Alpes 2018. Back on the road (3ª parte)
Y naturalmente, porque tenemos invitación. Nos ofrece tres días en varias estaciones eslovenas, pero decidimos quedarnos solo con la mas cercana, tanto para llegar como para continuar viaje. Todo esto porque queremos llegar a la quedada y que tengáis jamón y sidra. Porque ya se planteó lo de olvidarnos y olvidaros, y prolongar el viaje hasta agotar las invitaciones. Pero no.
Así que tras un trayecto de tan solo unos 90km. donde seguimos disfrutando de la vista de paisajes, areas de esquí y mas castillos, nos encontramos en Eslovenia como quien no quiere la cosa.
Hemos de repostar gas lo que nos obliga a adentrarnos algo en el país, lo que a su vez nos obliga a sacar la “vignette” correspondiente. Menos mal que se acaba la cosa, si no no nos queda parabrisas para tanta pegatina.
Y llegamos a Kranjska Gora. Un pueblo bien bonito, con todo lo que tiene que tener, sus casitas de pueblo, su iglesia de pueblo, sus arbolillos, sus puestos tipo navideño suizo que no se que hacen aquí, pero debe ser que también toca, el super, el Interesport que está en todas partes, y allí, en una ladera, varias perchas (vulgo teleskis) y alguna silla dispersa. El entorno natural, impresionante.
Iglesia y arbolillo.
Puestecillos en torno a la iglesia, modelo navidad en Suiza.
Sus casitas, su callecitas, un pueblo muy mono.
La visión de lo que viene siendo la parte del esquí, sin embargo, impresiona menos, y no parece que hace escasos tres días se haya celebrado aquí una prueba de Copa del Mundo. Suponemos algo escondido de primera vista.
Una vuelta por el pueblo, que hemos llegado en hora de merecer, cena de bar, como si fuéramos personitas de bien, el amigo se disfruta un fútbol en la tele, parece que importante, y luego a la camita.
Al anochecer, se encienden los focos, gran parte de la ladera y sus perchas están iluminadas para poder seguir esquiando unas horas mas.
Estamos en un área regulada de caravanas, muy cerca de remontes, y además, parece, sin coste. Como siempre. En este aspecto, la cosa va sobre ruedas.
Día 12, miércoles 7 de marzo del año 2018 de la era cristiana.
Amanece. Parece mentira lo poco que se fija uno en estas cosas, hasta que se pone a escribirlas. Pero amanece todos los días. Uno tras otro. Infalible.
Vamos a lo que vamos. Amanece. Nos disponemos a nuestras abluciones matutinas y los trámites de rigor, ya son todo en uno. El día, luminoso, soleado, una invitación a disfrutar.
Pertrechados pertinentemente, nos dirigimos s taquillas, nos dan el pase, y a pistas. Vamos trepando por la ladera, remonte tras remonte, hasta tener altura par apoder tomar la silla principal, que sube a la parte mas alta, desde donde se accede a las pistas mas animadas de la zona.
Kranjska Gora es una estación muy pequeña, y está mayormente orientada a un público familiar, iniciación, primeras progresiones, y esas cositas. Salvo por una zona de pistones rojos y negros que es donde se celebran las carreras de copa del mundo. Remontes mas bien antiguos en su mayoría, predominio del teleski y las pistas azules y verdes, salvo la citada zona, que realmente es del vecino pueblo de Podkoren. Bastante zona iluminada para nocturno. Mas allá de estas pistas, otras dos laderas con perchas y silla antigua dando servicio a mas pistas de iniciación.
Quizá es la que menos nos ha gustado como destino de esquí, solo la hemos considerado interesante por pasar un día por allí y conocer una pista de Copa del Mundo, lo que no pudimos hacer nosotros porque se celebraba una carrera internacional ese día.
Así que liamos de nuevo el petate, aprovechamos los servicios del área para dejar el Igloo niquelado, agua limpia lleno, aguas sucias vacío, gas repleto. Todo en orden para el siguiente tramo. Empezamos el recorrido italiano.
