Esto no quita para que la experiencia haya sido alucinante y nos hayan quedado ganas de repetir… y cómo un sabio montañero dijo un día… La cumbre se consigue cuando estás de vuelta en el coche y tienes oportunidad de volver
Y sin enrollarme más paso a contar los detalles
Día 1. Empieza la aclimatación
Dado que una parte de la subida al MontBlanc es trepada, Pablo, nuestro guía, decide que pasemos el día en la arista de los Cósmicos, así además de aclimatarnos a la altura, podremos calentar las piernas (y vaya que se calientan…).
Quedamos a las 8:30 en la base de la Aiguille du Midi y desde ahí cogemos el teleférico que en pocos minutos nos lleva hasta la cima de la Aiguille. Esta aguja es accesible a todo el mundo en teleférico y aunque sea de turista, merece la pena subir al menos una vez en la vida. La sensación de inmensidad, la vista de los glaciares y de los picos más altos de Europa es algo que una vez visto no se olvidará fácilmente.
Desde aquí, a primera vista podemos ver el MontBlanc de Tacul (4248 m), a la derecha el MontMaudit o Monte Maldito (4465 m) y detrás el gran coloso, el MontBlanc con sus imponentes 4810 m. La ruta que recorre estas tres montañas hasta llegar a la cima del MontBlanc se conoce como ruta de los 4000s.
Además, es fácil reconocer otros picos conocidos, el Dent du Geant o Diente del Gigante (4013 m), Punta Lachenal (3613 m), y en días claros es posible llegar a ver la montaña más perfecta de los Alpes, el gran Matterhorn (4478m).
Una vez equipados bajamos la arista de nieve que lleva desde la Aiguille du Midi hasta LeValleéBlanche, esta arista no importa las veces que la hayas bajado sigue impresionando, aunque bien es cierto que cada vez la bajamos con más soltura.

Una vez bajada la arista de nieve recorremos el glaciar de Le ValleéBlanchepara llegar al Collado de los Cósmicos y al refugio del mismo nombre y de ahí a la mítica Arista de los Cósmicos, una de las más conocidas de la cordillera alpina. Esta arista es mixta de roca y nieve y se suele hacer con crampones, aunque nosotros, en este caso y dadas las condiciones decidimos hacerla sin ellos ya que, en la zona de roca, dificultan más que ayudan.

La Arista de los Cósmicos es de dificultad moderada, con pasos de dificultad III a V y dos rápeles, uno de ellos volado de alrededor de 20 m.
Cuando te aproximas al final de la arista una escalera permite llegar a la terraza de la Aiguille donde están todos los turistas haciéndote fotos y aplaudiendo como si fueses de otro planeta.



Y después de este gran día calentando motoresnos vamos a reponer fuerzas con una buena comida en Chamonix y a preparar la mochila para el día siguiente.
Día 2. 1ª Etapa. Chamonix-Nido del Águila- Refugio de Tete Rousse.
Existen varias rutas para subir al MontBlanc y nosotros decidimos hacerlo por la vía más concurrida, la vía Normal. Esta vía es la más fácil técnicamente hablando, aunque esto no quiere decir que sea fácil ni mucho menos, ya que hay algunas zonas con cierto riesgo a lo que hay que sumar la altitud que hace que cualquier esfuerzo por pequeño que nos parezca cueste mucho más que habitualmente, y las condiciones climatológicas. A lo largo del recorrido hay dos refugios, Refugio de la Tete Rousse (3167 m) y Refugio de Gouter (3817m). Generalmente se duerme en uno u otro dividiendo el ascenso de la siguiente forma.
Noche en Tete Rousse: Primer día 800 m de desnivel positivo y segundo día 1800 m de desnivel positivo y 2600 m de desnivel negativo.
Noche en Gouter: Primer día 1600 m de desnivel positivo y segundo día 1000 m de desnivel positivo y 2600 de desnivel negativo.
Una tercera alternativa es hacer 2 noches en refugio de forma que se sube más tranquilo, da tiempo a aclimatar si la aclimatación previa ha sido escasa, como era nuestro caso, y además da la opción de hacer cumbre el segundo o el tercer día aprovechando la mejor meteo.
Nosotros decidimos hacer esta tercera alternativa, así que el primer día quedamos a las 11:00 para coger un teleférico y posteriormente el Tren del MontBlanc, un tren cremallera que deja en el inicio de la ruta, el Nido del Águila. La historia de este tren no deja de ser curiosa, los franceses lo empezaron en 1909 para competir con el tren de Jungfrau que estaban construyendo los suizos, su intención era llevarlo exactamente hasta la cima del MontBlanc pero la dificultad de la empresa sumado al inicio de la 1ª Guerra Mundial hizo que los franceses, de la noche a la mañana, desistiesen de terminar el proyecto y lo dejaron tal cual, por lo que acaba en una empinada pendiente, dándote una ligera idea de lo que tocará subir después, pero, esta vez andando y con la mochila a cuestas.
La ruta hasta el refugio de Tete Rousse es fácil y accesible a cualquier persona con un mínimo de forma física. Consiste en un camino que discurre a lo largo de una pedrera, el camino está bien marcado y acondicionado para que recorrerlo no sea excesivamente duro. Durante el recorrido, las vistas hacia la derecha son imponentes con la Aiguille de Bionnassay y su estrecha arista, y el Glaciar de Bionnassay que llega hasta el valle.

