Historia de un esquí (segunda parte)
Llevo viajando en avión en busca del mejor powder des de hace tiempo y salvo el sobrecoste que en algunas compañías aéreas supone viajar con tus esquís, realmente creo que es la mejor opción…primero porque son tus propios esquís y los conoces y manejas a la perfección y segunda porque al fin y al cabo, el alquiler también supone un gasto de dinero que habitualmente sale incluso más caro (hablamos de una semana o más de viaje). Por esa razón viajo siempre con ellos. Esta vez no fue excepción.
Viajamos con una maleta de hasta 23 kg, una trolley de cabina y el equipaje deportivo que no puede exceder de 23 kg (aquí incluyo esquís, botas, palos y mochila). Con Finnair no nos supuso un sobrecoste. ¡Así que, para al aeropuerto que vamos!
Facturamos sin problemas (no sin esa sensación de abandono que te invade, en el momento que ves tus esquís deslizándose por la cinta transportadora en dirección al avión).
Pillamos el primero de nuestros tres aviones que debíamos coger para llegar hasta Chitose. Todo muy cómodo, asientos buenos y escala en Helsinki sin recogida del equipaje (ya que lo recoges al entrar en tierras niponas, ya que el último vuelo se trata de un vuelo doméstico).Tiempo para una hamburguesa y hacer tiempo para coger el segundo avión.
Este fue el vuelo más largo, pero aun haciendo casi 10 horas de viaje, la ilusión con la ayuda de alguna película, hacen milagros.
Una vez en tierras niponas (en nuestro caso volamos hasta Nagoya) y ya oliendo el powder que nos esperaba, bajamos del avión con una sonrisa evidente.
Nos dirigimos a buscar el equipaje, primero la maleta y luego los esquís…. ¿y cuál fue mi sorpresa? ¡Mis esquís, que tanto me habían costado traer, no estaban!!!!
“Hablamos” con una chica del staff del aeropuerto (si, si entre comillas, ya que la comunicación en Japón es realmente dificultosa. No todo el mundo habla inglés, y el que lo habla lo suele hablar mal). Le explicamos que mis esquís no estaban. Rápidamente fue a hacer las comprobaciones necesarias. Pronto nos dio la mala noticia: en el avión no quedaba nada; mis esquís se habían perdido, seguramente en algún lugar del aeropuerto de Helsinki.
Tanto la rapidez con la que se movía la chica, como la creencia de que los japoneses son gente muy seria y eficiente en el trabajo, hizo que me sintiera algo aliviado. Los comentarios entre los compañeros eran de: tranquilo, esta gente sabe lo que hace….son gente seria.
Nos hizo rellenar un formulario interno del aeropuerto de Nagoya y nos dijeron que ya nos dirían algo en cuanto tuviesen noticias de mis esquís. Aún insistiendo mucho, no me dieron copia alguna y tuve que hacer una foto para tener algún tipo de garantía de lo ocurrido.
Documento que me hicieron rellenar en el aeropuerto.
Marché del aeropuerto de Nagoya hacia Chitose, otra vez con sensación de abandono, aunque esta vez se añadía tristeza y preocupación…los esquís se habían perdido, y junto a ellos mis botas, palos y mochila.
Una vez en el hotel y después de haber dormido poco, nos disponíamos a enfrentar nuestro primer día de esquí. Todo indicaba que iba a ser un buen día…había nevado durante la madrugada, y a ratos mientras desayunábamos, iban cayendo pequeños chubascos entre ojeadas tímidas de sol. Había un inconveniente: el maldito viento.
Aunque sabíamos que daban rachas muy fuertes, confiábamos en que estas no serían para tanto y que además, a lo largo del día irían disminuyendo.
Mientras desayunábamos, íbamos debatiendo donde ir: quedarnos en Moiwa o coger el Free Bus que ofrece el Lodge. Desde la ventana del lodge el aspecto de la montaña era insuperable y pensamos que en Annupuri (con más Gates en su dominio) podríamos esquiar más que quedándonos en Moiwa.
Así veíamos la montaña desde la ventana mientras desayunábamos.
Pero deciros, que en Japón son muy estrictos con las normas, y a poco que el viento azote, lo chapan casi todo dejando sólo abierto los remontes que dan acceso a las pistas verdes de su base.
No sé si fueron nuestras ansias o la esperanza real de que el viento aflojara (en algunos modelos así lo indicaba), hicieron que nos dirigiéramos rápidamente a las taquillas a comprar los forfaits, no sin antes alquilar unos flamantes Volkl Mantra y unas botas que a partir de ahora las voy a llamar Dalbello Chicle (hacía tiempo que no esquiaba con unas botas tan blandas). Tener en cuenta para los que queráis alquilar allí que algún material bueno tienen, pero no en todo ni en muchas cantidades. En este caso me quedé asombrado como en una tienda podían tener un esquí tan cañón y en cambio una mierda de botas como esas.
