10 razones para esquiar en primavera
Fin del invierno y llega la primavera:
Nieves cegadoras, sol, gente, calor al mediodía, y nieve dura en la mañana, ¡pájaros que cantan entre árboles! Esquiar entre pinos que huelen a madera. Se acaba la nieve de invierno, la que se oscurece a partir de las cinco de la tarde, la que corta la piel y congela las manos, y llega la nieve que brilla, la que disfrutan los niños y la que nos pone piel de carboneros con gafas. Por fin, en Marzo… llega la nieve con calor.
Sé que en los últimos años la primavera es cada vez más denostada como época para esquiar, tanto que muchas estaciones de esquí cierran antes de la Semana Santa (si esta cae entrado Abril) o justo tras ella (si cae a finales de Marzo). No voy a entrar en el dislate de si la temporada de esquí en la actualidad la queremos empezar y terminar antes de tiempo, sólo quiero dar algunos argumentos como gran defensor del esquí de primavera; ahí van únicamente algunos de ellos.
1º Los espesores de nieve en las pistas suelen estar en máximos al comienzo de esta estación, así que si no quieres pillar piedras, estos primeros son los mejores días. Y eso se sabe comprobando las vallas laterales que hay en las pistas.
2º La probabilidad de días soleados es mayor que en Invierno, por tanto aseguras poder esquiar más días en condiciones de buena visibilidad y disminuir las posibilidades de cierre de remontes debido a condiciones meteorológicas adversas.
3º Los días son más largos, por tanto el riesgo de circular por las carreteras es muchísimo menor, las placas de hielo (en caso de haberlas) suelen limitarse a los tramos altos de los puertos y por regla general, siempre de madrugada o primera hora de la mañana. Esto facilita los regresos a los valles desde los parkings en altura de las estaciones o las subidas en horarios de madrugador.
4º El inicio de la jornada de esquí comienza y termina con una luminosidad que ya quisiésemos durante los fríos meses de invierno y si hay que esperar por un transporte público para subir a pistas, eso se agradece y mucho.
5º Las temperaturas son más benignas lo que facilita llevar los peques a la nieve, permitiéndoles disfrutar de nuestro querido deporte en todo su esplendor. Con esto lograremos que se aficionen al mismo más fácilmente y su progresión sea más rápida. Atrás quedarán las caras y manos heladas y los llantos desconsolados de dolor ante un medio que debido a su corta edad exige que regulen bien su calor corporal, cosa que no ocurre. Sin frío, es más divertido tocar la nieve por un rato, embadurnarse en ella, tener menos miedo a caer, resbalar,…Sin lugar a ningún tipo de dudas, es la mejor época para los niños.
6º El disfrute que se puede realizar de las terrazas de las cafeterías en pistas a cualquier hora del día es indescriptible: el relax en las tumbonas, las bebidas azucaradas y las comidas llenas de carbohidratos que tanto gustan, sin problemas de visibilidad. Bueno… pensándolo bien, esto tal vez tendría que ser un hándicap para la práctica deportiva, ¿no?
7º Las ofertas para esquiar en estas fechas suelen tener unos precios imbatibles.
8º En un solo día te encuentras todo tipo de nieves, lo que hace aflorar tus carencias técnicas como esquiador y te permite mejorar la técnica.
9º El número de esquiadores en las estaciones es mucho menor con lo que se puede disfrutar mucho más de las pistas y la palabra “colas” desaparece por completo del vocabulario. Los pisteros, monitores, el personal de mantenimiento de la estación, de las taquillas,… más desahogado de trabajo, sabedor de esas últimas fechas, trabaja contento, feliz, conversador, pensando en el retorno a sus ciudades de origen. Una vez cerradas las pistas se reúnen en las cafeterías para conversar, formando parte de una comunidad de la que te hacen partícipe. Sus perros de montaña juegan con tus niños, y los bancos contra las paredes de los refugios son nuestros, de todos, mientras atardece despacio hablando de cambios para la temporada próxima, del regreso, de la familia. Se nos hace tarde a todos mientras llegan las frías noches limpias de nubes, perfectas para ver las estrellas.
10º ¡Qué decir de esa amalgama de excitación y tristeza que da saber que estás en las últimas bajadas de la temporada! “Las últimas” no porque uno lo decida así, sino porque es la Naturaleza quien lo impone. Esto tiene algo que te incita a exprimir cada bajada al máximo, con esa sensación de que estás esquiando como si no hubiese un mañana (porque realmente, no lo habrá).
11º Algo más con el corazón, pararte a oír el fluir del agua en un arroyuelo, sacarte los esquís y la cazadora y mientras oyes a los pájaros trinar, acercarte a un arroyo a refrescarte la cara sin más preocupaciones que cuando termines la jornada, decidir en qué terraza disfrutar de un magnífico baño de sol, con una bebida bien fría entre nuestras manos, rodeados de ese olor a refugio de montaña, de esos contrastes de la madera, la roca en las cumbres, el agua que fluye al valle, el verde que empieza a asomar en las zonas de praderío, rodeados de nuestro codiciado elemento blanco desvaneciéndose ante nosotros: Eso es algo que sólo nos brinda la primavera.
Así que si has llegado hasta aquí, ya sabes, hay que aprovechar las estaciones que hacen el esfuerzo de prolongar la temporada, por ellas y por nosotros.
¡Larga vida al esquí de primavera!.