Aún sin sol pero ya con bastante luz, llegamos a La Renclusa, donde la gente que hacía noche allí se sumó a los que veníamos subiendo desde abajo.
La concurrida línea de subida entre las piedras, en la cual sólo nosotros dos éramos esquiadores!
Llegamos a la nieve y calzamos esquís. Desde allí, siempre foqueando hasta la zona del Portillón.
Al llegar al Portillón, los esquís volvieron a la mochila y, luego de la destrepada, entramos de lleno en glaciar.
El sol estival finalmente me permitió dejar la chaqueta en la mochila y continuar con la vestimenta adecuada para estas fechas
Desde el descanso previo al último repecho, ya veíamos que la zona de la cima iba a ser una romería (no se alcanza a ver en la foto por falta de zoom, pero se veía petado de gente) . Además, sabíamos que la previsión era de lluvia por la tarde y las nubes que comenzaron a aparecer parecían confirmar esta previsión.
Así que llegamos al collado del Coronas y allí mismo quitamos pieles y comenzamos la bajada.
La bajada, divertida sobre todo en la nieve marrón que se dejaba esquiar muy bien, aunque con muchas zonas, sobre todo al final, donde los surcos dejados por las recientes lluvias hacían que girar fuera, digamos, curioso... Al final nos salieron casi 900 metros de desnivel esquiado, lo que no está nada mal! El porteo de vuelta se hizo pesado a pesar de la belleza de la zona
Tras muchas horas de actividad, nada como una buena weissbier para rehidratarse, y a las horas que llegamos a Benasque nos habíamos saltado la comida así que nos fuimos directamente a cenar. No hay fotos del entrecot que pedimos porque había mucha hambre acumulada y además estaba buenísimo! Pero sí que os dejo fotos de alguna otra degustación que hicimos.
Creo que ahora sí, podemos decir que la temporada 2017/2018 ha terminado y habrá que empezar a pensar en la próxima