Un poco antes de llegar al Refugio de Tete Rousse hay un refugio libre donde se quedan la mayoría de los turistas a hacer picnic. A partir de ahí la subida se complica un poco pero no en exceso y el tramo final hasta el refugio consiste en atravesar el Glaciar de Tete Rousse para el que nosotros no llegamos a ponernos los crampones ni encordarnos.
Desde aquí Pablo nos enseña el Grand Coloir, más conocido por los españoles como “La Bolera”, nombre que a los franceses les hace mucha gracia, pero que realmente gracia tiene la justa. Este es el primer tramo comprometido de esta ruta y donde ocurren más accidentes por la caída de piedras desde la parte alta del coloir, de aquí es fácil deducir de dónde viene el mote de “La Bolera”… los montañeros son los bolos. Mañana nos tocará atravesarlo…
Como curiosidad, tras pasar el glaciar y unos metros antes de llegar al refugio hay una garita donde dos vigilantes controlan que todo el que pase de ahí lleva reserva al menos en uno de los dos refugios del recorrido y el material necesario para poder subir. Si te falta uno de estos dos requisitos, te dan la vuelta.


La subida hasta aquí es tranquila, cuando llegamos al refugio está empezando a llover así que nos metemos dentro para no empaparnos. A media tarde, la ligera lluvia se convierte en diluvio y por la noche los relámpagos iluminan el cielo.
A ver cómo amanece mañana…

Glaciar de Bionnassay visto desde el refugio Tete Rousse
Día 3. 2ª Etapa: Ascenso al refugio de Gouter.
Inicialmente nuestra intención era salir a las 6:00 de la mañana de Tete Rousse, llegar a desayunar al refugio Gouter y si aún teníamos fuerzas y ganas hacer cumbre este mismo día, para después bajar a dormir a Gouter.Pero la meteo nos trastoca los planes. Después de estar relampagueando toda la noche bajamos a desayunar y la lluvia (ahora en forma de nieve) y los relámpagos siguen, así que vuelta a la cama y esperar que llegue un rato de buen tiempo que dan hacia las 10:00. A las 9:30 la nieve nos da una tregua y organizamos la mochila para salir, hacia las 10:15 estamos saliendo camino de Gouter.
Esta nevada de última hora, unido a las temperaturas bajas tiene una ventaja, y es que las piedras de La Bolera están más sujetas y no hay desprendimientos, así que salimos del refugio y poco después estamos cruzando La Bolera sin mayores sobresaltos.
La subida hasta Gouter es una bonita trepada en nieve y roca de 800 m de desnivel. En algunas zonas está equipada con cables lo que facilita la subida, pero es inevitable el tener que echar las manos al suelo y a las rocas para ayudarnos a subir.



Y por fín llegamos… en otras condiciones habríamos intentado seguir hacia arriba, pero vista la hora, las nubes, y la niebla decidimos dejarlo para el día siguiente y disfrutar de una buena comida, una mejor siesta y una magnífica puesta de sol

El refugio de Gouter es una gran obra de ingeniería y arquitectura colocada en medio de una montaña a 3835 m y capaz de aguantar vientos de más de 300 Km/h. Utiliza el agua proveniente de la nieve que se derrite y se calienta mediante energía térmica obtenida por placas solares y la luz se obtiene mediante energía solar. La comida se suministra dos veces a la semana mediante helicóptero y este mismo helicóptero se lleva la basura.
El sistema de ventilación y la temperatura interior se autorregulan dependiendo del número de ocupantes del refugio. Es muy cómodo y para ser un refugio de montaña está perfectamente cuidado y limpio.
Sinceramente, me sorprendió.


