El día comenzó, como de costumbre, subiendo el puerto de Belagua, con las nubes que iban y venían.
Una vez en la base, donde ciertamente no éramos los únicos, parecía que el sol nos iba a acompañar toda la subida. En los diez minutos que tardamos en arrancar, el panorama ya no era el mismo
Pero al poco rato ya estábamos saliendo del mar de nubes y aunque el día siguió frío, poder ver ese paisaje hace que todo valga la pena.
Una vez arriba, donde el viento picaba bastante, rápidamente quitamos pieles y bajamos. De regreso, esquiando hasta el coche
Mientras bajábamos a Isaba para disfrutar de una merecida comida, nos dejamos acompañar por esos bosques que ya han cambiado a su vestimenta otoñal
No pensaba que había caído tanto por ésa zona. Sin duda se ha llevado la palma ésta vez. Que maravilla salir foqueando y volver esquiando hasta el coche a principios de Noviembre. Todo un lujo al alcance de pocos, y pocos años. Bien hecho. 