Nuestro siguiente paso, Valmalenco, pero decidimos regalarnos un día extra en algun lugar que nos venga de camino. La duda es ¿dónde?, ¡hay tanto para elegir!
La ruta nos lleva de nuevo a Austria para evitar el largo rodeo de bajar hasta Venecia y volver a subir desde Brescia a la Valtellina y Sondrio. Así que bordeamos los Dolomitas por su parte norte, pasando por Alta Pusteria/Sexten Dolomiten y Kronplatz, que descartamos para hacer algo mas de camino, hasta Bolzano, donde hacemos cónclave para decidir ¿dónde?
Pedimos consejo al que consideramos generalmente bien informado en estos temas dentro del foro, Zanna Bianca, que nos propone varias rutas con formas de evitar el Passo Tonale. Naturalmente, replantemos nuestro camino y vamos directamente al citado Passo.
Lo nuestro no tiene nombre. Es que ni caso, oiga, ni caso. Mañana seguimos.
Tengo a Salva avisado, en Italia se conduce “de otro modo”, pero no deja de asombrarse de como van por aquí las cosas. Yo, a base de haber andado por aquí, he llegado a la conclusión de que en este país, y no se me ofenda nadie, por favor (no cito nombres), es que las normas, señalización vertical y horizontal, y leyes varias son algo meramente orientativo que se interpreta según las circunstancias.
Día 13, jueves 8 de marzo de 2018, día de la Mujer Trabajadora.
Un recuerdo para MSE, que estará trabajando.
Nuestro destino, nuestra decisión, es regalarnos Madonna di Campiglio, si bien usaremos la puerta trasera para que no se entere nadie, y tras dormir en el simpático parking de la estación de autobuses de Clés, todo paz cuando paramos y actividad frenética a las siete de la mañana, rodamos hasta Marilleva, por donde nos internamos en el dominio de
Campiglio Dolomiti di Brenta.
Espectacular puede ser el adjetivo que mejor define este área de esquí.
No entraré en detalles, esta si que es una estación sobradamente conocida y nombrada en este foro, pero por mucho que cuenten, hay que verlo.
La zona de Marilleva, edificaciones modernas, mucho hormigón visto, podría haberlo firmado Higueras.
Las pistas, la nieve, la estructura en si del valle, con lugares para todos, pistas de todos los niveles, anchos, largos y dificultades. Espectacular ¿lo había dicho antes?
Transcurre el día explorando el dominio, nos vamos hasta el extremo mas lejano de nuestra entrada, el Passo Grosté. Mucha gente, aquí ha cambiado el público, y hay una mayoría de jóvenes, mucho snowboard, alguna que otra cola y algún remonte antiguo que atasca un poco el flujo. Pero sigue siendo espectacular.
El punto de conexión, al fondo passo Grosté. Para allá vamos.
Vistas desde lo alto de Grosté. Al fondo, los “otros” Dolomitas
El pueblo de Madonna, merece la pena una visita, en nuestro caso paseo obligado para conectar con el remonte que nos devuelve a la zona que deseamos para continuar. Puede que hubiese una alternativa menos caminada, pero no supimos encontrarla, así que paseito con esquís al hombro por la plaza del pueblo. Menos mal que eso aquí no llama la atención. En Marbella se hubiesen partido de risa.
Hemos de dejar la visita a la zona de Pinzolo, queremos seguir de viaje, y vamos volviendo hacia donde nos espera nuestro vehículo.
Mencionar que la zona de Marilleva-Folgarida, englobadas en la denominación de Val di Sole, ya dan de si bastante para un par de días de esquí, sin cambiar al valle de Campiglio, y que proporciona tres entradas alternativas a éste menos masificadas, y seguramente (no lo hemos comprobado) mas asequibles en cuanto a alojamiento y estancia.
Val di Sole, haciendo honor a su nombre. A modo de curiosidad, por todas partes plantaciones de manzanos. Pero sidra, como en Asturias en ninguna parte.