Día 4. 3ª Etapa y última. Refugio Gouter-Dome du Gouter-Refugio Vallot
Nuestro día empieza a las 2:00 de la mañana, es el día de cumbre. Desayunamos y a las 2:55 ya estamos preparados para salir. A la misma vez que nosotros, otras 10-12 cordadas tienen la misma intención.
Salimos y la primera bofetada de frío nos devuelve a la realidad. El frío es helador pero con el cuerpo caliente y tan abrigados como vamos no parece que vaya a ser un obstáculo. Empezamos a andar, los primeros 40-50 metros transcurren por una arista de escasa dificultad, y ya se empiezan a ver las primeras cordadas subiendo a la Dome du Gouter (4304m) montaña que queda ensombrecida por su hermana mayor, el MontBlanc.
Tras pasar la arista nosotros también empezamos a subir hacia el Dome du Gouter atravesando terreno glaciar, y aquí la cosa cambia radicalmente. Son 500 metros de desnivel haciendo zetas, que, con ese viento, esa temperatura y a esa altitud se convierten en una auténtica tortura. En la subida la única referencia son las culebrillas de luz marcadas por los frontales que van delante de nosotros y parece que la subida no tiene fin. Antes de llegar arriba, vemos a dos chicos bajar que han decidido volver. Nosotros tardamos 2 horas en llegar al Dome du Gouter, 2 horas en recorrer 500 m de desnivel, la sensación al subir es como si llevases plomo en los pies y por mucho que intentas avanzar más deprisa para entrar en calor, es imposible.
A eso le sumas los -20oC de sensación térmica y el viento y mi decisión es clara, sintiéndolo mucho, le digo a Pablo que nos damos la vuelta.
Desde el Dome du Gouter se puede ver un pequeño refugio libre, Refugio Vallot, que está a 4372 m de altura, decidimos llegar hasta él para entrar en calor y ver la salida del sol. Tardamos 30 min en hacer los últimos 70 metros que nos separan del Refugio Vallot. Por si aun tenía alguna duda de si continuar o no, estos últimos 70 metros se me hacen eternos, tan eternos que tengo la sensación de que es imposible llegar. Así que al entrar en el refugio la decisión está tomada.
El refugio Vallot es un refugio de emergencia para cuando las malas condiciones climatológicas sorprenden, por este motivo está prohibido dormir en él de forma planeada para ahorrarte el refugio Gouter. Este refugio está diáfano por dentro, solo hay un par de bancos y suelo de goma, y tiradas por el suelo hay un montón de mantas que en ese momento son mejores que la cama más cómoda.
En el refugio estamos alrededor de 1 hora hasta que sale el sol, algunas cordadas siguen hacia la cumbre, pero otras deciden, como nosotros, darse la vuelta. No merece la pena seguir en esas condiciones considerando que después hay que bajar 2600 m hasta el tren.

Ya recuperados, la bajada hasta el Gouter transcurre sin mayores problemas.

El paisaje durante la bajada es espectacular, el amanecer, las vistas de Chamonix desde el Dome du Gouter, el Dome du Gouter y el MontBlanciluminados con las primeras luces del sol son imágenes que jamás se me van a olvidar.

La verdad es que una vez ha salido el sol la vida se ve completamente diferente y de hecho creo que salir de noche fue uno de los principales errores que cometimos, porque con sol, aunque haga frío, la sensación no es tan desagradable.

Después de volver a desayunar en el Gouter iniciamos el camino de vuelta sin mucha pausa, ya que la Bolera hay que atravesarla a primera hora, porque cuando empieza a darle el sol aumentan las probabilidades de desprendimientos.
Cuando llegamos a la Bolera comprobamos el por qué de su nombre, delante de nosotros pasaron unos chicos que tuvieron que esquivar un par de piedras que pasaron volando a su lado. Nosotros tuvimos suerte y pasamos sin problemas.
Y aquí se acaba por este año nuestra aventura MontBlanc 2021. Una pena porque lo tuvimos muy cerca, pero lo importante es volver para poder intentarlo otra vez.
El año que viene con la experiencia de este año y cambiando algunos detalles del plan volveremos a intentarlo, y espero que esta vez sea con unos cuantos grados más y algo menos de viento…


Por último, me gustaría agradecerle a Pablo Herraez @pablohperpi_mountainguide, por la preparación de la ruta, su amabilidad, las fotos… y sobre todo por llevarnos de vuelta a casa sanos y salvos para que al año que viene podamos repetir, sin duda, otra vez con él…