


Las nubes bajas que me acompañaban en el valle, se convierten en sol y día agradable arriba. La nieve, mejor cuanto más arriba y mejor orientada.








A pesar de todo, no me acabo de encontrar cómodo, soy un esquiador del montón que disfruta por azules y rojas. Además, me canso enseguida, no suelo esquiar más de 4-5 horas, menos aún cuando es el tercer/cuarto día de esquí.
Y como la intención inicial no era venir aquí, después de esquiar me doy una vuelta por la urbanización (enorme) y me voy a buscar "otras nieves", es la ventaja de ir en autocaravana.
Decido emigrar a Val Thorens, y aunque al principio me arrepiento ya que el viaje se me hace largo, los dos días de esquí que me esperan allí me harán olvidar enseguida las "palizas" de conducir.
Me levanto madrugando cerca de Les Menuires, para no pillar atascos y aprovechar el día, sorprendiéndome una pequeña enfarinada que no aprecio arriba cuando llego a la urbanización.


Al fondo, el Montblanc.

Busco en las primeras horas de la mañana las laderas soleadas y me atrevo con mi primera negra (despacito) de los Alpes, Goitschel.

Poco a poco, me voy moviendo por la estación en el sentido de las agujas del reloj, buscando también altura. Da la impresión de ser interminable. Durante los dos días sólo esquié en Val Thorens, pero se veían pistas como para estar años por todos esos valles.



Aparqué (echándole un poco de morro) a pie de pistas, con temperaturas mañaneras de -12º, pero con una sensación de felicidad que me hacía estar impaciente por conocer nuevos lugares.

El día 3, búsqueda otra vez del sol mañanero en el Col de la Chambre...


y luego me voy a la zona de Orelle, suponía que tendría sol y, además, me parecía un riconcito curioso, colgado en otro valle diferente. Bajo por la azul Lory, una delicia, poco inclinada, ideal para jugar con los esquís, y que además transcurre por un valle idílico.


La vuelta a Val Thorens, tampoco defrauda.

Para no llamar mucho la atención, ya que llevo aparcado dos días en una zona de dudosa legalidad, me bajo a uno de los aparcamientos gratuitos de más abajo. Y ya que me he movido, empiezo a pensar en ir a algún último sitio. Y como no queda muy lejos, decido "echar" el último día en Les Arcs, esquiando allí el día 4. El Montblanc, omnipresente.

El valle al que da Les Arcs 1950 y 2000, me encantó, con nieve bastante buena en general.

Aunque la urbanización en sí me pareció fantasmagórica y muy fría, no le debe dar el sol gran parte del invierno.


Por último reseñar que me pareció muy curioso que se pudera esquiar por medio de la urbanización, igual que en Val Thorens.

Esta es mi primera reseña de un viaje de esquí, espero que os haya gustado. La experiencia ha sido increible (y creo que ha quedado demostrada mi locura por la nieve




Saludos.