Así que hacia las tres de la tarde seguimos trayecto, esperamos estar en Chiesa in Valmalenco en un par de horas, pero el azar se interpone en nuestra ruta en forma de accidente de tráfico, por fortuna sin consecuencias fatales, que corta el puerto durante mas de una hora, y nos retrasa además de cortar un poco el buen rollo que llevábamos.
Las vistas del Passo nos devuelven la sonrisa.
Nuestra ruta nos lleva por la estación que toma su nombre de la ruta, Passo Tonale y el vecino pueblo y estación de esquí de Ponte di Legno, ambas unidas mediante una larga cabina que lleva del pueblo hasta el paso. Esta era la otra alternativa que habíamos previsto para esquiar hoy, al pasar por el lugar estamos a punto de hacer otra parada extra.
El resto de camino, sin incidencias reseñables nos lleva hasta nuestro destino por el passo de Áprica. Nueva estación, mas pequeñita y menos atractiva y construcciones en el monte que desentonan un poco con el ambiente general de montaña.
Tornante va, tornante viene, aparecemos en la Valtellina, que siempre me ha parecido uno de los valles menos agraciados de lo que he conocido en Alpes. Esta vez es la primera en invierno y parece que lo miro con otros ojos menos críticos.
Breve parada en supermercado en Sondrio y hasta el aparcamiento del teleférico de Valmalenco, llamado Snow Eagle, y que da la impresión de que allí no se esquía por parte alguna. Equivocación grave.
Mañana lo comprobaremos.
Día 14, viernes 9 de marzo, 2018, según los calendarios y Google.
Un nuevo día luminoso.
Vuelve a salir el sol. Estamos junto al remonte que da acceso a la estación de Valmalenco, como habíamos dicho, y por allí lo único que se ve es este impresionante funicular, que salva un desnivel superior a los 1000m. sin ningún soporte intermedio entre salida y llegada, ambas a la vista.
Lo de esquiar no se ve por ninguna parte, pero algo habrá cuando esto está llenos de gente con pinta de querer hacerlo.
Efectivamente, cuando nos incorporamos a la corriente humana y subimos hasta arriba, la realidad es la que tiene que ser. Una pequeña y muy simpática estación de esquí.
El valle, desde arriba.
Valmalenco es una pequeña estación situada sobre el pueblo de Chiesa in Valmalenco, al fondo del valle de su nombre, unos 15km. Al norte de Sondrio, capital de la Valtellina. Declara 40 km. de pistas, pero la impresión es que cunden mucho mas. Algunos pistones negros y rojos, cañeros, zonitas de pistas azules de iniciación y otras largar, fáciles y divertidas, que no importa repetir una y otra vez. Enorme densidad de baretos por metro de nieve, bastante gente, pero muy bien repartida. Y muchas zonas entre árboles, que personalmente, me encantan. Ninguna cola reseñable. Buenos ratos, muy buenos. La impresión en el mapa de pistas no hace justicia a la realidad. Además, todos los alrededores de pista son muy utilizables, mucha zona con muy buena pinta, alguna de las cuales cató el esquiador frenético.
Diversas vistas de la estación. Seguramente no las mejores, pero es que cuando son las mejores, prefiero seguir esquiando a parar a hacer fotos.
Nieve, hay.
Reponiendo fuerzas, para luego.....
….echarse al monte
Estuvimos a punto de no venir, a pesar de tener invitación para cuatro días, pero no nos arrepentimos nada de haberla conocido.
Bajamos.
Una vez de vuelta a nuestro hogarmovil nos damos al jamón y a dormir, tras confirmar que en este lugar lo que no hay es vida después del esquí.
Mañana mas, aunque las previsiones no son optimistas. Parece que acaban los días luminosos.
Y efectivamente, se volvió a oscurecer el cielo, lluvia y nubes hasta la parte baja.
Continuamos viaje hasta Monte Rosa.
Esto ya es cosa del siguiente trozo.