos bosques otoñales