Mi única explicación sería que la gente suele viajar con sus botas pero no con esquís….en fin….tocó pagar la astronómica cantidad de 60 euros para ese conjunto…. ¿para qué? Para esquiar por una verde durante un ratito…. Bien, hasta que se nos hincharon las pelotas y decidimos patear hacia arriba para intentar acceder al menos a un bosque que tenía una pinta estupenda…. Pero ni eso, los Patrols bajaban de zonas superiores y no te dejaban ni siquiera subir andando….así que hacia abajo, no sin antes discutirnos con un Patrol para que nos dejara hacer un salto con nuestras palas, dentro del bosque, a escasos 20 metros de la pista, para al menos así hacer algo de provecho.
Así estaba ese fabuloso bosque que no pudimos completar….
Después de 10 minutos discutiendo e intentándole explicar que no íbamos a subir más, que lo único que queríamos era montar un salto para al menos, hacer algo más emocionante que una pista verde de 200 metros, el Patrol nos dejó por inútiles entonando una la frase “this is Japan and i’m Japanese” a la pregunta si hablaba inglés….De ese momento no olvidaré una de las frases del viaje que pronunció nuestro surfero Jota, con su exquisito spainenglish: “¡Here joder!”
Jota volando. Cada vez más arriba….
Xavi grapando bien.
Tras saltar varias rondas y hacer prácticas con el ARVA, nos fuimos de la estación no sin antes devolver los Mantra y las Dalbello chicle… La esperanza era llegar al hotel y recuperar mis esquís. Lamentablemente a nuestra llegada los esquís no estaban.
Empezó el segundo día como el primero: nevando, pero esta vez sin viento. Hoy el plan era quedarse en Moiwa y disfrutar de sus 2 fantásticas gates, aunque luego vimos que solo estaba abierta 1 (suficiente para pasarlo en grande).
Antes tenía que volver a alquilar el material ya que seguíamos sin noticias de mis esquís. Delante del lodge, a pie de pistas, había una pequeña tienda de alquiler de esquís, donde tenían un poco de todo. No había mucha variedad en tallas pero si de modelos.
Después de una larga negociación entre los trabajadores de la tienda y mi compañero Xavi y yo, llegamos a un acuerdo con ellos: Yo alquilaría el equipo completo con ellos, pero sin cerrar un número definido de días de alquiler. De esta manera me beneficiaba económicamente, ya que el alquiler de un día salía sensiblemente más caro haciéndolo día a día que en 2,3 o 4 días, y aunque mis esperanzas eran que los esquís llegaran esa misma tarde, sabíamos que podía pasar de todo. Pues bien, después de deliberar entre los compañeros, me decanté por unos Line supernatural de 100 mm de patín de la temporada anterior. Las botas fueron unas Lange de Freeride con desbloqueo de caña (esas ya no eran ningún chicle).
Para explicaros como fue el día, no seguiré escribiendo….más vale unas imágenes que mil palabras….mejor mirad el pequeño vídeo que os dejo aquí, de mi amigo Fernando en su primera bajada del día.
Después de un día agotador, nada mejor que una ducha y unas cervezas para olvidar las penas: ¡mis esquís aún no estaban!
Al terminar de cenar, gracias a la insistencia de mis compañeros, hicimos lo que teníamos que haber hecho el primer día, lo que voy a bautizar como: ¡la llamada más cara de mi vida!
Viendo que nadie me decía nada de mis esquís, decidimos llamar a la oficina de objetos perdidos del aeropuerto de Helsinki, ya que estábamos convencidos que mis esquís estaban allí. Antes establecimos contacto mediante un chat en la web de Finnar España, con un agente que nos facilitó el número de teléfono de la oficina donde teníamos que llamar. Hay que decir que le insistimos que nos hiciera él la gestión ya que estábamos en Japón y la llamada podía salir realmente cara. Se negó rotundamente (punto negativo para este trabajador que no quiso ayudarnos delante nuestra desesperación).
Pues manos a la obra: Xavi, con su buen nivel de inglés, se puso en contacto con la oficina y pudo hablar con una gran profesional que sí estuvo predispuesta a ayudar (Annike) y que gracias a ella pudimos encontrar los esquís (punto positivo para Annike). Llamada desde Japón a Helsinki: 60 euros….pero valió la pena.
Mis cálculos me hicieron pensar que al día siguiente por la tarde/noche mis esquís estarían allí, ya que nos dijo que los mandaba en el siguiente vuelo que era en breve. Pero mis cálculos no siempre son correctos y aún tuve que esquiar con los line dos días más.
Continuará……